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Fibromialgia. Expectativas y creencias

 

Todo genera expectativas. La mente humana está condenada a construir hipótesis del futuro en base al conocimiento disponible.

El diagnóstico de fibromialgia contiene un conjunto de convicciones y expectativas: aquellas que evoca la idea de enfermedad que hemos construído desde la base de la información que damos por válida. Creemos, sabemos (o pensamos que sabemos), deseamos y tememos y desde esos soportes construimos el universo inestable de una idea de organismo, pasada, presente y futura.

¿Es la fibromialgia una enfermedad?

Sí.

¿De qué tipo?

Todo hace pensar que neuronal y no músculoesquelética.

En aras del consenso digamos que se trata de una enfermedad que genera un estado patológico de la red neuronal, caracterizado por una respuesta aversiva sensible a todo tipo de estímulos, una adinamia profunda y un estado cognitivo que limita la atención y motivación hacia la interacción con el entorno y las centra en el análisis pesimista de lo que puede estar sucediendo en el interior de ese organismo sentido como enfermo e insuficiente.

Para unos es una enfermedad en sentido clásico, somática, no psicológica, psicosomática ni funcional. Los síntomas reales sólo pueden venir de una enfermedad real. Un organismo sano no puede generar tanto sufrimiento e invalidez.

Para otros un organismo sano puede generar sufrimiento e invalidez si la red neuronal que lo gestiona lo hace desde la evaluación (errónea) de enfermedad. No es necesario tener una enfermedad para padecer. Basta que el cerebro valore hipótesis de enfermedad. Ahí reside la patología, en la evaluación y toma de decisión del sistema neuroinmune.

Para los primeros la hipótesis de la patología evaluativa es una hipótesis psicológica. Cierto, pero tendríamos que ponernos de acuerdo en lo que quiere decir psicológico. Las neuronas son entes físicos, células como otras cualquiera, pero segregan productos psicológicos: memoria, imaginación, predicción, aprendizaje, percepción, cognición, emoción… La hipótesis de la patología evaluativa indica una disfunción neuronal que da lugar a la activación innecesaria, mortificadora e invalidante, de programas de alerta frente a enfermedad, no existiendo tal enfermedad. No quiero insistir en la similitud con la patología evaluativa del sistema inmune que da lugar a  las enfermedades autoinmunes y alergias.

No es el individuo quien se enciende y apaga los programas neuronales. Es su organismo a través de los centros de decisión de la red de neuronas. Existe una psicopatología (catastrofismo, error evaluativo) de organismo y puede existir o no una psicopatología de individuo. Nosotros nos centramos en las disfunciones psicológicas neuronales y nuestras propuestas se limitan a su análisis. No limitamos la biología neuronal a una química reduccionista que pretende explicarlo todo con unas pocas moléculas que andan bajas o altas. Pensamos que la red neuronal debe considerarse desde una perspectiva moderna, sistémica, evolucionista, científica. La percepción de enfermedad se debe contemplar desde la misma complejidad con la que se contempla hoy en día la percepción visual. Lamentablemente seguimos anclados en una visión trasnochada limitante y errónea de lo que implica, por ejemplo, la percepción de dolor y el resto de síntomas. Si no cambiamos radicalmente los paradigmas de la percepción somática no podremos comprender ni aceptar la posibilidad de que un organismo sano genere el infierno de  padecimientos como la fibromialgia.

Los pacientes que llegan a los cursos tienen convicciones y expectativas. Han tomado fármacos y han recibido ayuda de fisios y psicólogos. Sin embargo, no se encuentran bien y no tienen un horizonte que les ofrezca una expectativa de cambio.

Ninguno de los pacientes conoce los conceptos que explicamos en los cursos. No han oído hablar de aprendizaje, imitación, instrucción experta, culturización, nocicepción, errores evaluativos neuroinmunes. Todos interiorizan la convicción de un aparato locomotor enfermo. No resulta fácil desplazar la atención de músculos, articulaciones y huesos a un sistema neuroinmune culturizado pero ese es el empeño de quienes trabajamos desde esta perspectiva.

Bastantes de los pacientes de los cursos han mejorado radicalmente. Están libres de síntomas.

¿Podemos hablar de curación?

