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Testimonios

El objetivo de este blog es el de divulgar conceptos de Neurociencia que puedan ayudar a comprender y afrontar los estados de padecimiento y disfunción que aparecen en ausencia de una lesión-enfermedad que los explique y justifique debidamente.

Know pain, no pain es el lema: comprender ayuda a minimizar el dolor.

La intervención pedagógica, bien sea con la simple lectura de blogs y libros que siguen esta línea, o con la asistencia a cursos de pacientes, produce efectos variables. Sólo disponemos de resultados con los grupos: más del 70% mejoran en más de un 50% respecto a días de dolor y consumo de calmantes en  el caso de la migraña.

Algunos lectores del blog han leído mi libro (Migraña, una pesadilla cerebral) o han asistido al curso de migraña. Algunos han mejorado sustancialmente, otros de modo moderado, otros siguen igual y otros puede que hayan empeorado.

Generalmente los testimonios que recibo son positivos pero soy consciente de que hay un sesgo a favor de ellos. Sospecho que hay lectores a los que la pedagogía no les ha aportado ningún beneficio. Puede que se sientan decepcionados y defraudados. Puede que alguno se sienta culpable, incapaz de conseguir lo que otros consiguen. Puede que algunos se resistan a contar su «fracaso» para no desanimar a los demás.

La falta de respuesta a la pedagogía tendrá múltiples explicaciones. Cada padeciente es un caso distinto que requeriría un abordaje individual sin la seguridad de que podamos desvelar los motivos ni aportar soluciones.

Este finde me he reunido con varias colaboradoras del blog para tratar la cuestión peliaguda de las causas que bloquean el efecto positivo. La teoría de la pedagogía es simple: el dolor, en ausencia de daño relevante, emerge de un error evaluativo cerebral, de una apreciación de amenaza que no está justificada. Saber que eso es así podría hacer ver al cerebro el error y corregirlo. El individuo puede hacer valer su convicción y actuar de modo coherente, desviando la atención de las propuestas cerebrales y centrándose en la actividad programada.

Algunos padecientes comprenden y aceptan los contenidos, la teoría, pero no consiguen modificar la situación.

¿Algo falla? ¿Algo hacen o hacemos mal? ¿Deberíamos aportarles herramientas adicionales, pautas, estrategias, terapias..?

No tengo respuestas a las preguntas.

Por todo ello serán bien recibidos los testimonios de padecientes que no han obtenido los resultados apetecidos, con las reflexiones oportunas. Les animo a contar su experiencia y opinión en el blog con la seguridad de que lo que relaten será muy valioso.

Cada padeciente deberá explorar su vía de aplicación de la teoría pero los relatos de otros, sean positivos o negativos pueden aportar claves decisivas.

En ningún caso culpabilizamos a quien no consigue resultados. Soy consciente de la dificultad de poner en práctica lo aprendido y de los límites que impone el propio dolor, obligando a quien lo sufre a actuar del modo contrario al que quisiera.

No pain, no pain. Es el lema de muchos padecientes. Lo que me quite el dolor es lo que creeré.

Las creencias condicionan el dolor pero el dolor también condiciona lo que estamos dispuestos a creer.

A lo dicho. Serán bienvenidos todos los testimonios.

Ahora estamos en GoiGroup

Este blog es solo la punta del iceberg, hay mucho más.

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42 comentarios en «Testimonios»

  1. He leído tu iniciativa y me parece del todo positiva. He escrito pocas veces en tu blog, pero cada vez me veo más motivado a hacerlo. Sí, es cierto que sigo todos tus argumentarios y libros afines y me inquieta el mundo de la biología cerebral. También he leido el irrenunciable libro de Arturo “Migraña: Una pesadilla cerebral” y otro no menos inquietante “Explicando el dolor”.
    Bien, sobre mi experiencia, he formado parte de un programa sobre el dolor crónico, o más concretamente sobre la Sensibilización del Sistema Nervioso Central, por una serie de dolores inespecíficos, irradiados por mi cuerpo: lumbares, caderas, fasciculaciones, migrañas… un sin fin de síntomas “rodantes” por mi perímetro corporal…, arrastrados durante muchos años. (no estoy exentos todavía de ellos). Ni que decir tiene, las innumerables pruebas de imagen por descartar “algo”. Para no extenderme con todo esto, diré que fue un poco por casualidad que llegué a un centro en donde el profesional que me atendió, ya advirtió como se debería tratar esta situación (En mi se estaba produciendo un desasosiego físico, emocional, social y de relación personal y familiar). El profesional es el profesor Rafael Torres, que sometió mis sesiones a un programa sobre la fisiología del dolor, una vez evaluado, observado y descartado algún problema físico que motivara esa respuesta de mi organismo al dolor: daño sin dolor. Se programaron sesiones que avanzaron en el entendimiento de los nuevos aspectos de la neurociencia y la fisiología del dolor y, pese que en un primer momento tuve mis resistencias ante este nuevo paradigma en el que se desvincula un “algo”, poco a poco fui viendo y comprendiendo muchos aspectos del todo novedosos para mí. – Él fue quien posteriormente me habló de ti y de los Congresos sobre dolor -.
    He de decir que el conocimiento de lo aprendido refuerza tus conocimientos de las alarmas de dolor y merced a ellas, procesas esa información de una mejor manera. Puedes, entre otras cosas atemperar su virilidad (cuando existe) y modular los agentes tóxicos que envuelven a cualquier sensación de dolor, como pueden ser la sensaciones vigiladas o hipervigilancia, el parloteo incesante cerebral, el creer que esto es el fin…, etc. Todo eso es lo que se aprende y se gestiona en el programa.
    No obstante, es necesario decir que no todo es sencillo…. La programación de una nueva comprensión para dar a entender a una mente irritable supone avanzar poco a poco en el entendimiento: “El cerebro es un ser por escolarizar” como dice Arturo. En mi caso, mi percepción frente al dolor (unas veces instaurado en la zona lumbar, otras en las caderas, otras veces con migraña…) veía que se relativizaba y lo que antes veía alarmante, con miedos y evitaciones a cualquier situación, hipervigilancia… eran gestionadas de una forma más racionar: digamos que he aprendido a gestionar mejor las sensaciones circundantes a mi expresión de dolor.
    Pero como digo, no es fácil, ¡no me es fácil¡. Vuelve a equivocarse el cerebro interpretando peligro y su inmediata respuesta de dolor: la programación del dolor está nuevamente en marcha.
    Finalizo diciendo que, en mi haber, al menos no me he amilanado pese a sentir dolor y me he expuesto a realizar actividades: ante la expresión de éste, se disparan ahora en mí los resortes de racionalidad, mesura, comprensión, argumentos y la racionalidad de todo lo aprendido.

