Sostengo la tesis de que la fibromialgia y otros padecimientos afines son la consecuencia de un error evaluativo cerebral de amenaza. A este estado lo denomino: disfunción evaluativa y lo equiparo al equivalente inmune que da lugar a las enfermedades autoinmunes y reacciones alérgicas.
El organismo evalúa amenaza donde y cuando no la hay (disfunción). Es un organismo sano pero ha cometido un error evaluativo. Las consecuencias derivan de la activación de programas defensivos que debieran estar desactivados.
El padeciente sufre el estado defensivo, la mortificación e invalidez que imponen esos programas. En la fibromialgia, en concreto, se trataría del programa “respuesta de enfermedad”
Esta tesis es personal y no contiene evidencia de ser cierta pues no está investigada. Ni siquiera los expertos la consideran. Sin embargo los conceptos en los que se sustenta están firmemente establecidos por la Neurociencia, la biología neuroinmune. Afortunadamente, médicos de Atención primaria de Osatzen están interesados en ella y están desarrollando un programa que está ofreciendo resultados esperanzadores. Parten de una hipótesis y tratan de verificarla, es decir, Medicina basada en la ciencia y la evidencia.
Los expertos consideran que la fibromialgia y otras entidades afines son enfermedades (en sentido clásico) cuyo origen se desconoce. Hay evidencia firmemente establecida de que los síntomas son reales y de que el organismo, especialmente el sistema nervioso, muestra variables respecto al de los individuos sanos. Estas variables son consideradas como anomalías, como pruebas de enfermedad. Desde mi perspectiva no son sino indicadores de encendido de los programas defensivos.
El sistema neuroinmune es un sistema evaluativo que procesa datos con el objetivo de anticipar estados de amenaza. Aprende con errores y no siempre los corrige. Los expertos pueden ignorar o negar esta propiedad. De hecho lo hacen, sin establecer cuál es su propuesta alternativa o imputando a genes y factores tóxicoambientales la causalidad.
En la fibromialgia se objetiva un procesamiento sensible de los estímulos externos e internos. La irrelevancia cotidiana está encogida. Todo evoca respuestas defensivas: el frío, pequeñas compresiones, la actividad física, los contratiempos, la dieta… Todo genera sufrimiento e invalidez. Hay evidencia de que esto es así pero no se ofrece una explicación de un por qué convincente. Genes y factores tóxicoambientales, estrés… La fibromialgia y otras entidades afines se definen por un estado patológico de sensibilización de la red neuronal defensiva. El sistema está enfermo y procesa mal la información sensorial generando señales anómalas que confunden al cerebro. No se considera el factor evaluativo como inductor del estado sensible. No se considera la posibilidad de que un sistema neuroinmune sano genere erróneamente el estado de sensibilización.
Cada variable del estado se interpreta como una propuesta de enfermedad. Por ejemplo: se objetiva en el estudio microneurográfico de fibras C un aumento de la generación de señal ectópìca respecto a individuos sanos. Conclusión: la fibromialgia es una enfermedad de fibras C (nociceptores). Las neuronas vigilantes disparan señales que no debieran disparar. Llegan al cerebro y éste las valida y amplifica dando lugar a un dolor facilitado. No se considera la hipótesis de que esa variable sea una expresión más del estado de amenaza. No se considera tampoco que el estado de generación anómala de señal ectópica se modifica por expectativas (placebo) o, simplemente, por haber dormido mal.
Los expertos sostienen que los eventos físicos y emocionales adversos del pasado pueden inducir el estado sensible. Encienden la sensibilización y esta queda encendida por motivos que se ignoran pero que, necesariamente, corresponden a una enfermedad. No es normal lo que sucede. Sólo un sistema enfermo puede dar lugar a esa anomalía. No se considera la posibilidad del error evaluativo, el fallo en la detección del error ni el sesgo de confirmación que lo mantiene, siendo estas, cuestiones pertinentes que interesan a los investigadores del funcionamiento de nuestra red neuronal, en salud y en enfermedad.
Hay un concepto en Biología que expresa esta disfunción evaluativa: allostasis. El organismo debe mantener una serie de variables (temperatura, osmolaridad, glucosa, acidez…) dentro de unos límites estrechos y dispone de dispositivos de lectura y respuesta similares a los de un termostato en nuestros hogares. La propiedad del organismo que garantiza la normalidad de los parámetros básicos necesarios para la vida se denomina homeostasis.
En ocasiones el funcionamiento del organismo en condiciones ideales, óptimas, no es suficiente para afrontar situaciones de estrés. Hace falta más presión arterial, más glucosa, más pulsaciones, derivar la sangre al músculo a la vez que se suspenden funciones biológicas importantes como la alimentación o el ligue. El momento exige luchar o huir, afrontar una situación comprometida, física o socialmente. No basta la plácida homeostasis para sobrevivir. Necesitamos más leña en el fuego, recursos extra. Eso es la allostasis: la posibilidad de activar recursos extra que exigen más del organismo pero que sirven para salvar el pellejo. No hace falta que el evento adverso se dé en ese momento. Basta que el sistema evaluativo evalúe esa posibilidad.