En mi opinión los estados de disfunción evaluativa no se curan, en el sentido que aplicamos el término a otras enfermedades, como, por ejemplo, una infección. El estado de alerta-protección migrañoso o el estado fibromiálgico pueden desactivarse y desaparecer los síntomas pero pueden reorganizarse en función de muchos factores. En el sistema neuroinmune no se borran memorias, se modifican los pesos de las expectativas, la probabilidad, el miedo, la incertidumbre.

Sí podemos hablar de curación de errores de conocimiento. Si sustituímos una falsa creencia por otra veraz hemos curado un error cognitivo a base de facilitar conocimiento.

También podemos hablar de curación por consenso si un paciente lleva asintomático un determinado número de años.

Estar curado no indica que hemos erradicado un factor misterioso patológico sino que hemos reducido la probabilidad de que el sistema neuroinmune fluctúe a un estado de alerta-protección como si hubiera una enfermedad. El individuo, lógicamente se sentirá enfermo y se conducirá como tal.

Difundir el conocimiento de la red neuronal y la gestión defensiva neuroinmune no vulnera ningún derecho del enfermo. Desacreditar ese conocimiento y negarlo a los pacientes sí lo hace. No sólo eso: consolida el error evaluatio neuroinmune alimentado por una maraña de convicciones y expectativas que impedirán la gestión razonable de la seguridad del organismo


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17 comentarios en «Fibromialgia. Expectativas y creencias»

  1. Arturo,
    Mil gracias por tu correo y por divulgar un conocimiento al que no se llega fácilmente. Efectivamente, la mayoría de médicos no están por esta labor.
    Personalmente está suponiendo un cambio muy importante en mi forma de abordar el diagnóstico y supuesto pronóstico que recibí. Estoy aprendiendo muchísimo; al placer de enriquercerme intelectualmente, tengo que añadir lo que está suponiendo para mí en mi relación a la forma de abordar el dolor y cómo repercute en mi estado de ánimo: lejos del ” casi nada puedo hacer ” al “casi todo depende de lo que yo haga”.
    He tenido mucha suerte al encontrarte. He compartido el blog con algunas compañeras a las que seguro servirá también.
    Mil gracias.

  2. Gracias por esta entrada, hace poco que se me ha reactivado de nuevo el programa enfermedad y me viene muy bien. Tengo claro que ha sido por unas semanas de ansiedad y miedo que he tenido debido a otros temas lo que ha reorganizado los circuitos del dolor. El miedo. En ello estoy ahora, intentando apagar el programa respuesta enfermedad. Voy a mejor poco a poco, la manera que tengo de enfrentarme al dolor ahora es la opuesta a la anterior. No he dejado de hacer nada, he seguido cogiendo pesos y activa a pesar del dolor. Y eso ya es mucho. Ahora se que mi espalda no se está rompiendo, es mi cerebro el que lo cree. Gracias de corazón a Maite, Cristina y Mª Jesús por calmarme en los momentos de pánico.

  3. Arturo,
    Esta entrada la entiendo mejor. Es una enfermedad, el dolor existe, neuronal coincide con migrañas. Pero me cuesta solucionar el dolor. No se pq aparece, me agota, me deprime y mecda una malisima calidad de vida, q procuro sea de lo mas normal. Impotencia y fustracion por no saber como desconectar todo el mecan7smo del dolor q se produce en un cerebro, equivocado o no.

  4. Nesi: no mantengas viva una pregunta que no va a contar con una respuesta. Yo tengo alergia al polen y nunca sabré por qué comencé a tenerla. No me hago la pregunta. Sólo podemos intentar conocer los caminos que llevan a que nuestro cerebro cometa errores y no los detecte y corrija. Creo firmemente que la cultura, el conocimiento, es un factor determinante que explica satisfactoriamente el problema y que abre, a través del cambio del marco de interpretación una posible vía de alivio. Los pacientes que mejoran no han descubierto ninguna pauta o método. Simplemente lo comprenden y adoptan estrategias y reflexiones distintas.