    Como anécdota- que me resulta risueña -, una amiga vino el otro día a verme con un dolor de cabeza; yo le dije que sí, que tienes dolor y me lo creo (soy un padeciente) pero que posiblemente tu cerebro ha interpretado una señal de alarma y argumenta a la defensiva los resortes que sean necesarios para hacerte entender que hay un peligro: programa el dolor; pero que tu cerebro no te va a estallar. A pesar de ello, se tomo un sobre de ibuprofeno. Yo le aconsejé que entendiera algunos conceptos de los aprendidos, con la advertencia de que muchos procesos dolorosos no provienen de una patología de base. Será todo esto que, al final te distorsionas y vas un poco lleno de argumentos sobre está materia. (y me pregunté ¿es esto bueno o esto forma parte de una afianzamiento de lo que creo que es: respuestas positivas…. , el placebo eres tú?)… ¡Pensamientos en el aire que ahora en este blog comparto¡.

    Por último decir que yo creo que merece la pena hablar sobre estos temas, contribuir ahora con esta iniciativa de Arturo a contar las experiencias y apostar por el entendimiento del dolor en esta nueva dimensión: el poder del cambio de las percepciones está también en la voluntad de uno mismo. No es tarea fácil ante el terrible problema que contiene el dolor crónico.
    Estoy ávido de escuchar (leer) a otros padecientes.
    Saludos a todos.

  2. Puedo decir y no exagero que descubrir el blog de Arturo Goicoechea y leer su libro me ha cambiado bastante la vida y a mejor. Aunque llevaba con migrañas desde muy pequeña, en ese momento estaban totalmente descontroladas, de una al mes o incluso meses sin ninguna había pasado a casi una a la semana.
    La única solución que me daban era más medicación, tomar un fármaco preventivo y, si eso fallaba, probar con el bótox. Por suerte me encontré con este blog, leí el libro y prácticamente no tengo migrañas aunque, a veces, aparece alguna pero nunca son tan intensas como antes y puedo controlarlas sin tomar nada o, como mucho, un paracetamol.

    He regalado o prestado el libro a amigas y familiares con migraña pero debo decir que me lo han devuelto con cara de «a mí esto no me sirve o es muy raro lo que cuenta o yo sigo con lo que me diga el neurólogo». Con esto lo que quiero decir es que no siempre son conceptos fáciles de enteder por lo rupturistas que son. Incluso a mí todavía me dicen con incredulidad, o sea que por leer un libro ya no tienes migrañas o, y eso que haces, ¿es control mental? Intento explicarlo pero cuesta, cuesta.
    Saludos y ánimo con las migrañas y otros dolores

  3. Hola Dr. he sufrido de lumbalgia recurrente y a pesar de que ya no me da con tanta frecuencia gracias a haber entendido que el dolor nace del cerebro me ha quedado el miedo a moverme con libertad. Saludos y espero alguna aprreciacio de su parte

  4. Francisco F. gracias por colaborar con tu relato. Efectivamente el enfoque pedagógico no es fácil. Preferimos el efecto resolutivo de las terapias: algo que un profesional hace y nos limitamos a dejarnos hacer, bien sean fármacos, masajes, ejercicios o cirugía. Externalizar la solución contiene la convicción de que existe una patología o insuficiencia que necesita neutralizarse con una acción profesional. Con la pedagogía reconocemos que somos parte activa del proceso. Ser conscientes de ello nos permite una ventana de intervención y, sobre todo, combatir el miedo a las consecuencias de la actividad. El dolor no es mas que la expresión de ese miedo.

  5. Evavill: gracias, también por el relato de tu experiencia. La incredulidad la he vivido en mis carnes, especialmente por parte de profesionales. Es una consecuencia de la ignorancia que existe sobre las cuestiones emergentes de la irrupción de las neurociencias. Es paradójico que en una época en la que el cerebro está de moda, se acepte todo tipo de consecuencias de la actividad cerebral: todo está en el cerebro… menos el dolor, claro. Eso sigue siendo una consecuencia necesaria de algo alterado. El efecto nocebo sigue campando a sus anchas, beneficiando a muchos profesionales a costa de someter a muchos ciudadanos al infierno de la mortificación y la invalidez. Espero que por fin aparezca un interés en los medios por la divulgación de estas propuestas.

    Saludos

  6. Norberto: la clave es la convicción de que debes recuperar la actividad perdida eliminando el miedo al movimiento. Las herramientas son la comprensión del proceso y la exposición graduada a la actividad. Debes insistir, persistir y resistir. Te ayudaría ser guiado por un fisioterapeuta versado y experimentado en estas propuestas.

  7. Hola. Yo tenía una calidad de vida que consideraba un «horror». Mis migrañas comenzaron a los 35 años (tengo 48 ahora) directamente cada 10 días y progresivamente se hicieron más frecuente, sobre todo a raíz de descubrir los triptanes. Las crisis me duraban 3 días, y apenas tenía descanso en el que no me daba tiempo a recuperar fuerzas. Pasé así los 5-6 primeros años de mis 2 hijos (ahora tienen 9 y 10). Cada vez que podía me retiraba a descansar y no disfruté nada de ellos porque siempre me encontraba mal y no tenía ánimos, sólo quería que pasaran las horas a ver si acababa el episodio. Las ideas de suicidio eran cada vez más estructuradas en mi mente.
    Mi itinerario de probar todo tipo de terapias fue bastante completo, a veces me hacía efecto (placebo) unos días pero invariablemente volvía mi patrón, y cada vez más intensos los episodios. Me sentía adicta a medicaciones con las que me sobredosificaba y sin esperanzas ya en el horizonte….y llegó el blog de Arturo y su libro, al que en una primera leída muy rápida no hice más caso, pero que releí ya con intensidad cuando otra padeciente (que estaba como yo de afectada) me dijo que hacía 3 meses que no tenía migrañas gracias al libro y a Arturo. Y ¡¡yo le había recomendado el libro!!
    Y me fue bien, me resultó muy muy duro pues a mí me viene un bajón de ánimo muchas veces antes del episodio de migraña y me faltan las fuerzas para luchar. Entendí que había que ser fuerte, y en vez de compadecerme de mí misma y esconderme del ataque («ay que viene que viene»), hacerle frente de forma valiente («¡¡¡¡Eh, migraña, ¿a dónde crees tú que vas?!!!!»).
    Mi vida cambió radicalmente, pues dejó de ser el centro de mis preocupaciones.
    Pero, no sé por qué, sigo teniendo migrañas, más o menos una vez al mes.
    Me enfado conmigo misma por permitírmelo, me cansa luchar y me fallan las fuerzas.
    Dejé de tomar triptanes después de 1 año de mejorar (me deshice de los que guardaba) pero confieso que cuando llega la noche y no he conseguido vencer al «enemigo» me siento muy cansada y me tomo pastillas para caer dormida y descansar. Y tomo como 3 dosis y las mezclo. No tomo analgésicos porque no me hacen efecto.
    Aparte de los episodios de migraña, muchos días me ronda una ligera pero molesta cefalea. Y estoy «enganchada» al te y al café porque siento que me mejoran o quitan el dolor, o al menos me suben el estado de ánimo para sentirme más fuerte en la lucha. Sólo lo tomo por eso (no me gusta) y ese pensamiento ES UN ERROR, lo sé. La cafeína me quita el dolor pero a veces reaparece al día siguiente, como un efecto rebote. Me gustaría deshacerme de ese pensamiento mágico, de esa asociación (me molesta la cabeza, NECESITO un café).
    En mí persiste el MIEDO cuando la migraña amenaza, y es un ERROR.
    Gracias Arturo, y ojalá esta puesta en común de experiencias nos arroje más luz sobre el proceso, que es un proceso mental después de todo.

