Alguien dijo alguna vez que la enfermedad más común es el diagnóstico. Dijo bien.
Hay enfermedades esquivas que no dan la cara. Generan sufrimiento, invalidan… pero hacen su trabajo sin dejar rastro en análisis, radiografías ni biopsias.
Los expertos se reúnen en torno a un grupo de síntomas y alumbran el diagnóstico tras arduas reuniones en busca de consenso.
– ¡Ya lo tenemos! Fibromialgia. Migraña. Síndrome de fatiga crónica…
Los padecientes agradecen el diagnóstico.
– Por fin un médico me ha encontrado la enfermedad. Tengo un diagnóstico. Es lo menos que se puede pedir.
Las enfermedades con diagnóstico y sin sustancia objetiva de enfermedad, hacen padecer. Puede que incluso más que las enfermedades con sustancia. Parte del padecimiento proviene de la falta de diagnóstico. Años de peregrinaje por las consultas en busca de la etiqueta.
El diagnóstico llega muchas veces tarde. Eso complica las cosas. Es fundamental hacer el diagnóstico precoz. Así cortamos el mal de raíz, cuando la enfermedad está aún tierna, maleable.
Los profesionales de las enfermedades-diagnóstico hacen campañas de divulgación para destapar el mal ya en la infancia, para cogerlo “a tiempo”.
Piensan los ciudadanos que el diagnóstico trae un tratamiento debajo del brazo y que todos los males al menos pueden contenerse aunque no tengan curación… pero sólo si se cogen (diagnostican) precozmente.
– Conociendo el diagnóstico me pondrán un tratamiento.
Los expertos en enfermedades diagnóstico sostienen que no tienen cura. Así de claro. Si alguien dice que se ha curado, miente o estaba mal diagnosticado.
El que no tengan cura no quiere decir que no tengan tratamiento. Lo tienen: multidisciplinar, aunque algo indisciplinado. Es necesario conjugar esfuerzos de diversos especialistas pero resulta complicada la conjugación pues son enfermedades que casi nadie quiere.
A las enfermedades-diagnóstico con tratamiento multidisciplinar les salen muchas ofertas de origen: genes, alimentos, estreses… Hay mucha investigación, muchas moléculas presuntamente implicadas, muchas vías abiertas a futuros fármacos. Abundan las correlaciones disfrazadas de causalidad.
Las enfermedades-diagnóstico generan mucha actividad económica, mucho gasto para unos y mucho beneficio para otros. Los expertos presentan las cifras de “la repercusión” para dar pie a exigir más gastos “en investigación”, en “concienciación” social y profesional.
El diagnóstico de las enfermedades-diagnóstico, dicen los expertos, no es fácil. Sólo los expertos son fiables. Se exigen habilidades exclusivas, obtenidas tras largos años de estudio y experiencia.
Realmente el diagnóstico de las enfermedades-diagnóstico está tirado. Se hacen pruebas de enfermedad para comprobar que no la hay. Una vez que se tiene el test negativo de enfermedad necesitamos el positivo del diagnóstico. Se hacen tres o cuatro preguntas y si da positivo en dos o tres ya tenemos el diagnóstico confirmado.
Esta tarde tenemos un encuentro en la Biblioteca Ecologista GAIA en torno a un vídeo aterrador: Psiquiatría, la industria de la muerte. Hay gran parte de verdad en la denuncia de la terrible historia de la Psiquiatría pero lo mismo sería aplicable a cualquier área del conocimiento humano. Somos una especie manifiestamente mejorable y no es posible presentar un currículum limpio de polvo y paja desde ningún área del pensamiento. La angustia del dolor físico y mental presiona para exigir el diagnóstico y la solución y siempre habrá quienes sostengan que ya los tienen y actúen amparados en el contexto de la época de modos que ponen los pelos como escarpias…
La enfermedad del diagnóstico está haciendo estragos. No parece tener fin. está sometida a una dinámica circular que la realimenta y engorda.
– ¡Necesitamos un diagnóstico! ¡Información! ¡Reconocimiento de enfermedad!