  5. Sigo leyéndole Dr. Goicoechea….
    Celebro la difusión del conocimiento, y acuerdo con usted en la necesidad de Pedagogía; ya lo he dicho en otros comentarios.
    Hace unos días coincidíamos en abrir debates, sentarse y acordar…..
    Sentí que la respuesta llegará con un toque de víctimismo por parte del Dr. Aguirrezabal (disculpas por adelantado si hice una mala interpretación), pero no entiendo que las discrepancias con su método en la aplicación de un tratamiento basado en la pedagogía y al que el atribuye como valor añadido la ausencia de iatrogenia, se deban interpretar como una pretensión de nadie en impedirles trabajar y seguir su camino.
    Y al hilo de la iatrogénia, qué término podría definir el daño que sufren los pacientes que “se sienten culpables” tras seguir su método y no encontrar la deseada mejoría?
    Creo que debatir pasa por valorar diferentes posiciones, valoraciones, métodos de tratamiento, formas de plantearlos tanto a profesionales como posteriormente a los pacientes enfermos, por error evaluativo o no (¿?).
    Esa es mi opinión y creo que en esto deberíamos empezar a trabajar, cuánto antes, todas y todos los que estamos implicados (padecientes, asociaciones, profesionales y administración). Y siento que de no entenderlo así seguiremos postergando posibles soluciones que ayuden cuando menos a mejorar la calidad de vida y no generar más sufrimiento.

    Este es el comentario que comparto al leer al último párrafo ….”Difundir el conocimiento de la red neuronal y la gestión defensiva neuroinmune no vulnera ningún derecho del enfermo. Desacreditar ese conocimiento y negarlo a los pacientes sí lo hace”…..
    Entiendo que nadie les niega el derecho a difundir su método (más bien todo lo contrario, ya que les han dotado de todos los medios que en su día se pidieron desde la asociación para llevar adelante el programa de formación de médicos en estas patologías) y que discrepar no es lo mismo que desacreditar, y que si difundir no vulnera derechos del enfermo, discrepar tampoco.

    Lamento mucho el que desde estas entradas, que me alegran por la difusión que hace de sus conocimientos , se siga “intuyendo” poca o nula voluntad de empatizar y colaborar con otras posiciones, que no lo desacreditan ni niegan, que tan sólo lo valoran de momento como un estudio más sobre el tema, que celebran la mejoría de quienes han tenido la posibilidad de probarlo y que lo único que piden es que no se “imponga” como la verdad absoluta en cuanto al diagnóstico y tratamiento de estas patologías, síndromes o como se les quiera llamar (siento que no le gusten estos términos pero de momento así están acordadas por quién tiene la potestad y conocimiento para hacerlo).

    Siga investigando Dr. Goicoechea, sigan trabajando Dres. Aguirrezabal y compañeros de los cursos de Osatzen, sigan compartiendo y difundiendo sus resultados….y sigamos teniendo presentes las palabras de aquel sabio que decía ….. “Solo sé que no sé nada”….
    Salud

  6. Marite: como ya le dije no voy a valorar actitudes personales. No entraré en el debate de quién hace o dice qué. Sólo quiero debatir conceptos de biología. Esa es la función del blog. En la sección de comentarios los lectores pueden ejercer su derecho a opinar siempre que lo hagan con la corrección debida. En mis entradas intento recoger las dudas y objecciones recogidas en esos comentarios y contestar del modo más objetivo que puedo, exponiendo opiniones ajenas y propias. Probablemente sabemos poco pero vamos sabiendo cada vez con más fundamento lo que ya sabemos que no es verdad, lo diga quien lo diga.

  7. Se me ocurre que calificar o interpretar la hipótesis de la disfunción evaluativa como psicológica siempre va a traer problemas. Quizá porque desde la medicina más reduccionista se ha utilizado la etiqueta de psicológico para minimizar los síntomas y con una connotación culpabilizadora hacia los padecientes. Como si un síntoma de “origen psicológico” fuera menos digno que uno de “origen biológico”. Las personas diagnosticadas de fibromialgia se han visto expulsadas del respeto que se les tiene a otros padecientes y se las ha englobado junto a un pull de pacientes altamente sospechosos como los que presentan síntomas conversivos o, en general, cualquier sufrimiento o padecimiento “mental”. Yo recuerdo que me enfadaba mucho cuando derivaban a alguien por una “afonía psicógena” con un tono despectivo y entendiendo la labor de los psicólogos como la de convencer a la persona para volver a hablar. O cuando a las chicas con un cuadro de anorexia se les dice que con un par de bofetones se les pasa la tontería. Es realmente injusto considerar que las personas de alguna manera controlan voluntariamente lo que sienten salvo que haya un marcador biológico claro. Pero la manera de enfrentarse a este error y a esta injusticia no es arrimarse a la etiquetad de enfermedad. Tan cruel es considerar a una chica con anorexia como caprichosa como catalogarla como enferma y despojarla de la opción de poder darle la vuelta a su situación y esperar que la solución venga de fuera. Y en la fibromialgia pasa exactamente lo mismo: nadie quiere sufrir dolor diaria e intensamente pero sentirse enfermo y aspirar a que la cura venga de un fármaco milagroso tampoco es la solución.