  8. Mariam: gracias por tu testimonio. Creo que no debes hacer juicios sobre tu actitud. En las situaciones de dolor no controlado uno no debe culpabilizarse ni torturarse diciéndose que no hace lo que debe. Una cosa es el marco teórico y otra su aplicación. El dolor es una poderosa percepción que presiona al individuo a una conducta de sumisión a lo que el cerebro considera, es decir, una evaluación de amenaza. Desde el marco teórico de la convicción de que nada amenazante sucede en la cabeza, simplemente lo interiorizamos y procuramos seguir con nuestro programa cotidiano, tratando de no enfocar el dolor y observar su evolución con ansiedad. Tampoco hay que torturarse por el hecho de tomar calmantes. El beneficio no procede de una acción química sino del cumplimiento de una expectativa. Puede que no sea sino un rito que nuestras memorias-hábitos nos hacen cumplir.
    Yo tuve una época complicada de mareo crónico y ansiedad generalizada. Los betabloqueantes, fármacos que controlan los síntomas físicos de la alerta, me ayudaban. Durante una temporada tenía miedo a depender de mí mismo, a no ser capaz de controlar los síntomas. Poco a poco los necesité menos hasta que dejé de tomarlos.
    Creo que si ponemos excesiva carne en el asador, excesiva necesidad, autoexigencia de actuar en la dirección óptima, conseguimos el efecto contrario. Si tomas café o té no pasa nada. No te obsesiones con la idea de que no debieras hacerlo: lo mejor es enemigo de lo bueno.
    Ya has conseguido bastante respecto a los años previos. Deja que las cosas sigan actuando por sí mismas por el peso de las convicciones y la desviación de la atención hacia cuestiones ajenas a la salud, a la angustia por la presencia y comportamiento del dolor.
    Saludos

  9. Hola Arturo, yo sé que mis dolores de cabeza me los provoco yo misma preocupándome y tomándome todo tan a pecho en la vida, pero no puedo evitarlo, soy así. Yo no soy capaz de soportar el dolor, me deprimo, acabo tomando analgésicos que no siempre me hacen efecto. Tu libro me ha hecho mucho bien psicológicamente hablando, con eso me vale, y creo que algo también he mejorado, gracias.
    Leer tu bloc me resulta muy positivo.
    Me cuesta mucho participar en los comentarios pero también creo que todas las situaciones son importantes.

  10. Arturo, he escrito varias veces para dejar testimonio de la mejoría que tuve después de leer y leer y volver a leer tanto tus artículos como los libros. La migraña que padecí desde los 13 años hasta los 56, y que aparecía una vez por semana, y otras, dos y tres veces, ha dejado de estar presente en mi vida. Entender desde no sé cuál parte del cerebro lo que planteas (porque cuando uno lee tus escritos, no se registra cuál parte del cerebro es la que está «entendiendo») permitió que las migrañas desaparecieran. Sin darme cuenta de que mientras más leía menos padecía, hoy quiero dejar testimonio de que tu teoría y práctica de la pedagogía del dolor, en mi persona tuvieron el efecto deseado y que seguramente es el que te ha movido todos estos años: dejar de ser padeciente para disfrutar la vida sin migraña. Por supuesto, he dejado de cargar el botiquín de varios medicamentos, tomados, inyectados, sublinguales, lo que fuera descubriéndose. He podido dejar todo eso porque el dolor, la migraña y el miedo de sufrirla nuevamente, ha disminuido al grado de que ya ni la recuerdo más que para agradecer el momento en que descubrí tu blog. Aunque no pueda tomarse como testimonio directo, dos de mis más cercanas amigas, igualmente padecientes de migraña recurrente, te han leído por mi recomendación, y han dejado de sufrir la migraña. Espero que este testimonio sea de utilidad para que continúes con esta tarea de aliviar, no importando que sea a contracorriente de lo establecido . Felicidades, Arturo.

  11. Arturo, ya sabes que te he dado las gracias infinidad de veces por el conocimiento recibido a través de tu generosa aportación en este blog. Te vuelvo a dar las gracias de nuevo, esta vez, por habernos escuchado este fin de semana en Madrid . Creo que entendiste perfectamente el mensaje que intentamos transmitirte, buena prueba de ello es este ejercicio de honestidad y honradez a partes iguales que se refleja en tu entrada de hoy.
    La invitación a toda clase de testimonios sean estos fáciles o difíciles de escuchar nos podrá dar probablemente las claves para seguir avanzando y poder extender la ayuda a más personas que sufren dolor crónico.
    El conocimiento que divulgas a través de tu trabajo es de extraordinario valor y son muchas las personas que de una u otra forma se han beneficiado del mismo. El camino que se inicia después de aprender es único para cada uno de nosotros, cada cual tiene su propia biografía, su estilo de afrontamiento, sus recursos, su motivación, sus limitaciones y sus miedos y el trabajo por hacer depende en gran medida no sólo de la información recibida sino de todos estos factores
    En mi modesta opinión el acercamiento al blog y el conocimiento de la biología del dolor han de tener en los padecientes el efecto de librarse de la culpa, de adquirir una herramienta nueva para intentar emprender un camino distinto del andado hasta el momento , de darse la oportunidad de cambiar las cosas…..,lamentablemente hay ocasiones en las que todo sigue igual o peor. Puede ser que algún día, entre todos logremos encontrar todas las claves. La riqueza de este blog está en sus lectores y sus aportaciones , con tu entrada de hoy has abierto una puerta a la reflexión .
    El sábado amenazaba lluvia en Madrid , el domingo llovió a mares , hoy has abierto una ventana para que entrase la luz del sol hasta este blog y unos se pongan gafas para protegerse y otros no , sin que nadie les juzgue por ello.
    Gracias mil de nuevo. Seguiremos trabajando.
    Un abrazo

  12. Hola!
    En este último año mi vida ha mejorado sensiblemente, pero mis dolores de cabeza no han remitido totalmente como yo hubiera querido. No sé muy bien el por qué, puedo estar una temporada larga sin ninguna molestia y de repente, cuando ya había conseguido sentirme «normal» vuelven a aparecer. A veces incluso con episodios de nauseas. En esos momentos tengo miedo de que todo vuelva a empezar, de que no haya avanzado nada… Literalmente:me asusto.
    Después , cuando remiten y estoy otra temporada libre de dolores vuelvo a recuperar la confianza. Siempre esperando que con el tiempo los episodios de crisis se dilaten en el tiempo y lleguen a desaparecer del todo.
    Creo que mi cerebro es un tanto testarudo y se resiste al cambio. Pero yo sigo insistiendo.
    Mucho ánimo para todos.

