Uno de los compañeros de nuestro piso de estudiantes de Valladolid se vino de Zaragoza para poder acabar la carrera pues era tal el ambientorro y la chufla que no sacaba tiempo para hincar los codos por tenerlos habitualmente empinados con un vaso de vino en la mano. Eso es lo que había oído contar sobre estudiantes y Zaragoza: chufla y resaca, si bien la muestra no era significativa.
Este sábado me invitaron los estudiantes de Fisioterapia de la Universidad de San Jorge a hablarles de lo que quisiera y, como era pera previsible, les hablé de la Biología del dolor y de la Cultura. Allí estaban ellos en el aula magna, ejerciendo el derecho y el deber de aprender motivados por un fuerte deseo de hacerlo.
Pude constatar y constaté que los estudiantes estudian y que sienten pasión por lo que estudian. También constaté que respetan a los profes que les transmiten contenidos.
Otras constataciones: la juventud, madurez, pasión pedagógica y buen rollo de los profes. No detecté ni un ápice de soberbia ni autocomplacencia. Sólo pasión por la materia y respeto por los contenidos si están fundamentados.
Escuché ponencias ajenas y asistí a un taller de análisis del movimiento, materia que me resulta absolutamente desconocida. Así seguirá siendo en el futuro, para mi pesar, pero aprendí que otros saben mucho de lo que uno desconoce.
Por fin acabaron las ponencias y los talleres y nos juntamos a cenar en pleno corazón de El Tubo. Estaba escrito que aquello devendría en inevitables Gin-Tonics y así fué. Serafín, uno de los muchos gallegos que sabe ir a donde hay que estar en cada momento, ofició el último taller, al menos para mí.
Hace tiempo que descubrí cuál es la salsa en la que me gusta andar pringado y no es otra que la de los fisios. Con ellos me entiendo. Puede que no estemos de acuerdo en todo pero en lo que a Neurociencia del dolor se refiere, que es en lo que yo me muevo, puedo enrollarme sin problemas .
Con toda seguridad estoy conociendo un sector sesgado, no representativo del colectivo total, pero al menos pude constatar una vez más que algunos navegan en la dirección correcta que no es otra que la de abrir las velas al conocimiento multidisciplinar y al compromiso ético de actualizarse y ponerse en el pellejo del paciente para cumplir con viejos mandatos hipocráticos de, antes que nada, no perjudicarle.
De vuelta para casa no pude evitar lamentar el 0-3 del Barca. En otras circunstancias me habría resultado indiferente pero un día en Zaragoza fue suficiente para sentir los colores como propios.
Mi amigo del piso acabó la carrera en Valladolid. Aflojó algo el vino, lo justo, e hincó los codos en los apuntes. Se hizo profe de instituto y puedo dar fe de que fue un excelente profesor, respetado y querido por la chavalería.
Con toda seguridad, aprendió mucho en Zaragoza, quizás más en El Tubo que en la Facultad de aquellos tiempos… a la que, previsiblemente, acudía más bien poco.
Gracias, desde el blog, a los organizadores del evento, por haberme facilitado la experiencia.
Fui uno de los afortunados de escucharte. Me sentí todavía más afortunado de verte en mi taller, no se sí por azar o porque. Todavía más de verlo nombrado en tu blog. Y si algo puedo decir es que si en el blog eres increíble en persona nos dejaste a todos boqui-abiertos. Esta entrada de tu blog me dice mucho del trabajo que estamos desarrollando. Si hemos logrado transmitirte eso….. Es que muy mal no lo podemos estar haciendo. Gracias Arturo. Espero vernos pronto por este rico entorno de conocimiento.