La enfermedad del diagnóstico se cura con la certificación y aceptación del certificado de salud. Ya sé que la OMS define la salud como «un estado de completo bienestar físico, mental y social”, y no solamente como la “ausencia de afecciones o enfermedades”. Desde esta perspectiva los enfermos con diagnóstico sin enfermedad no están sanos pero tampoco están enfermos pues no hay enfermedad. Sólo padecimiento y diagnóstico. Etiqueta.
Hay síntomas para los que los médicos no encuentran explicación: Medically Unexplained Symptoms (MUS).
Frente a estos padecimientos sin explicación caben dos posiciones:
1) Es una enfermedad. Lo dice la OMS. Hay que investigar más para encontrar los marcadores biológicos que la hagan visible y los tratamientos que la controlen.
2) No es una enfermedad. Dejen en paz al organismo y ayúdenle a gestionar la salud desde la convicción de salud. Combatan el miedo, la incertidumbre (o certeza) de enfermedad.
Ya conocen la opinión de este blog.
Usted mismo.
Importante planteamiento, en un blog anterior Dr Arturo, hablaba también de la fm -enfermedad-no enfermedad.
Si estoy bien sin alteraciones con evidencia estoy sana. Pero si estoy mal como puedo decirme que estoy sana? Si hay alodinia severa, contracturas musculares, agotamiento, fatiga, tejidos conjuntivos de ojos, garganta del tracto intestinal infalmados,cerebro espeso, dolor generalizado y con ello la inevitable depresión. Y pese a todo esto, gracias doy a la “no enfermedad” y sigo cantando
En la medicina como se llama esto?, tienen quedar un diagnostico sino como tratarlo, como lo investigan?
Creo que es muy diferente decir: dolor sin daño que dolor con daño. En ambos casos hay un diagnostico y el tratamiento es diferente, el abordaje terapéutico es diferente. No se si en esto esta el kid del asunto
Como enferma de fm adopto la pedagogía del dolor para auto-curarme con la ayuda multidisciplinaria. La propuesta del blog es esa y es acertada. Pero que me siento enferma, limitada si . Como se llama eso?.
En el blog el dolor sin daño no es enfermedad y entonces como se llama?: Es una ambigüedad porque no estamos enfermas pero me siento enferma. Es una contradicción vital interior hasta existencial que incide en el yo y en los otros.
Abrazos
Patricia: es muy sencillo. Hay una gestión equivocada cerebral en un organismo sano. Podemos llamarle enfermedad si lo prefiere pero sólo si se matiza el origen y no se busca una enfermedad, en sentido clásico. Los síntomas corresponden a programas de enfermedad activados… sin enfermedad, por evaluación errónea. estamos ante el equivalente neuronal de las enfermedades autoinmunes: el organismo, a través de sus sistemas defensivos (inmune o neuronal) convierte la vida en un infierno. Afortunadamente podemos revertir el proceso con la Pedagogía pero es condición necesaria, aunque no siempre suficiente, la convicción de salud.
Patricia: se le llama simplemente “percibir enfermedad”, tú misma lo expresas perfectamente, “no estamos enfermas pero me siento enferma”. Si necesitas un nombre más técnico, disfunción evaluativa neuronal creo que es el más correcto, cuerpo sano, cerebro equivocado, activación errónea de las respuestas de enfermedad.
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2011/12/06/fibromialgia-percibir-enfermedad/
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2009/03/19/cerebro-y-percepcion-de-enfermedad/
Un saludo.
Condición necesaria pero no suficiente, ¡cómo odiaba la lógica matemática de primero de carrera!
Dr Arturo me parece que se esta tratando de buscar otros concepto de salud y enfermedad con nuevos paradigmas, esto es un avance para la ciencia porque permite romper los obsoletos.
A lo que voy es que si hay en el cerebro una gestión equivocada pero arrasadora en la parte biologica, fisica y espiritual en cuerpo sano, no puede estar fuera del campo que implica limitar entere lo sano o lo enfermo. Creo que si mi vida es un infierno vivible, no es acaso porque estoy enferma? Regreso nuevamente al punto incial: hay nuevos paradigmas a ser conceptualizados cientificamente. Creo que es el desafió medico.
Mi querida Cristina es una percepción constante de enfermedad, es como estar en la orilla del mar en donde el golpear de las olas nunca se va.