  13. Mientras tu teoría no aporte beneficios económicos no la promocionará ninguno de los gurús de la medicina .Solo les importa vender medicamentos para enriquecerse y crear temores para la peregrinación a las consultas.Cómo tus ideas atentan contra ese afán de lucro pues los pacientes dejamos la medicación y huimos de los médicos no te van a respaldar.Mientras tanto hay millones de personas sufriendo y engordando las arcas de las farmacéuticas y las clínicas privadas.

  14. Llevo más de 4 años leyendo el blog y puedo decir que significó un giro total en el afrontamiento de la fibromialgia, casi inmediatamente
    Me apena decir que no me curé, tenía esa esperanza, pero mejoré muchísimo. Casi no tomo medicación pues ya tomé de todo para saber que nada me alivia.

    Todavía tengo dolores, pero al toque sé identificar qué situación la provocó, el por qué se asustó mi cerebro, se que nada grave sucede ahí donde duele; que mi cuerpo es fuerte.

    Siempre recuerdo que alguna vez el dr Goicoechea dijo algo así , que tal como uno no manda sobre sus riñones o su hígado, tampoco lo hacemos con el cerebro y que nos quiere manejar a su antojo, que uno no debe dejarse mandonear por su cerebro
    Tanto aprendí con el blog , sobre el cerebro, que varias personas cercanas a mi, cuando les explico como funciona, me entienden, me preguntan , pero también hay otras que me miran mal y piensan que qué sabré yo de eso.
    No me importa, pues yo tuve mente abierta y me beneficié de la pedagogía y eso que vivo muy lejos, cruzando el océano

    Saludos!

  15. Pilar: no eres tu quien se provoca los dolores de cabeza. La función del cerebro es darle vueltas y revueltas a todo. Los recién nacidos es lo que hacen, tan pronto como asoman los sentidos al mundo. Si su cerebro no entrar en erupción no aprenderían nada. La actividad cerebral no genera ningún efluvio tóxico, dilata las arterias, aumenta la presión ni genera ningún subproducto pernicioso. El dolor sólo debería estar ligado a las incidencias de daño violento consumado o inminente (temperaturas extremas, ácidos, desgarros, compresiones…). Desgraciadamente la cultura lo ha ligado a todo tipo de situaciones, sin ningún fundamento biológico. Nos han machacado tanto la idea de que los problemas, el darles mil vueltas, da dolor de cabeza que acabamos creyéndolo. El cerebro se limita evaluar amenaza. El consumo de energía es el mismo que cuando está evaluando otras cuestiones, por muy plácidas que sean.
    Puedes y debes dar todas las vueltas que quieras a las cuestiones pero como paso previo e inevitable a las decisiones y su puesta en acción. Al menos es ese el consejo que me doy aprovechando que lo estoy dando a otros.
    Deja de culpabilizarte. No eres tú sino un proceso de aprendizaje guiado por una cultura del dolor guiada más por intereses de mercado y autoridad que por la biología.

  16. Alma espinosa: aunque la entrada iba dirigida a nimar a los padecientes que no iban bien a dar testimonio de sus vivencias y reflexiones, agradezco tu comentario positivo y sé que a muchos les servirá de acicate para ponerse las pilas. Me ha hecho una ilusión especial saber que has puesto en marcha con éxito una minicadena de conocimiento con tus amigas.

  17. Sol del Val: tenemos la suerte de tenerte en el blog y espero que eso siga dando sus frutos. Cada comentario tuyo es sumamente valioso. Creo que los psicólogos podéis mostrarnos herramientas válidas para la brega inteligente.

    Un abrazo

  18. Mariate: la concetividad cerebral no prescribe. No se disuelve. estaríamos apañados con un sistema de memorias evanescente. La red busca estabilidad y actualiza antiguas propuestas como medida de seguridad. Continuamente repasa y considera la llamada «memoria autobiográfica», actualizando e integrando pasado, presente y futuro. Eso es inevitable. No hay problema: el cerebro propone y nosotros nos oponemos con razones y sin miedo.
    Suerte

  19. Maitane: así es y seguirá siendo. Siento rabia e impotencia frente a esta situación. Poco a poco caminamos. Nos queda el consuelo de que algunos salen del infierno de la irracionalidad.

  20. Ani. de cuando en cuando me pregunto: ¿qué erá de Ani?
    Me alegra saber que estás ahí y que sigues sacando el curso adelante con buena nota. No hace falta sacar matrícula de honor para sentirse satisfecho del trabajo realizado.
    Un abrazo

  21. Diez cosas que PIENSO y que me gustaría transmitir, desde mi experiencia (como paciente y como persona que ha tenido contacto con muchos otros pacientes), a todas esas personas que afrontan sus situaciones de dolor (u otra sintomatología) no asociado a daño relevante aplicando la pedagogía, y que no van bien, o que recaen, o que tienen muchos altibajos en su proceso:

    1) El marco teórico es correcto en función de los avances en Neurociencia. En muchos casos, sólo aportando información sobre neurofisiología del dolor y biología de organismo, se produce el deseado cambio y los síntomas desaparecen por completo o, al menos, se alivian, o, al menos, se reduce su significado amenazante. “Pero”, en otros casos, no se produce el cambio, o se da una mejoría inicial que luego da paso a recaídas esporádicas o a la vuelta a la situación inicial o a otra con sintomatología diferente, incluso algún caso de personas que se enredan por el camino adquiriendo miedos irracionales. Todos quisiéramos estar en el primer grupo pero yo formo parte del segundo.

