Hay tantas medicinas como culturas. Como sucede con las religiones, todas se disputan la verdad aun cuando eso sea imposible, pues no puede ser cierto a la vez algo y lo contrario.
Hay una Medicina oficial, impartida en la Universidad y subvencionada con los fondos públicos que todos aportamos.
Hay otras Medicinas, que algunos denominan complementarias o alternativas.
En Occidente, habitualmente recurrimos a la medicina oficial y probamos las otras cuando la primera falla.
La Medicina oficial está promovida por la industria privada de los medios diagnósticos y los remedios. Utiliza tecnología avanzada. Es cara, de eficacia variable, y está sometida a diversos filtros de procedimiento que debieran garantizar su eficiencia y honestidad, aun cuando no siempre sea así.
Las terapias oficiales contienen irremediablemente efectos secundarios indeseables, que la industria trata de minimizar. No existe una terapia eficaz y, a la vez, exenta de riesgos. En ocasiones puede ser “peor el remedio que la enfermedad”. De ahí la cultura popular ha concluido que es una Medicina tóxica que perturba el equilibrio de los delicados procesos “naturales” del organismo.
Frente a lo artificial-tóxico y antinatural se ofrece la alternativa lógica: natural y sin efectos secundarios sino todo lo contrario: detoxificante, purificadora, limpia.
Algunos promueven los remedios vegetales, dando por sentado que sus moléculas son medicinales, beneficiosas, por la simple condición natural de su formato, libre de las manipulaciones propias de la industria farmacéutica.
Los vegetales lo que quieren es perjudicar a quien los consume pues aman la vida igual que cualquier otro ser viviente. Para impedir ser consumidos contienen moléculas aversivas, amargas o tóxicas. Sólo es cuestión de dosis. Hasta el agua puede matar. La condición herbácea de un remedio no le libra de la ley farmacológica: si pretende eficacia, incluirá el riesgo tóxico, aun cuando sea un remedio de la abuela.
Otros evitan el riesgo tóxico químico por el único modo de conseguirlo: no administrando ninguna molécula pero sí un recuerdo de algún principio tóxico al que se supone causante de todo tipo de males y que al ser diluido hasta el extremo de desaparecer, adquiere sorprendentemente con las sucesivas diluciones la propiedad curativa a la vez que pierde la tóxica.
Es un extraño poder: cuanto menos, más. Diluye y vencerás.
Los ciudadanos creen (tienen fe) que la homeopatía, esa medicina que obra por gracia de la propiedad de curar sólo con la memoria de unas moléculas en el excipiente (agua y sacarosa), es un remedio “natural”, cuando, realmente, se trata de una medicina sobrenatural, milagrosa.
Otros creen (tienen fe) en la existencia de unos meridianos por los que fluye una supuesta energía que todo lo regula y equilibra. Si esa energía se perturba aparecen todo tipo de padecimientos. Basta con estimular con agujas determinados puntos en los meridianos responsables para recuperar el equilibrio perdido.
Un estudio del instituto Cochrane, que analiza la evidencia de las prácticas terapéuticas mostró que la acupuntura en la prevención de la migraña era igual de eficaz o más que los fármacos utilizados por los neurólogos.
Podría interpretarse que la acupuntura es una opción mejor que los fármacos: más barata y con menos efectos secundarios. Sin embargo otro estudio del mismo instituto mostró que la acupuntura real y la simulada eran igualmente eficaces en la prevención de la migraña.
Conclusión: puede que la acupuntura sea mejor placebo que los fármacos.
En general las llamadas medicinas alternativas son mejores placebos que la medicina oficial, sobre todo en el contexto de procesos en los que los fármacos han fallado. No hay nada como irse al otro extremo cuando el probado ha decepcionado.
La energía invocada por la acupuntura es también sobrenatural, milagrosa. Estaríamos, desde mi perspectiva de creyente occidental, ante una Medicina sobrenatural.
La Medicina oficial se atribuye una fiabilidad exclusiva. Es la única verdadera y todo cuanto predica está certificado por la evidencia del procedimiento científico. Creo que en muchos casos es así y que muchos seguimos vivos porque esa Medicina nos ha salvado, en mi caso con la estreptomicina, el PAS y las hidracidas.