La percepción emociones esta en el circulo de Papez, pero si el cerebro activa enfermedades por x motivo y afecta a lo fisico que se constata como por ejemplo:
mis musculos tienen fuerza pero están cansados?, si no es severa la fatiga sigo trabajando con mi cabeza ( mi trabajo es intelectual, investigar) pero si la fatiga y la espesura cerebral es grande y la somnolencia me invade tengo que acostarme para vivir la pedagogía del dolor en el silencio de mi yo y luego continuar trabajando. No solo es percepción es evidencia también.
Ahora bien, la pedagogía es clave y es lo que se esta construyendo, me ha ayudado. En un año y meses me quité lyrica, zaldiar, y otro analgesico opiacio. Cambie mi estilo de vida para no vivr bajo presion. Hay una mejora importante. Pero ya no soy la persona activa de antes. Sin duda, la enfermedad me dio una dosis de discapacidad .
Patricia: das por sentado que “la enfermedad” ha pasado una factura física en los tejidos y no es cierto. A los músculos no les pasa nada. Son los programas centrales, cerebrales, los que dictan un nivel bajo de activación por una evaluación errónea de fracaso o riesgo. Recuperar la convicción de salud cuesta, dado que la percepción impone su ley pero es fundamental trabajar en esa dirección y deshacer los hábitos de enfermedad.
Insisto: el organismo, los tejidos, están bien. No estoy seguro de que aceptes esa premisa.
Patricia: lo que percibes es REAL, hablar de percepción no quiere decir que sea algo emocional o psicológico, el cerebro decide qué es lo que tú percibes en la pantalla de tu conciencia en función de la valoración que hace sobre el estado del organismo o posibles amenazas para el mismo. Pero el cerebro a veces se equivoca, puede haber daño y no dolor, y lo más frecuente, dolor sin daño.
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2013/01/17/percepcion-concepto-fundamental-pero-dificil-de-explicar/
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2012/05/14/pedagogia-en-neurobiologia-del-dolor-el-dolor-es-una-percepcion/
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2012/02/21/nocicepcion-ni-necesaria-ni-suficiente/
Percibir enfermedad constantemente es un auténtico infierno, lo sé muy bien, pero es fundamental adquirir la convicción de salud a pesar de lo que percibas. A tus músculos puede no ocurrirles nada anormal pero tu cerebro hacer que tú percibas que estén rígidos, que no se estiren, que no tengan fuerza o consistencia, etc. Esto ha de quedarte muy claro: LO QUE PERCIBIMOS NO SIEMPRE SE CORRESPONDE CON LA REALIDAD DEL ESTADO DE NUESTROS TEJIDOS O NUESTRO ORGANISMO. Otra cosa es que el malestar condicione o no, limite o no, como te digo, lo que percibes es real, la respuesta de enfermedad se activa “como si” hubiera daño o amenaza real, por tanto, es perfectamente comprensible ese “tener que descansar” cuando no se puede más, cuando no se consiguen apagar las falsas alarmas, la intolerancia del cerebro a veces acaba con la tolerancia del yo, ahí entra en juego el apremio somático para que adoptemos conductas de evitación o protección, el sistema de recompensa, a veces gana el yo, otras gana el cerebro… Eso nos ocurre a casi todos los pacientes en el proceso.
Como bien dices, comprender lo que está ocurriendo ayuda a reducir el significado amenazante de los síntomas incluso a pesar de que éstos no hayan desaparecido. Por eso es fundamental adquirir la convicción de salud y comprender las ideas fundamentales, aunque sólo eso, como dice Arturo, no sea suficiente…
http://arturogoicoechea.wordpress.com/?s=Ah%C3%A1
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2013/01/22/comprender-ni-necesario-ni-suficiente/
Un saludo.
Gracias por su respuesta, comprendo racionalmente esto, por ello la pedagogía del dolor es necesaria.
Por ejemplo, tengo irritación e inflamación de los ojos muy fuerte y los vasos de la conjuntiva se rompen, veo a travez de un lente opaco. El oftalmologo hace todas las pruebas y dice: hay una sensibilizacion periferica, no hay daño en nada y me bloquea para bajar la intensidad del dolor del tronco nervioso supra e infra orbitral y 2 meses tratamiento con gotas y cortisona, Mejoró y sigo escribiendo mis investigaciones y el próximo libro a publicar. Como usted bien decía aquellas otras molestias van y vienen y no les hago caso.