    2) Ya que estamos de confesiones, yo “confieso” que no estoy bien, que me enredé por el camino y que adquirí miedos irracionales, igual de irracionales que el miedo cerebral cuando no hay daño en el organismo. Yo no me atrevía a tomar ningún tipo de medicación, ni tan siquiera para aliviar el malestar de una gripe. También adquirí un miedo irracional al “no” movimiento o a hacerme cualquier tipo de prueba por si la información «alarmista» que aportara la misma empeoraba mi situación. También pensé que, si me creía el marco teórico y no conseguía darle la vuelta a mi situación de dolor crónico, no había nada más que yo pudiera hacer. Y eso supone una vuelta a la indefensión. Esto, por supuesto, no le ocurre a todas las personas, pero a quien le haya ocurrido, que sepa que no ha sido el único, y que también puede dar su testimonio en este sentido. Todos los miedos irracionales deben ser disueltos, no sólo los del cerebro. Como bien dice Arturo hablando sobre medicación, “no sucede nada habitualmente si la dosis es razonable”. Hay que lograr un equilibrio, no ser extremista. Yo caí en ese error.

    3) El hecho de que haya recaídas o personas a las que la pedagogía del dolor no ayuda lo más mínimo, no invalida el marco teórico. Pero sí debe abrir una puerta a la reflexión sobre por qué hay personas que, haciendo lo mismo que otras, no consiguen darle la vuelta a la tortilla. Cada persona, una vez interiorizada la teoría, inicia su particular forma de afrontar la situación, pero el hecho de que no se logre una reducción en el número de crisis de migraña, o en el consumo de fármacos, o en el dolor crónico proyectado sobre la parte del cuerpo que sea, o en el mareo crónico, o en situaciones de sensibilización central con múltiples síntomas, etc., no significa que, quien no lo logra, no hace un afrontamiento “correcto”. No debe aparecer culpa o sensación de “yo algo NO hago bien”, porque no todos obtienen el beneficio esperado de la pedagogía.

    4) Asimismo, el hecho de que haya personas que no mejoran tampoco debe condicionar a las personas que están en el proceso, porque cada persona (y cada cerebro) es un mundo, y ya he dicho que las recaídas o los que no van bien no invalidan el planteamiento teórico. Los pacientes, a veces, sentimos esa necesidad de cerciorarnos de que todos están bien para reafirmarnos. No es mi caso particular, pero sí lo he percibido en bastantes personas que se han puesto en contacto conmigo.

    5) Lo que sí creo que nos ocurre a las personas que no estamos bien es que no queremos condicionar con nuestro testimonio no tan positivo a esas otras personas que inician el proceso, y al menos en el contexto del blog, tendemos a callar o a “desaparecer” cuando las cosas no pintan tan bien como en un momento pintaron. Por eso, considero que esta entrada era necesaria. Todos los testimonios tienen cabida, y los que no son tan positivos ayudan a las personas que no van bien a no sentirse como el bicho raro, la oveja negra, verde, azul o amarilla.

    6) Estoy de acuerdo con Sol del Val en que este debate puede ayudarnos a obtener alguna clave, alguna pista, y creo que se puede esbozar un marco de afrontamiento más dirigido o dotado de estrategias o herramientas que orienten a todas esas personas que no van bien o que recaen, pero que consideran que el marco teórico es correcto. Que no se sienta nadie excluido, que no se piense que, como ya lo probé todo antes (lo oficial y lo alternativo), y la pedagogía tampoco “me funciona”, ya no hay nada más que yo pueda hacer. Eso hace que uno se sienta “en tierra de nadie” (utilizando un término de Sol), y complique aún más la resolución del problema.

    7) Por supuesto, la intensidad de los síntomas lo marca todo. Para mí esto es fundamental, es el límite que debe marcar la “exposición” del paciente. Cuando es tolerable, el tipo de afrontamiento que esboza la pedagogía del dolor (seguir con las actividades cotidianas, los planes, los viajes, etc.) se lleva a cabo y, además, refuerza la idea de que el camino es el correcto porque ves incrementado tu nivel de actividad y de tolerancia. Pero cuando la intensidad del dolor o de un síntoma es “insoportable”, seguir adelante con las actividades programadas no siempre es posible por más que uno se empeñe. Hay que conseguir un equilibrio para no desanimarse o entrar en pánico cuando algo que uno ya podía hacer, de pronto ya no es viable. Aunque es difícil este equilibrio. Muchas veces, no obtener recompensa tras el esfuerzo, sino más y más penalización es muy frustrante.

    8) La Pegagogía no sólo se complementa desde la Fisioterapia, también se puede complementar desde la Psicología, para ayudar, entre otras cosas, en todos esos factores que señala Francisco como “agentes tóxicos”, que se desencadenan junto con una situación de dolor crónico invalidante que afecta y condiciona toda la vida cotidiana (pensamientos intrusivos, “nunca saldré de esta situación”, rumiar el sufrimiento, fatalismo, percepción de invalidez, frustración, indefensión, etc.). Antes lo creía, que se podía complementar la pedagogía con psicología, ahora lo veo necesario en los casos donde no se le da la vuelta a la tortilla y la situación genera mucho sufrimiento.

    9) Aunque antes era radical y rechazaba cualquier fármaco, ahora considero que en algunos casos pueden servir de flotador. Que nadie se sienta mal porque se toma un analgésico cuando el dolor es insoportable si consigue alivio (es totalmente comprensible, no somos débiles por ello). Otra cosa es tomar uno detrás de otro sin sentir ningún tipo de alivio. La clave está en el uso racional de la medicación una vez uno conoce los mecanismos de la analgesia, tanto la externa como la interna del propio organismo. Cuando la situación de dolor es crónica, este tema lógicamente se complica, porque los pacientes no siempre tenemos claro dónde está el límite de ese “consumo racional”. Aquí considero que la guía del médico es fundamental. No siempre el paciente bien informado por la pedagogía del dolor es capaz de afrontar su situación tomando las decisiones correctas en base a todo lo aprendido. A veces se le va de las manos y otras veces uno no sabe diferenciar cuándo hay daño relevante y cuándo no y se debate en un mar de dudas que no hace ningún bien.

    10) Por último, a pesar de que haya momentos en los que uno se muere de miedo, entra en pánico, se desanima o lo ve todo negro, siempre pensar que sois todos y cada uno de vosotros muy valientes. Lidiar con crisis de dolor de intensidad no tolerable, con dolor crónico invalidante (se localice donde se localice), y con los síntomas que suelen acompañar a estas situaciones, es de valientes, aunque no siempre nos percibamos así. Quien se levanta cada mañana para afrontar, sea su afrontamiento cual sea, es una persona fuerte y valiente aunque a veces se muera de miedo y esto se pueda considerar un oxímoron, 😉

    Un saludo.

