La vida está instalada en el miedo a perderla. Los peligros están ahí, fuera y dentro del organismo y la evolución ha seleccionado mecanismos de defensa pasivos y activos. Cada especie tiene los suyos.
Los sistemas de defensa activa detectan agentes y estados peligrosos y disparan las correspondientes respuestas de evitación de daño. Cualquier señal, química o física, puede constituir un aviso, contener información sobre peligrosidad.
La información sobre peligro no siempre es nítida. Existe ambigüedad. Una seta puede ser venenosa o comestible.
Hay dos tipos de error con el peligro: el falso negativo: me he comido una seta venenosa, y el falso positivo: he despreciado una comestible.
La evolución prefiere conductas de falso positivo: mientras no se demuestre lo contrario las setas son venenosas. La evolución prefiere conductas recelosas, miedosas.
El Sistema Neuroinmune de defensa también prefiere equivocarse en positivo: mientras no se demuestre lo contrario la incertidumbre se resuelve por la vía de atribuir peligro a lo incierto.
Hay alergias y enfermedades autoinmunes, migrañas y fibromialgias. Son expresiones del falso positivo.
Los falsos positivos pueden contener prudencia, sentido común, racionalidad. Si desconocemos el peligro real de una seta es sensato evitarla.
Cuando disponemos de suficiente información para garantizar la cualidad inofensiva de un agente o estado, actuar con la estrategia del falso positivo resulta irracional. El miedo al error ya no tiene sentido común. Es una fobia.
La alergia es una fobia del sistema inmune. La migraña es una fobia cerebral. El dolor lumbar sin daño relevante también es una fobia (al movimiento).
Las respuestas fóbicas son insoportables. Deben serlo. El miedo está ahí para generar conductas de evitación, para imponerlas.
En las fobias Inmunes (alergias) mejor será que las respetemos. Si la penicilina está catalogada como un peligro por el Sistema Inmune haremos bien en evitarla pues de otro modo podremos morir con una exposición.
El miedo del organismo a la penicilina es una fobia. No está justificado. Resulta irracional.
El miedo del individuo a la penicilina no es fóbico. Está justificado, pues se refiere a la reacción alérgica, que puede resultar letal. El individuo teme la conducta fóbica del Sistema Inmune, no a la penicilina.
La migraña es una crisis fóbica, una defensa sin ningún enemigo. El viento Sur, el descenso de estrógenos, el chocolate… no son peligrosos, al igual que sucede con la penicilina.
El dolor lumbar al moverse, en ausencia de daño relevante, también es fóbico. Nada va a romperse si nos movemos con naturalidad pero la fobia cerebral proyecta dolor y organiza programas motores restrictivos.
En las fobias cerebrales el individuo no tiene certezas. Piensa que el dolor proviene de algo lesionado o enfermo. En el fondo las justifica. Algo hará el chocolate, el viento Sur, el cambio hormonal o el movimiento. De otro modo no se explica el dolor.
Las fobias cerebrales no hay que temerlas y, menos aún, compartirlas. El dolor no es peligroso. No mata. Mortifica y anula.
La fobia al movimiento se combate con la exposición confiada y argumentada, con la actividad.
La fobia al viento Sur se disuelve disfrutando los días de viento Sur.
– Tiene usted una columna hecha un asco…
– La migraña es una enfermedad cerebral. Evite los desencadenantes…
– La fibromialgia es una enfermedad misteriosa…
No haga caso. Está usted sano. Viva.
«La vida está instalada en el miedo a perderla» y lo dramático es que evitando perderla lo que hacemos es dejar de vivirla. Fantástica entrada.