Es el paso difícil e incomprensible entre la mente y corazón Si es así acaso no es un nuevo paradigma en la neurología?
Creo que soy ejemplo vivo virtual de lo que implica trabajar la pedagogía del dolor desde los profesionales y el enfermo.
Cris, un toque de cariño virtual, te mando un abrazo. Seguimos, voy comprendiendo y aprendiendo mas.
Entiendo perfectamente el comentario de Patricia y, por supuesto la respuesta de Cristina.
Creo que los síntomas se siguen percibiendo y siguen apareciendo porque el debate entre la creencia nueva ( la que hemos ido construyendo en este tiempo en base a la pedagogía sobre dolor) y la que nos ha acompañado hasta el momento no está cerrado.
Sigue habiendo dudas, miedo , reticencias. Se cree firmemente en lo aprendido y racionalmente se entiende y no se cuestiona pero lo emocional sigue dando la lata y presentando en la pantalla consciente el miedo a que algo pueda estar pasando realmente por ahí dentro. El ” Y si….?” sigue existiendo.
Entiendo que a pesar de que los contenidos aprendidos estén bien consolidados y con nuestra nueva conducta “enseñemos” a nuestro cerebro que ha encendido la alarma inutilmente cuando uno se siente enfermo hay veces que se da por vencido y se retira a descansar, se aisla y el miedo surge para hacer que el individuo se cuestione todo aquello que “creía” bien armado..
Sólo el tiempo, el tesón, consolidar bien lo aprendido y combatir el miedo a la incertidumbre y al posible y potencial desastre biológico nos ayudarán en el proceso.
Es muy útil fomentar un diálogo entre el miedo y la razón. Un diálogo en el que el miedo acabe sirviendo para proteger al individuo de forma adecuada que para eso sirve y en el que la razón abra caminos neuronales nuevos, nuevas conexiones que se establezcan con firmeza y con convicción.
Es necesario mirar con lupa en nuestro interior porque en la mayoría de las ocasiones el miedo no nos ha abandonado y aparece en ocasiones en forma de duda de ” Y si….?” y con esta duda la vuelta a los síntomas y a la convicción de enfermedad.
Un abrazo
Arturo : correlación no es causalidad….bien lo sabe Ud…Cada día me gusta más este blog…gracias.
Pero ¿que dice la praxis médica? ¿hasta que punto estamos/estan dispuestos a aceptar la evidencia científica como método? ¿casualidad es causalidad?…Si D.Walter Freeman levantara la cabeza…¿cambiaría el picahielos por la “diagnosis”?
Saludos
Impresionante esta entrada;pedagogía cerebral en el dolor sin daño,cuerpo sano en un cerebro equivocado,Aquí está la clave de muchos de nuestros males.
Saludos!!!!!Domi
Creo que poco a poco voy aprendiendo,me siento muy identificada con las cosas que decíis,los dolores ,las incapacidades,el cansancio,intento racionalizar,pero es muy difícil,comprendo que no se consigue de la noche a la mañana,pero al menos me gustaría detener el avance. En mi último gran problema,con daño físico,el otorrino me dió como tratamiento engañar el cerebro,me dijo claramente que no había otro,que no me daba ninguna pastilla,incluso lo dijo con culpabilidad,como excusándose,lo curioso es que a mí me pareció genial,estoy harta de fármacos que no alivian y aunque la propuesta resultó novedosa y hasta ahora la aplico pasito a paso,me gustaría que hubiese más profesionales que admitan este tipo de cosas.
Quisiera llegar a esa convicción de salud y dejar de oir que me tengo que adaptar a tener un cuerpo y una mente hipersensible,yyyy????
Me siento reflejada en Patricia,cuando dice que su vida ha cambiado,yo no soy la misma persona,las pequeñas cosas son logros mayúsculos y no hago más que leer entradas en las que los padecientes mejoran. No se por donde empezar y no conozco ningún biopedagogo (no se si es un término correcto)cercano a quien recurrir. Podríais remitirme a algún enlace…llamemoslo práctico? os lo agradecería mucho;quiero aprender a caminar,necesito que alguien me ayude a dar los primeros pasos.