  22. Cristina : Ni una sola palabra te falta ni te sobra en tu comentario. Has vuelto a resumir perfectamente lo que muchos de nosotros pensamos.
    Gracias por tu valiosisima aportación. Seguiremos en el camino aunando fuerzas.
    Un abrazo

  23. Buenas. Sigo pasando por el blog. Me tomo descansos y vuelvo. Participo y discrepo pero valoro mucho su existencia. No he compartido muchas entradas pero desde el respeto me he atrevido a exponer mi experiencia y mi opinión. Puede que estas últimas estén sustentadas en las «falsas creencias».
    El punto de vista sobre el que trabaja el blog me parece revolucionario y digno de considerarión. Quizás no se ha sabido transmitir y llegar a muchas de nosotras pero valoro y reconozco la intención (aunque me «duele» que haya podido utilizarse esta nueva alternativa al afrontamiento del dolor y las enfermedades que no cursan con daño tisular por quién tiene otros intereses diferentes a los de quién trata de modificar esas «falsas creencias»).
    Me gustaría aportar mi testimonio pero hoy no puedo sino solamente felicitar por esta entrada especialmente, ya que coincido con Cristina en que es una herramienta en sí misma por lo mucho que puede aportar a algunas personas incluída yo.
    El dolor y la fátiga me impiden en estos momentos concentrarme y asimilar tanto la entrada como los testimonios compartidos, pero me alegra mucho sentir que hay voluntad de encuentro y reconocimiento de todas las particularidades y que ello pueda suponer otro avance más en este camino de enfrentamiento-afrontamiento de la vida con dolor crónico.
    Gracias Dr. Goicoechea y gracias y saludos a todas y todos los que pasan por el blog por compartir experiencias.

  24. Hola Arturo, soy medico de familia y tuve la suerte de pasar unas semanas contigo hace ya 10 años. Seguramente no eres consciente del impacto que tuvo en mi el tiempo que pase contigo, a ratos filosofando, y leer algunos libros que me recomendaste.
    Siempre recordare esa frase tuya: «no te hablo a ti, sino a tu cerebro, aunque tu tambien lo escuches».

    Quiero que sepas que propongo este modelo a algunos pacientes (al menos me da tiempo a «plantar en su cerebro la semilla de la duda», sin insistencia de modo que modo que no genere oposicion o resistencia) y que suelen aceptarlo y suele ayudarles. Y les recomiendo el blog, claro!

    A nivel personal, aunque afortunadamente no padezco dolor cronico, debo decir que cuando tengo cefalea (u otros dolores) consigo que desaparezca ejerciendo la voluntad de recuperar la «certeza» de que «no hay daño real o que requiera atencion». He observado que practicar la meditacion hace que me resulte mas facil conseguirlo, entiendo que es porque se trata de un entrenamiento de la atencion.

    Un abrazo.

  25. Hola Gualberto. Sí, he recuperado el recuerdo de tu rotación conmigo. Espero que las charlas te hayan servido. Estoy de acuerdo en el papel que puede aportar la meditación como herramienta de gestión atencional.

    Me ha alegrado tener noticias tuyas.

    Un abrazo

  26. Tu testimonio me parece realmente valioso, Cristina. Gracias por compartir tu experiencia. Creo que muchos padecientes se van a sentir reconfortados por tus palabras.
    Un abrazo

  27. Una cosa tengo clara: No existe ningún método, terapia o medicación realmente efectiva para los casos relacionados con el dolor sin causa orgánica.

    De igual manera que tampoco existen para las neurosis de carácter, trastornos de la personalidad y demás problemas similares.

    Que existan casos que se hallan solucionado no quiere decir mucho. Primero habría que ponerse de acuerdo a que llamamos solución y después analizar si dichos casos tienen características especiales que los hacen suceptibles o agradecidos a las «terapias».

    El caso es que no hay un numero mínimo de éxitos que haga que nadie pueda decir que su «método» es realmente efectivo.

    Ya desde el primer momento estuve de acuerdo con los planteamientos del Dr. Goicoechea. Hará unos 25 años mi psicólogo (gran profesional y persona) nos decía en terapia, que la neurosis no era una enfermedad, que la neurosis era un error de interpretación.

    Todavía esto no ha sido entendido, cuando me presentan a un psicólogo o psiquiatra y se establece una conversación, suelo preguntar: ¿Oye, desde tu punto de vista, la neurosis es una enfermedad? Hasta ahora casi siempre me han dicho que si.

    El caso es que el método didáctico del Dr. Goicoechea aunque en si mismo no podamos decir que sea realmente efectivo, porque no existen el número de «soluciones» necesario y el número de recaídas es alto, si puedo decir que sin la toma de conciencia de que los errores evaluativos, predictivos e interpretativos son la «madre del cordero» y que estos errores se producen debido principalmente a que tenemos un cerebro muy vulnerable a la mala influencia cultural y familiar, no habrá ningún tipo de solución en la mayoría de los casos.

    Por lo que veo a la didáctica y al conocimiento correcto como la base necesaria para una posterior evolución positiva o cambio cerebral. Digamos que se trataría de crear las condiciones favorables para que este cambio se produzca, sin poner, por supuesto, demasiadas expectativas ni tampoco demasiado esfuerzo en manejar nosotros los tiempos, ya que esto es un obstáculo importante.

    Conseguir primeramente que el neocortex no argumente a favor de los errores del cerebro reptiliano, hay que contraponer argumentos ciertos a las creencias erróneas, no lo contrario.

    Me he dado cuenta también de que en nuestra sociedad el miedo es una plaga. Decía mi psicologo que el miedo a la vida es el origen de la neurosis, que los innumerables síntomas neuróticos no son otra cosa que el miedo a la vida disfrazado.

    No somos conscientes de ello, tampoco de lo fácil que el virus miedo se transmite de generación en generación. Lo contrario del miedo no es el valor, es el amor. El amor a la vida, (o mejor dicho el no quitarle el amor a la vida que todo niño tiene de forma natural), debería ser el máximo legado que unos padres deberían dar a sus hijos.

    Por supuesto que no me refiero al miedo necesario para la supervivencia, sino, al miedo gratuito, sin sentido y exagerado.

    Gracias

  28. Santiago: nuestra ya dilatada experiencia con los grupos de migraña demuestra que la pedagogía es eficaz en más del 70 por ciento de los casos y que la mejoría persiste al cabo de un año. Creo que los testimonios del blog no son representativos, sean positivos o negativos.

  29. De acuerdo, pero teniendo en cuenta que seguramente estoy muy influido por mi no mejoría a pesar de todos los esfuerzos, en lo que quiero incidir es que la pedagogía y la toma de conciencia son factores imprescindibles para construir las bases del cambio, pero que hay otros factores que nadie controla y que muchas veces no sabemos ni cuales son, por lo que digamos que lo que unico que podemos haces es poner las condiciones favorables para que este se pueda producir, nada mas (que no es poco). Comento esto porque como padeciente he atravesado etapas de bajadas y subidas, por quizás un exceso de expectativas y un exceso de pesadumbre al ver la no resolución del problema.