Los recursos alostáticos pueden encenderse sin necesidad por alarmismo, por error evaluativo, por hipervigilancia, por considerar relevante cualquier señal que, de hecho es irrelevante. También puede suceder que se active un recurso de modo justificado pero no se apague una vez extinguida la amenaza.
El dolor y otras percepciones somáticas son el correlato consciente de la activación de recursos alostáticos. Pueden estar justificados, en presencia de un evento de daño consumado o inminente agudo o no estarlo cuando el sistema evaluativo comete el error y los enciende o no los apaga después de haberlos encendido justificadamente.
La función evaluativa, la predicción, el error, su detección, la allostasis… son conceptos básicos de biología. Los expertos no los consideran. Buscan evidencias de enfermedad y dicen haberlas encontrado o se limitan a prometerlas.
Las neuronas son células matemáticas. Disponen de tomas puntuales de datos (derivadas de diverso grado) e integran esos datos para predecir constantemente el comportamiento de la realidad. Las creencias son objetos matemáticos que generan hipótesis anticipadas. Sin esa capacidad anticipativa no podríamos existir. El cerebro es un órgano científico que construye hipótesis que deben ser verificadas o negadas por los sentidos. Los neurocientíficos han descrito esta propiedad dentro de lo que se entiende como lógica bayesiana. No busque opinión al respecto sobre esta dinámica bayesiana en los dictámenes de los expertos. Sólo hay moléculas. Sólo las moléculas certifican el carácter científico.
– ¿Matemáticas? Por favor. Seamos serios. Somos científicos. La fibra C, la serotonina, el glutamato, el magnesio, los polimorfismos genéticos. Eso es ciencia. No estamos para bromas.
Doctor : Me pregunto porqué la activación de los recursos alostáticos siempre derivan en dolor y en martirizar la vida del sujeto …porqué no derivan en producirle una sensación de bienestar….?
Se trata de afrontar situaciones evaluadas como amenazantes. La evolución ha seleccionado programas que inciten al individuo a actuar defensiva mente. No tendría sentido una percepción agradable en ese contexto
Impresionante una historia real que verifica todo lo que usted Don Arturo nos divulga tan generosamente en su blog.
EL VIAJE DE LUIS Jose Manuel Gil Anton.Editorial Anaya Multimedia.
“Cuando hablamos de viajes, de inmediato pensamos en lugares remotos, en paisajes por descubrir, en emociones intensas quizá. Pero la crónica de un viaje puede ser también el testimonio de una compleja experiencia personal. Así es el viaje de Luis; desde su accidente, que estuvo a punto de costarle la vida, hasta su milagros a recuperación e integración a la vida cotidiana. Sin embargo, el viaje de este niño de 12 años puede ser también el viaje de cualquiera. Es la constatación de la vida recuperada; una conmovedora historia contada para inspirar, ayudar y dar fuerza a quienes afronten una situación extrema. Una guía de primera mano; escrita por un padre enérgico con todas sus emociones, pero también, su útil racionalidad, que motivaron este milagro explicado por la ciencia. Las terapias y conocimientos científicos aquí descritos también servirán a quienes procuren conservar su cerebro en buen estado, y deseen retrasar el envejecimiento intelectual, disminuyendo la probabilidad de sufrir padecimientos como el Alzheimer, ictus u otras dolencias. Este libro es una defensa apasionada del coraje. Si a una sola persona, le aportara el impulso, la confianza y la fuerza necesarios para salir adelante, entonces, habrá merecido la pena.”
Doctor Goicoechea: Después de muchos años he encontrado un profesional formado en dolor crónico y cerebro. Es un fisioterapeuta y me dijo que tenía un dolor crónico lumbar complejo por sensibilización del sistema nervioso central. Me puso unas pautas a seguir y en ello estoy. El caso es que me comentó que aunque pueda tardar años, estos problemas de miedo cerebral remiten de manera espontánea. Como que el cerebro llega el momento que considera por si mismo que es innecesario seguir con su actitud defensiva.
¿Es eso cierto?
Gracias y felicidades por el blog.
Alberto: el cerebro siempre actúa desde sus evaluaciones. Si estas son erróneas y el paciente tiene acceso a la información que permite disolver el error aparece una posibilidad de cambio que varía de un paciente a otro. El cambio puede ser rápido o lento o no producirse nunca. Sólo podemos modificar el peso de los factores que influyen. Básicamente se trata de conocer el proceso y recuperar la actividad perdida eliminando progresivamente el miedo a esa actividad desde la convicción de que no ponemos en riesgo la integridad de los tejidos sino más bien lo contrario.
El cerebro no se limita a representarse la realidad sino que enactua con ella, es decir construye hipótesis sobre lo que va a suceder y luego lo pasa a la mente que tiene que encontrar un sentido. Y lo encuentra casi siempre. Muy bueno Arturo.
https://carmesi.wordpress.com/2008/08/19/enaccion-emergencia-sueno-y-creatividad/