Sin embargo en el terreno de las “no enfermedades”, en el de los enfermos huérfanos de patología demostrable, es decir, en el terreno de los padecimientos que tratamos en este blog, en el del dolor sin daño relevante, los remedios propuestos echan mano también de supuestas propiedades que encajan en lo sobrenatural: supermoléculas que saben a dónde tienen que ir para poner orden en un complejo galimatías bioquímico y lo hacen, bloqueando donde hay que bloquear y activando lo que debe activarse.
Al menos, en muchos casos, estaríamos ante una medicina antinatural pues se prescribe sin medida ni sentido común, con antinflamatorios no habiendo inflamación y dando por sentado que si la hay debe ser combatida pues es algo negativo y destructivo.
En este guirigay de propuestas la Pedagogía aparece como algo natural pues nuestra especie se cría aprendiendo con la instrucción teórica adecuada y la experiencia. No hacemos otra cosa que divulgar conocimiento, aquél que procede de la investigación básica en Biología.
Para muchos aplicar la Pedagogía a la migraña es Filosofía o, peor aún, Magia negra o algo parecido, algo que sólo puede surgir de alguna mente desvariada que pretende ver lo que otros no han visto.
Quedan muchas otras ofertas sobrenaturales: medicina ayurvédica, reiki… y un largo etcétera. Ya no está claro que las Universidades y los medios de comunicación públicos guien al ciudadano en la gestión razonable de la salud. Se impone la multiculturalidad. Todos pueden tener razón. Libertad de creencia.
¿Qué es Medicina natural?
¿Y tú me lo preguntas? Medicina natural eres tú.
Hola Dr. Arturo Goicoechea
Hace meses sigo su Blog con mucho interés y aunque he captado en ocasiones cierto rechazo a las “Medicinas tradicionales o complementarias” según la OMS. Naturalmente hay tantas maneras de pensar como personas así que con su permiso doy la mía.
Quizás pueda ser una falta de información sobre las investigaciones que se realizan sobre los meridianos, quizás una falta de información sobre el uso que se hace en China de la acupuntura, fitoterapia, tuina… y las investigaciones llevadas a cabo. Otro aspecto que me sorprende es que no se mire quién promovió la investigación realizada en Alemania sobre la acupuntura, las propias mutuas que querían dejar de pagar las sesiones de acupuntura, ¡curioso!. En fin creo que para juzgar una “medicina” hay que conocerla a fondo y no quedarse en la superficie. Sí efectivamente soy “practicante” de la acupuntura, y por ello puedo juzgar sus errores de base y sus beneficios. Le invito a visitar hospitales chinos donde se practican ambas medicinas (90 % de los hospitales chinos) y una vez valore los resultados juzgue de nuevo.
Lo que me sorprende de todo es que a usted también le juzgan por desconocimiento de la pedagogía del dolor al no tener “bases científicas” ni ser una “medicina basada en la evidencia”, pero usted la sigue defendiendo en base a los resultados obtenidos y a sus bases ¿biológicas?. Quizás el desconocimiento es un mal consejero y criticar unas medicinas para justificar una terapia basada en los mismos criterios de existencia, es desconcertante.
Gracias por su Blog y por su estupendo trabajo.
Fco Javier: me limito a dar testimonio de mis convicciones públicamente. Por supuesto que existen otras pero me gustaría saber qué es exactamente el “qi” de modo que pueda entenderlo y me encaje en mi esquema de creencias. Un estudio reciente de investigadores creyentes mostró que el efecto analgésico se correlacionaba con la expectativa del paciente tras la aplicación (y no la previa a ella). Las bases científicas de lo que explicamos en los cursos están sólidamente establecidas. Nos limitamos a hablar de la percepción, los nociceptores, la modulación descendente, onda de depresión cortical propagada, sistema de recompensa, neuronas espejo, copia eferente… Si tiene alguna objeción respecto a la veracidad de esos conceptos puede exponerla. Sólo divulgamos conocimiento. No hacemos terapia. Ni siquiera la ofrecemos como tal. Estamos comparando escolarización en Biología con evidencias clínicas de determinadas terapias y creo que son dos intervenciones distintas.
Soy consciente que esta entrada hiere la sensibilidad profesional de bastantes lectores del blog pero debo dar testimonio de lo que creo, dejando claro que son mis convicciones.