    Veo realmente difícil que se pueda asumir la propuesta de Marité de que coexistan dos formas antagónicas de entender la fibromialgia. O hay una disfunción evaluativa o hay enfermedad como cualquier otra. Y, las propuestas de “tratamiento” son diametralmente opuestas. O pedagogía, o “masajes” (por decir algo).

    Respecto a la iatrogenia por no “curarse”. Como psicóloga, tengo en consulta a padecientes que no se “curan” y jamás les he culpado por ello. Si se sienten culpables, puede que esa culpa haya que valorar de dónde procede. ¿Qué pasa con los padecientes que optan por terapias más convencionales? ¿Se curan? ¿No se sienten culpables? Cuando alguien “fracasa” en algo que le resulta de vital importancia, la culpa suele aparecer. Como cuando se nos muere alguien. No necesitamos que nadie nos eche la culpa… aparece, y aparecerá siempre que algo que nos importa vaya mal. Es un mecanismo evolutivo para aprender de nuestros errores, aunque no necesariamente seamos nosotros los errados.

  8. Mar: Estos son los códigos de la fibromialgia CIE M79.0 , Sfc G93.3 y Sqm CIE-9 995.3 .
    ¿Me puedes adjuntar los codigos oficiales que caracterizan estas enfermedades como psicológicas?
    Las terapias psicológicas solo sirven en los Ssc como acompañamiento, Recomendandose la terapia cognitivo conductual.

  9. Coincido con Mar, aunque con algunos matices.
    En el primer párrafo de acuerdo salvo en lo de suponer que en Fibromialgia el asunto es “sentirse” enferma y aspirar a que la cura venga de fuera y mucho menos de un fármaco milagroso. Recurro a ellos muy a mi pesar, sobre todo porque lejos de encontrarme cómoda con la situación que provoca esa “disfunción evaluativa” en la que, hasta ahora al menos, coinciden la mayoría de propuestas o hipótesis y tratando de llevar la vida más normalizada que puedo, me es imposible soportar cada vez con más frecuencia los síntomas que se presentan y que como reconocen la mayoría, incluso en este blog, son tan reales como si de una “enfermedad” se tratara y no hablo sólo de dolor.
    Me gusta salir a pasear, especialmente por la naturaleza, ese es mi ejercicio y mi movimiento preferido. Disculpen que personalice, pero ya ayer no me encontraba bien y me quede en casita.
    Curiosamente, esta noche me sentía como con gripe, y al tomar la temperatura tenía sólo 36,5 (esta vez no tuve que pensar que el termómetro estaba estropeado, porque aunque tenga mucha calentura, el termómetro ni se mueve, no suele pasar de los 35). Hoy de nuevo me he quedado sin paseo y hoy sigo con el malestar “tipo gripe” y ahora marca 37. (Para alguien cuya temperatura sea 36,5 estaría en este caso marcando 38,5). Y aquí, aparte del malestar y dolor que no consigo controlar empiezan las dudas,….¿será gripe?,….¿será una crisis? …¿será lo de siempre?. Bueno, que más da lo que será…..el asunto es que me ha fastidiado los planes, esos planes de los que la Pedagogía del Dolor dice, o entiendo, no hay que posponer.