    Por otro lado yo no padezco migraña y por eso quizás me he estado refiriendo de forma ombliguista al dolor que afecta al aparato locomotor donde los éxitos son menores y las recaídas mayores.

    A pesar de todo soy partidario de sus ideas sobre todo porque al ser padeciente puedo cotejarlas directamente con lo experimenado por mi y admiro su capacidad, sin salirse nunca de lo científicamente comprobado, de hacer una análisis y una construcción argumental diferente, cierta y atractiva. Así como seguir con sus ideas a pesar de ir contra-corriente.

    En cuanto al tema del error y no a la enfermedad como origen de lo que estamos hablando, aunque como comenté hace ya 25 años que comprendí esto en cuanto a la neurosis, no lo había relacionado con el dolor crónico y su blog me ha ayudado mucho en este sentido.

    Muchas gracias.

  30. Santiago: tienes razón. Los resultados en migraña no son extrapolables al dolor crónico músculo-esquelético, y menos al generalizado y asociado a muchos otros síntomas. También hay casos de mejoras espectaculares, casi inmediatas, tras comprender, integrar, y trabajar en la dirección correcta para perder el miedo al dolor y al movimiento. Otros muchos casos de personas que mejoran (mucho, algo o poco), y también casos de personas que no mejoran nada a pesar de comprender, integrar y trabajar en la dirección correcta con ayuda de fisios expertos en estos temas.

    También decir que en migraña creo que es muy importante el grupo. Hay personas que sólo con el libro o sólo con el blog han conseguido, además de comprender y perder el miedo a los desencadenantes, reducir o poner fin a sus crisis de migraña, pero los resultados del 70% de eficacia creo que, a día de hoy, sólo puede afirmarse que ocurren tras recibir un curso en el contexto de un grupo, o con la guía de un profesional experto en la materia.

    Estoy de acuerdo contigo en que «hay otros factores que nadie controla y que muchas veces no sabemos ni cuáles son», y lo que queremos intentar ahora es saber un poco más sobre ellos (si es posible). Igual por esta vía sí acabaremos afirmando que la eficacia es del 70% en todos los casos, sea cual sea el modo de acercarse a la información.

    Un saludo.

  31. Si, lo que quería resaltar es que aunque no se produzcan las mejorías que todos qerríamos, el padeciente y el pofesional de la salud, no deberían sacar la conclusión de que la pedagogía y la toma de conciencia no sirven para nada, es la propia naturaleza del problema lo que lo hace tan resistente.

    No hay «tu tía». Si el problema del dolor crónico se diera sin el miedo, sin el estado de hipervigilancia e hiperatención de los cambios que se producen en el propio organismo y de la interacción de este con el medio, se podría argumentar eficazmente en contra de las ideas del Dr. Goicoechea, pero esto no es así, los que argumentan en contra, o, tienen otras teorías que no contemplan al cerebro, no aportan nada que explique el porque el dolor crónico no se presenta solo (que yo sepa, no lo he leído todo, ¡claro!).

    Espero no dar la impresión de que lo que digo va a misa, en realidad no me siento seguro de nada, pero hoy por hoy es lo que pienso.

    Saludos.

  32. He estado leyendo los comentarios que se han ido haciendo y mi caso entraría en el cuadro de aquellos que mejoraron brutalmente pero que no han conseguido mejorar del todo. En alguna ocasión he comentado mi caso. Empecé con migrañas en la adolescencia. en un par de años la migrañas empeoraron y el cuadro derivó en una cefaleaa crónica diaria. A los 25 años, a la migraña y la cefalea diaria se sumó el diagnóstico de fibromialgia. Durante este tiempo probé todo lo que existía: preventivos, analgésicos, triptanes, infiltración de anestesia, bótox, ozono, electroestimulación, campos magnéticos, dieta, acupuntura, homeopatía, fisioterapia…. Todo ello evidentemente sin mucho éxito. Cuando estaba probando los últimos tratamientos me topé con el blog de Arturo y me entusiasmó. Después de seguir el blog durante un tiempo y leerme su libro me puse en contacto con Rafael Torres y puse toda la carne en el asador para solucionar el problema. poco a poco y con pequeños pasos fuí recuperando la actividad perdida, dejando tratamientos y teniendo menos crisis de dolor. En un año la mejoría fué expectacular: nada de medicinas, nada de bajas, nada de fisioterapia, mucha actividad, mucho entusiasmo. A partir de ahí fué cuando empecé a sentirme «estancada» porque aún me quedaban algunos síntomas sin erradicar: migrañas (sólo relacionadas con cambios hormonales), cefalea crónica diaria (aunque mucho menos intensa. No me limita para nada), algunas brotres de fibromialgia (más espaciados y sobre todo relacionado con cambios hormonales). Como se puede comprobar muchos de estos síntomas se agraban con cambios hormonales. Tengo ovario poliquístico y, sin anticonceptivos, tengo menstruaciones casi inexistentes. Cuando peor lo he pasado ha sido cuando busqué mi primer bebé y ahora que busco el segundo. Después de comentar este caso en otras entradas me quedé mas tranquila con los consejos de Arturo y al escuchar que a otras personas también les pasaba algo parecido . Intento no culpabilizarme por no avanzar y no ponerme exigencias desorbitadas, centrar mi mente en todo lo conseguido (que es muchísimo) y disfrutar de los éxitos: tengo una hija de un año y medio con una madre contenta y con energía para llevarla a cuestas hasta el fin del mundo. Eso no tiene precio.
    Resisto y persisto.