Gracias por el comentario. le invito a exponer abiertamente una justificación científica de la existencia del “qi”
Para justificación científica del qì, lo mejor que he leído es: “Energy Medicine: The Scientific Basis”.
Pero en este caso concreto, es indispensable un estudio lingüístico e histórico, antes del científico, para poder entender qué es el qì.
Y sobre la multiculturalidad de las medicinas, sus orígenes, y como llega un determinado “arte de curación” a ser aceptado y tratado como “verdadero y eficaz” , disfruté leyendo los últimos trabajos de Paul U. Unschuld.
Como practicante de shiatsu e ingeniera, soy escéptica. Pero veo los resultados cada día, y estoy deseando que haya más evidencias, más estudios, más (in)formación, más regulación. Saber cómo funciona, qué está pasando, qué significa lo que sienten mis manos cuando trabajo….
Seguiré recomendando este blog y el trabajo desarrollado a todos mis clientes con migraña y dolores crónicos, o enfermos no enfermos…
Sandra: agradezco el comentario y las recomendaciones cerebrales. Me reitero en que expreso en el blog mis convicciones y que intento alimentar mis creencias con el conocimiento que, desde mi bagaje cultural, puedo aceptar. Esta exigencia me impide aceptar la existencia de energías y canales por los que circula en el cuerpo y los mecanismos a través de los que pudiera operar para explicar sus efectos. Por otro lado, a medida que sabemos más sobre percepción, más claro nos queda a los creyentes en la visión neuronal, celular, que los efectos de la intervención de acupuntura pueden explicarse a través del efecto placebo.
Saludos y gracias por seguir el blog
Perdón por el lapsus: “recomendaciones cerebrales”. Quería decir “recomendaciones bibliográficas” 🙂
El kid del asunto esta en la terapia.
Una narración preciosa.
Que opina de los estudios de los Doctores T. L. Cambell y el Doctor Robert O. Young y su nueva biologia.
Mayte: no les conozco. Me informaré
Reblogueó esto en Fisiosofía.
Buen post, como de costumbre 😉
Personalmente coincido casi completamente con sus opiniones, aunque en mi caso, siempre dejo la puerta abierta hacia todo aquello que a día de hoy la ciencia no puede demostrar.
Por ejemplo, no podemos demostrar científicamente que la homeopatía cure porque no hay ni una sola molécula del principio activo, pero, ¿Y si realmente como dice Johan Grander, fuera la memoria del agua la que transmite el principio activo después de tantas disoluciones? Nuevamente no podemos ver en el microscopio la molécula del agua (salvo los clusters) pero si podemos ver, como ha demostrado el japones, Masaru Emoto en sus fotos, como los cristales del agua congelados y expuestos a determinadas resonancias se estructuran y des-estructuran dejando bellas y no tan bellas imágenes…. No podemos demostrar que no haya conciencia en el agua, pero podemos demostrar que no la hay? …. ( Esto es solo un ejemplo )
Desde mi punto de vista, pienso que detrás de toda medicina se esconde el efecto placebo que en mi opinión, quizás sea la parte más importante para obtener los resultados esperados. El último libro de Joe Dispenza “El placebo eres tu”, aporta muchas de las bases científicas en torno a los procesos curativos y la influencia del placebo. Y quizás, en definitiva, no demuestra otra cosa que el poder de la expectativa y la creencia como parte fundamental tanto en el proceso curativo como en el control del dolor… Y eso, como no podía ser de otra manera, hace mucho daño a la medicina occidental y a la industria farmacéutica.
Pero a pesar de lo que digo, mantengo siempre un alto grado de escepticismo y me tomo con pinzas mucho de lo que se vende como milagroso, natural y sobrenatural!!! igual digo de la farmacopea milagrosa !!!!!
Para acabar, y a mi modo de ver, creo que en definitiva lo que cuentan son los resultados de las cosas, mucho más allá de que podamos determinar el: ¿Cómo? y el ¿Por qué?
Gracias
Personalmente y tras probar varios tipos de medicinas alternativas, coincido en mi opinión con la del Dr. Goicoechea. He probado varios tipos de medicinas alternativas y ninguna me ha funcionado. Las probé llevada por la desesperación pero sin creer en absoluto en ellas. Mi opinión personal es que no me funcionaron porque al no creer en ellas, no me produjeron el efecto placebo, que es en lo que se basan y por lo que a determinadas personas les funcionan(bajo mi punto de vista). La pedagogía del dolor si me ha funcionado. He entendido como funciona el dolor y mi fibromialgia se ha ido o casi (con sus amagos de volver puntuales).