    Creo que esto podría ayudar a aclarar un poco lo de las propuestas antagónicas de las que habla en el segundo párrafo y es que dando por buena la “disfunción evaluativa”, los síntomas son reales y coincidentes con los “enfermedades comunes” que se tratan porque a nadie le gusta soportar el dolor y las limitaciones que conlleva, además de otros síntomas que no voy a extenderme en relatar.
    Yo por mi parte seguiré formándome como mejor entienda en la Pedagogía del Dolor y aunque entiendo su postura, creo que debemos esforzarnos en “acompañarnos” ya que de otra forma no conseguiremos avanzar.

    Y en cuanto a lo de “curarse o no curarse”, el “fracaso” y la “culpa” también de acuerdo con Mar.
    Ahora me gustaría saber como explican y que dice la Pedagogía del Dolor a aquellos, que forman parte del grupo que ni mejoran ni se curan?
    Mejor saberlo que tenerlo que imaginar.

    Pero, se me ocurre que con paciencia, buena disposición y escucha atenta por ambas partes, lleguemos a saber un poco más.

  10. De acuerdo también Dr Goicoechea y coincido en el interés por sus conceptos sobre Biología.
    Quizás no me explico bien, pero es lo que he tratado de decir y en todo caso igual no he entendido bien lo que expone en el último párrafo, coincidiendo en los conceptos pero no en lo que entiendo como valoraciones.

  11. Martínez:

    En ningún momento he dicho que la fibromialgia esté catalogada como trastorno psicológico. Lo que digo es que no me sorprende que haya padecientes que se sientan molestos si se entiende que la disfunción evaluativa es una hipótesis psicológica. Por lo peyorativo que ha sido y sigue siendo para algunos médicos el término psicológico.

    La terapia cognitivo conductual trata de modificar ideas erróneas o irracionales en torno al dolor (u otros síntomas presenten en la fibromialgia) y favorecer la exposición gradual al movimiento u a otras condiciones estimulares o conductas que se evitan en base a concepciones erróneas. Objetivos que comparte con el modelo de Osakidetza y del Dr. Goicoechea. De hecho, en ocasiones se ha utilizado ese término en este blog.

  12. Marite:

    Yo lo que defiendo es que la etiqueta de enfermedad dificulta que uno pueda mantener sus planes cuando se presentan los síntomas (o la respuesta de “enfermedad”). Si uno se ve a sí mismo no como enfermo sino como preso de un error evaluativo es más fácil que logre sobreponerse e intentar no modificar sus planes por muy alta que suene la alarma.

    Que haya personas que no logren modificar la disfunción evaluativa no contradice la hipótesis. Nadie ha dicho que fuera fácil. Y sin ánimo de entrar en debates eternos, ¿qué eficacia han demostrado las terapias convencionales?

    Sobre el uso de medidas paliativas como los fármacos: nunca he cuestionado ni lo haré a alguien recurra a algo para disminuir la intensidad de su sufrimiento. Entiendo que no es plato de gusto para nadie tomar pastillas. Pero el uso de dichas medidas tampoco facilita poder acabar con el error evaluativo.

    Intentaré explicarme con un ejemplo. A mi me da miedo montar en avión (fobia en términos psicológicos). El tratamiento psicológico de elección es la exposición al estímulo temido. Y yo me expongo. Lo paso fatal porque mi cuerpo reacciona ante el hecho de montar en avión como si fuese una condena a muerte: visión en túnel, palpitaciones, sudor frío, náuseas… Lo que me pide el cuerpo es bajarme del avión, así me “curo”. Y si me tomo una pastilla, también me siento mejor. Pero ni bajarme ni tomarme una pastilla me van a ayudar a que mi cerebro entienda que montarse en un avión no es igual a morir. El tratamiento cognitivo de la fobia sería como el que se postula para la fibromialgia: Tu cerebro está convencido de que el avión es una amenaza de muerte y reacciona ante el hecho de volar con una respuesta de pánico. Si quieres modificar el error, no te queda otra que montarte repetidamente en el avión hasta que el cerebro se convenza de que no vas a morir.

    Siendo honesta, el malestar que me genera montar en avión ha disminuido considerablemente. Y cuando empecé a exponerme iba con fármacos porque no era capaz de enfrentarme al sufrimiento. Pero tenía claro que parte del objetivo era ir retirando el fármaco. Y no, no me he “curado” del todo. Volar no va a ser mi forma preferida de viajar, pero he conseguido ir a Argentina sin pastillas y sin sufrir tan tremendamente.