  33. Hola Mónica. Me ha gustado mucho tu entrada y participación en el blog y tenemos algo en común en lo que se refiere a Rafael Torres. Yo también he asistido al programa de dolor crónico, inespecífico…ami Sensibilización de mi Sistema Nervioso Central. Lo mío derivado de dolores irradiados por todo mi cuerpo, la más de las veces en la zona lumbar y caderas, otras con fascículaciones en las piernas, otras dejándome casi postrado sin poder casi andar por dolores punzantes y quemazón en caderas…otras con dolores de cabeza de débiles a fortísimos…., una maraña de síntomas, sin visión radiológica significativa, ni en resonancias, ni en tac ( por lo de mis dolores de cabeza) ni en electromiografias… Cero causas a algo que se pudiera entender el desencadenante de tales problemas. Si has estado con Rafa, tu sabes perfectamente la exposición a estos nuevos conceptos lo que poco poco van formando en ti. Para mi supuso toda una nueva forma de entender y de atenderme… ¡ no fue fácil!… Pero, quizá como tú, soy una persona abierta, perseverante y cuando el mal aprieta, no es que te agarres a la desesperacion, que tu sabes muy bien que muchas veces estas en el límite – sino estas totalmente – pero si que ves una evolución con la forma de entender el dolor y como se procesa en ti. Y poco a poco vas alcanzando limites y ves que debes poner en ello, como tu bien dices, «toda la carne en el asador» y ves mas persistencia y animo propios.
    No está todo resuelto en personas que, en el caso tuyo tienes esos problemas de migrañas, ni en el caso mío con esos dolores disfuncionales, ambos creo que sabemos muy bien lo que quiero decir, pero nos exponemos y vemos resultados. Yo también tengo que tomar analgésicos, incluso cuando el dolor de cabeza es muy fuerte, fármacos más potentes, pero todo sea espaciado mas en el tiempo… Ya no son tan seguidos los brotes de dolor invalidante y la farmacología se ha reducido a una mínima expresión. Domino mas el escenario, tengo más herramientas de gestión cerebrales que me ayudan al control… Todo lo aprendido en el programa de gestión del dolor me ha hecho mucho bien y sí, soy de los que creen que, efectivamente somos valientes por ser como somos, por tener este tipo de problemas, pero no quedarnos estancados con lo convencional y a ver visto en que centrando la mente en lo conseguido, en lo aprendido, en entender esta nueva dimensión de los padecíentes, podemos seguir viviendo con una mejor calidad.
    Te animo a no desistir en todo lo que haya podido contribuir en ti tu exposición ante todos tus problemas y que sigas en esa línea como yo también lo hago. Que visites este blog… Que leas ( si no lo has hecho ya) el libro Explicando el dolor…también el de Arturo, Migraña: Una pesadilla cerebral, y que no descuides en tus exposiciones progresivas frente al dolor: la curva de la progresión sabes que se inclina en un lado, en el del enfrentamiento al miedo, en el de la inmersión progresiva a la exposición de tu patología, con la gestión de tu mente y no en el lado de la hipervigilancia, de los pensamientos destructivos, del miedo, del catastrofismo….
    Estamos en ello ( permíteme que lo ponga en plural, pues yo me incluyo) y debemos de seguir ahí.. Por ti misma/o y por los tuyos y mas en tu caso, con tu hijo/a próximo.
    A pesar de no ser fácil… ¡Somos valientes¡.
    Un saludo.
    Francisco F.

  34. Francisco F. Gracias por tu comentario.
    Ya hemos comentado que el camino que hemos escogido es liberador pero también puede ser muy, muy duro. En mi caso ( como en el tuyo) al tener que luchar en varios frentes ( No sólo dolor de cabeza sino también dolor músculo esquelético generalizado) en ocasiones me ha resultado agotador. En rachas largas de fuerte dolor el trabajo de debatir una y otra vez con un cerebro irracional puede hacerte sentirte que no tienes fuerzas para tanta lucha . Aún así, siempre he estado convencida de que era el camino correcto. Los avances y los grandes logros conseguidos me lo demostraban. Por eso nunca he dejado de leer las entradas del blog.
    Es gratificante sentirse acompañada en el camino. Por eso, de nuevo, GRACIAS

  35. Hola! yo formo parte del grupo de padecientes que no ha experimentado mejoría (y eso que voy con 3 años de retraso respecto a esta entrada, pero si me lo permitís aporto mi experiencia). Conocí las tesis del Dr. Goicoechea hace un par de años y leí con entusiasmo y dedicación su libro de «Migraña, una pesadilla cerebral» y comencé a seguir el blog. Entiendo y asimilo sus conceptos a nivel intelectual… pero mi cabeza no consigue ponerlos en práctica. Acepto las premisas de la pedagogía del dolor, pero soy incapaz de deshacerme de los triptanes, como tantos otros padecientes. ¿Cómo soportar un dolor tan intenso si puedo eliminarlo durante horas, o con suerte varios dias? ¿Cómo vivir con ese dolor, y no aliviarlo, si me impide trabajar, hacer la compra, las tareas del hogar y hasta prepararme algo básico para comer? Sufro fuertes migrañas crónicas altamente invalidantes y con desigual respuesta a tratamientos preventivos (estoy a la espera de la consulta de toxina botulínica). El nivel al que la migraña afecta al desarrollo de mi vida cotidiana es atroz, pues prácticamente todos los días sufro una crisis o en su defecto una cefalea constante que me genera un estado de angustia y ansiedad casi permanente. No me decido a acudir a uno de los cursos del doctor porque mi cabeza no soporta los viajes, desplazamientos, un nivel de atención de varias horas: el mero hecho de pensarlo me provoca rechazo. A mí, algo se me escapa…

  36. Manuela: no tengo respuestas para tus preguntas. En esta cuestión hay emociones, básicamente el miedo (de organismo al daño, del individuo al sufrimiento), la ira por la frustración del fracaso, indefensión,por la reiteración del dolor. En tu caso el plano racional, conocimiento frío, parece bien establecido. Comprendes que puedes flotar en el agua y que el miedo a hundirte te impide flotar. Te metes en la piscina pero te hundes y tienes que salir del agua.
    Las metáforas referidas al mundo externo parecen ridículas. No hay nadie que piense que se hunda por falta de convicción de flotabilidad. Todos reconocemos que estamos ante el miedo a hundirnos y no en una variable genética o estructural que aumenta nuestro peso específico. Si el organismo dispusiera de la misma evidencia el miedo a la actividad normal (flotar o hundirse en la vida) se desvanecería.
    Hay razones, conocimiento, emociones (miedos) y conductas de tanteo. Si aparece el fracaso reiterado se instaura la indefensión, el desánimo, la desmotivación y aparecen ideaciones catastrofistas («en mi caso hay algo oculto que impide el buen resultado… pero no sé lo que es»). Yo quitaría hierro, rebajaría la angustia y obsesión por conseguir el objetivo… pero no son mas que palabras.
    No conozco más herramientas que las del conocimiento y su aplicación práctica.
    Los triptanes no quitan el dolor por su virtud química sino porque el organismo, a través del sistema de recompensa, exige la conducta de utilizarlos, con apremio (más dolor) creciente si no se ejecuta el requerimiento.
    Ha habido casos de fracaso que han reiniciado como si fuera la primera vez, un curso, o la lectura del libro y, con más calma, consiguen a la segunda el éxito.

    Saludos y suerte.

  37. Gracias por su respuesta, doctor. En eso estoy, en una segunda lectura de su libro, y voy a leer también «Explicar el dolor», pues lo he conseguido a través de la biblioteca. Trabajo también la ansiedad y la angustia con psicoterapia, aunque no bajo un enfoque directo en pedagogía del dolor (en mi ciudad no encontré ningún profesional que trabajara en ese marco), e intentaré «permitirme» acudir a algún curso pensando que lo peor que me puede pasar es una nueva crisis. No me rindo, o sí, puesto que tengo a mano siempre el calmante…

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