Hola Dr. Arturo
Ante todo decirle que agradezco sus opiniones y que las respeto enormemente. Mi intención no era criticar su trabajo, al contrario, ni defender un tipo de medicina, si no exponer la necesidad de entender y contextualizar . Estudié Anatomía patológica y le puedo decir que en las disecciones tampoco encontré el “Qi” y en los estudios de Nutrición y Dietética tampoco estoy viendo directamente ese concepto 😉
Quizás el concepto “Qi” lleva a la confusión por que se traduce por esencia, energía, aliento…, grave error ¿Cómo se traduce una idea?. Como bien sabe la escritura china – Hanzi son ideogramas. El concepto Qi hace referencia a lo que mantiene la vida del ser humano y que obtiene de la naturaleza (Cielo y Tierra). Si analizamos el ideograma Qi – 氣 está formado de dos partes según el diccionario Wenlin (The full form 氣 has 米 (mǐ) ‘rice’ added: 气 steam rising from 米 rice as it cooks). La idea de este ideograma es que para la vida es necesario la energía (principios activos, O2…) que extraemos de los cereales (alimentación) de la Tierra y del vapor (aire) del Cielo. ¡Vaya! creo que no iban mal encaminados hace 4.000 años.
Lo malo es cuando llega a occidente y ciertos personajes le dan un aire místico sin estudiar en profundidad su significado histórico. ¿Qué circula por los meridianos? Ying Qi y Xue [Ying Qi = esencia (lo que el cuerpo puede emplear) de los alimentos + la esencia del aire / Xue = sangre]. Y podríamos poner muchos ejemplos de que se habla de los mismo con diferente vocabulario. Para que vea lo importante de entender el contexto y el vocabulario, le expongo una cita del Suwen (clásico de la MTC 200 A.C): “Cuando el Corazón está agitado, el dolor empeora; cuando está calmado, disminuye” En este contexto el Corazón hace referencia a la mente. Así en este clásico ya se hace referencia a que el dolor se siente en la mente y se debe actuar sobre ella para modular el dolor.
Muchas gracias por todo
Me olvidé, un libro interesante de leer: Victor-Javier Sanz (2012). La Acupuntura ¡Vaya timo”. Pamplona: Editorial Laetoli.
Fco Javier: agradezco la explicación pero sigo sin comprender desde mi universo cognitivo el concepto del Qi ni el de meridianos. Cuando me he acercado a tratar de comprender los fundamentos de la acupuntura me topo con conceptos como la bioenergía que chocan con mis convicciones.
Reitero mi agradecimiento por el contenido y por la forma
Gracias Fco Javier!!! 🙂 Me ha gustado tu comentario. Creo que has dado en el clavo… el problema es el concepto, el idioma… 🙂 El propio ideograma del Qì nos indica que es algo material (la sustancia, el arroz) e inmaterial (aire, el vapor del arroz cocinándose) al mismo tiempo. ¿Cómo podemos medir algo que es inmaterial? ¿Cómo podemos medir la voluntad?
Si buscamos el ideograma 氣 “qì” en un diccionario de chino, la traducción literal sería “aire”. En un diccionario de japonés, la traducción de 気 “ki” es “espíritu” (fuerza espiritual). Sin embargo, ninguna de estas traducciones nos da información suficiente para comprender la profundidad que el concepto 氣 tiene en las culturas orientales. Tanto en China como en Japón, 氣 está presente en muchísimas palabras e ideas, y el significado de 氣 es algo innato, que yace en el subconsciente de las personas y que no es necesario cuestionarse.
Algunos ejemplos en chino:
la vitalidad o dinamismo, 朝氣 zhāo qì, es el “qi de la mañana”; el valor o coraje, 勇氣yǒng qì, es “qi valiente”; desesperarse, 泄氣 xiè qì, es “qi que se filtra”; enfadarse, 生氣 shēng qì, es “qi que nace o crece”.