    Espero que logremos entendernos, Marite. Para las dudas que puedan surgirte, tienes aquí muchas personas dispuesta a explicar conceptos una y otra vez.

    Saludos.

  13. Esa es mi intención Mar, lograr entender y llegar a entendernos.
    Gracias por la disposición a explicar una y otra vez los conceptos. Yo seguiré escuchándolos atentamente y planteando las dudas mientras las tenga.

    Conozco la fobia al avión y más o menos, la he superado sin pastillas, aunque se que es un “fantasmilla” que planea en mis pensamientos cuando hay algún proyecto de viaje y ese es el único medio posible, pero intento y consigo más o menos hacerle frente.
    No estoy conforme con la equiparación que haces de la FIbromialgia con la fobia a volar; yo te entiendo pero creo que también se podría entender en esta explicación un enfoque pisológico de la misma, del cuál parece por tus palabras que no estas de acuerdo.
    Dices que el tratamiento cognitivo que se utiliza para la fobia es el que se postula para la FIbromialgia. Muchas veces relacionamos la Pedagogía del Dolor con la Tereapia Cognitivo-Conductual. Creo que en este blog se ha hablado de ello y si no he entendido mal, se ha dicho que no era lo mismo.
    Desde mi experiencia, que he recibido apoyo mediante este tipo de psicoterapia puedo decir que no es lo mismo y te dejo a tí como psicóloga para que aclares las diferencias.

    También sin ánimo de entrar en debates eternos, pero cuando dices que “el hecho de que haya personas que no logren modificar la disfunción evaluativa no contradice la hipótesis”, lo mismo podríamos decir de quién obtiene mejoría con un tipo de dieta (algo que rechaza si no interpreto mal el Dr, Goicoechea la Pedagogía del dolor) o con la ayuda de terapias alternativas como la fisioterapia y en último caso quién para soportar el dolor, a pesar de utilizar todos esos medios digamos “alternativos” tiene que recurrir a las terapias convencionales y “oficiales” que aunque no curan de momento la “disfunción evaluativa” si alivian el dolor y otros síntomas que se presentan, luego siguiendo tu argumentación las deberíamos poner de momento al mismo nivel que la hipótesis de la Pedagogía del dolor.
    Y no se puedo obviar, que muchas veces quienes padecemos esta enfermedad nos vemos obligados a sobremedicarnos a instancias de los profesionales que, nos guste o no, son los que tienen la última palabra salvo que decidamos enfrentarnos a ellos y complicar más la difícil situación que tenemos al tener que lidiar con la enfermedad y el entorno que nos rodea, especialmente cuando hablamos del impacto que tiene en el entorno laboral.

    Cuanto me gustaría que pudiéramos conseguir que dejara de ser una HIPÓTESIS y pasará a ser la explicación y remedio total a estas enfermedades de “disfunción evaluativa”. Pero creo, que es cuestión de tiempo y que es más complejo de hacer que tal como rezaba el titular que apareció en los medios:
    “Médicos de Osakidetza enseñan a otros colegas una terapia que mejora o cura la fibromialgia”
    http://www.diariovasco.com/sociedad/salud/201411/13/medicos-osakidetza-ensenan-otros-201411130736.html

    Sin ánimo de repetirme, pero aunque los objetivos del grupo sean aportar soluciones a estas patologías, sigo reafirmándome en que “falta y sobra” algo en esta propuesta y que sentándose las partes implicadas y no por imposiciones de parte, se llegará más fácilmente a donde todas queremos llegar.

  14. Marite: los conceptos que explicamos de Biología del dolor no son hipótesis. Sostener que el cerebro es un órgano predictivo que construye su conectividad día a día en base a expectativas y creencias es un concepto básico de Neurociencia. La toma de decisión, la detección de error y otros muchos conceptos contenidos en los cursos no son hipótesis.
    Sí es una hipótesis de investigación que la divulgación de conceptos básicos (no hipótesis) puede modificar la evolución del cuadro. Cada día hay más evidencias en la confirmación de esa hipótesis. Los grupos de Osatzen trabajan en esa investigación.
    Las propuestas oficiales trabajan sobre otra hipótesis: la fibromialgia es una enfermedad que está en algún lugar, escondida hasta el momento. Probablemente es una enfermedad neuronal pero no conocemos el origen aunque sí sus efectos.
    La terapia cognitivoconductual puede dirigirse al individuo consciente. Sería el modo habitual de tratar las disfunciones psicológicas. Nosotros hacemos pedagogía en Biología. De ahí surgen cambios de creencias y conductas, No contemplamos una supuesta psicopatología del individuo pero si se da recomendaríamos la atención psicológica. Naturalmente preferiríamos que el psicólogo conociera el marco teórico en el que nos movemos.