Y en japonés:
Enfermedad se dice byōki 病気, algo así como “ki enfermo”; estar bien de salud o de ánimo, es genki 元気 y cuando queremos preguntar “¿cómo estás?” decimos “o-genki desu ka? お元気ですか”; el vapor es jōki 蒸気; desmayo es kizetsu 気絶 (algo como “perder el ki”) y locura es kyōki 狂気 (“ki furioso”, “o ki loco”, los mismos caracteres que en chino, pero con un significado ligeramente distinto).
Algunas expresiones coinciden en los dos idiomas:
天氣 tiān qì (chino) y 天気 tenki (japonés) significan clima o tiempo atmosférico (literalmente “ki del cielo”).
Al traducir cualquier idioma, es importante que la palabra esté en un contexto determinado para que la traducción sea correcta. Con el chino, el japonés y otros idiomas cuya escritura está basada en ideogramas (imágenes) y no en un alfabeto (sonidos), y que además cuentan con una tradición y culturas milenarias, el contexto es esencial.
Cuando hablamos de Qi en Medicina China, “puede considerarse como el poder que unifica y da vida. Une la energía a la materia, [y] sin él nada se mantendría unido y nada tangible existiría. […] El Qi es una fuerza unificadora y cohesionadora en el lugar donde la energía está a punto de materializarse y donde la materia está a punto de convertirse en energía.” [C. Jarmey y G. Mojay, Shiatsu – guía completa. ].
El Qì no es una sustancia (aunque se hable de una sustancia llamada Qi), es un concepto abstracto, una metáfora… y como otros conceptos del lejano oriente, “el Tao que puede ser nombrado no es el Tao verdadero” (Lao Tse, Tao Te King).
Entonces, ¿hablamos de medicina? ¿de filosofía? ¿de fe? Vuelvo a mencionar los trabajos de Paul U. Unschuld y en especial “La sabiduría de curación china”, donde analiza la evolución de las medicinas y cómo los factores sociales, políticos y culturales tienen mucha más influencia en el establecimiento de unas técnicas médicas u otras, y no su eficacia (demostrada o no).
Gracias de nuevo Sr. Arturo Goicoechea por este espacio y por la incansable labor pedagógica 🙂
Sandra: gracias por tu aportación a la comprensión del término Qi desde la perspectiva de la cultura oriental.Comprendo lo que quieres expresar pero mi cultura occidental apoyada en la teoría delular: “sólo hay células y lo que ellas segregan” me impide comprender y aceptar las propuestas de la Medicina Tradicional china. He estado leyendo artículos de Paul Unschuld, siguiendo tu recomendación y, en mi modesta opinión, no contienen fundamento científico, biológico. Yo soy muy crítico con las teorías y prácticas de la Medicina tradicional occidental, en el terreno de algunas enfermedades reales pero, especialmente, en el extenso ámbito de las “no enfermedades”, ámbito en el que hace su agosto cualquier propuesta, oficial y alternativa, de la mano del efecto nocebo y su correspondiente placebo.
Nosotros proponemos la divugación de las explicaciones biológicas, entendiendo lo biológico como un universo que va mucho más allá de los fármacos y las tecnologías diagnósticas. El organismo humano es un espaciotiempo de la materia, socializado, culturizado. La persona es un ecosistema complejo evolucionado desde el comienzo de la vida, fuertemente integrado y dependiente de su interacción continua con el entorno.
No acabo de comprender y aceptar las propuestas de las funciones distribuidas, el bloqueo y desbloqueo del flujo de energía, al igual que no comprendo ni acepto el término “reuma”, pues no sé lo que quiere decir.
Acepto que el contexto filosófico y cultural de la acupuntura o las terapias “naturales” encuentren una acogida en la frustración y desesperación de los excesos de la medicalización de la vida y el impacto negativo que la cultura occidental puede estar causando en muchos ciudadanos, no sólo a través del deterioro medioambiental sino de la cultura de las etiquetas diagnósticas y los remedios farmacológicos o quirúrgicos.
No creo que la propuesta oriental soluciones el problema. En todo caso su aportación benéfica venga de la mano de una mayor atención a la persona y la ausencia de efectos secundarios tóxicos. Hay un exceso occidental que podría combatirse simplemente separando el grano de la paja, lo veraz de lo falaz, lo eficiente de lo inútil.
Te reitero mi agradecimiento a por tu aportación