  15. Marite:

    Tienes toda la razón. Yo misma he defendido en este blog que la pegadogía no debe equiparase a la terapia cognitivo conductual. Y lo defiendo por una cuestión de matices pero de matices muy importantes. La base de TCC (Terapia cognitiva conductual) es modificar creencias erróneas para modificar el afrontamiento (o los comportamientos, se podría decir). Eso sería, en líneas generales, lo que postula esta forma de trabajo y se aplica no sólo en fibromialgia sino en depresión, ansiedad, etc. La pedagogía que se defiende en este blog comparte objetivos pero lo que no comparte es el tipo de creencias a modificar.

    Intentaré explicarme:

    Si el psicólogo cree que la fibromialgia es consecuencia de un trastorno psicológico previo, o de haber llevado una vida dura… se centrará en aliviar la causa psicológico o en reparar el trauma que causaron las condiciones de vida. La creencia que va a modificar es que se pueda combatir la fibromialgia directamente sino que ésta es consecuencia de trastornos psicológicos o de la mala vida que son los que hay que cambiar.

    O podría pasar que el psicólogo entienda que la fibromialgia es una enfermedad incurable y por tanto el trabajo (como podría ser el que se hace desde la la Terapia de Aceptación y Compromiso, que forma parte de las nuevas terapias de TCC) sería socavar las creencias de que el dolor (y otros síntomas) mejoren y lograr una vida satisfactoria a pesar del dolor. Aprender a vivir con ello.

    La tercera opción sería que el psicólogo, como es mi caso, considere que lo que hay que modificar son las creencias erróneas acerca que la fibromialgia y cambiar el afrontamiento: exposición gradual al movimiento y reducir también gradualmente estrategias evitativas como el consumo de fármacos, le cambio de planes, el aislamiento, etc

    Cuando alguna vez el propio Arturo o Iñaki (creo) han asimilado la pedagogía a la TCC me he mostrado contraria porque que se haga lo mismo depende de las creencias del psicólogo.

    Yo ya comenté en mis inicios del blog que he pasado por todas las fases hasta encontrar en el modelo de Arturo una visión que me parece más coherente.

    Me dices que no estás de acuerdo en la comparación entre fobia y fibromialgia… desde luego, es evidentemente mucho mejor tener una fobia aislada que tener fibromialgia. Pero los mecanismos implicados en la génesis de una y otra son los mecanismos del aprendizaje que están descritos desde los años 70 y que no son hipótesis sino que son hechos.

    Perfectamente de acuerdo en tu argumento de que la “curación” o mejoría no son condiciones suficientes para justificar que una terapia es eficaz; al igual que la no curación tampoco. Espero y deseo que desde Osakidetza se pueda demostrar científicamente los planteamientos y en ello están.

    No es que yo esté o no de acuerdo con que la fibromialgia sea un trastorno psicológico… más bien (y creo que me repito de nuevo), creo que lo psicológico suena a inventado, a fingido, a poco serio. De hecho, la psicología es una ciencia muy poco valorada en sí. Lo que sí pienso es que el origen de la fibromialgia tiene que ver con las teorías del aprendizaje, como también en el origen de la depresión y la ansiedad. Siendo las tres “enfermedades” generadoras de sufrimiento e incapacidad. Por desgracia, en nuestra sociedad, una baja laboral por depresión nos suena a cuento chino, aunque sea tan digna como una baja por gripe.

    Y también estoy de acuerdo con que el titular en referencia a la curación fue poco acertado. Pero también a mi me molesta titulares parecidos en los que relacionan los antidepresivos o los ansiolíticos con la curación de la depresión o la ansiedad y nadie se rasga las vestiduras. O cuando se publican estudios genéticos que prometen una panacea que nunca llega.

    Un saludo

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