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¡No te rasques!

El picor es » una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a una disrupción cutánea real o percibida, que produce el deseo de rascarse»

«El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a daño tisular actual o potencial o descrito en términos de dicho daño».

Hay mucho en común entre estas dos experiencias sensoriales y emocionales desagradables pero, curiosamente, han sido tratadas con distinto rasero, en muchos sentidos.

Nada tiene sentido en Biología si no es a la luz de la Evolución, el genetista Dobzhansky dixit. Si existe la percepción de picor y el deseo de rascarse es por algo. Ese algo no es sino un determinado peligro a flor de piel: parásitos y tóxicos químicos. Hay nociceptores cutáneos que lo detectan e informan, a través de señales eléctroquímicas, a diversos centros nerviosos desde los que se activa, facilita o reprime, el deseo de rascarse, procediéndose a ejecutar el rascado por medio de un programa motor que genera la acción característica.

Como sucede con el dolor hay picores crónicos sin materia peligrosa cutánea (parásitos o tóxicos químicos) detectable.

– Me pica mucho.

– No tiene nada en la piel. Unicamente lesiones de rascado. ¡No se rasque!

Al  padeciente de picor sin peligro asociado se le anima a no rascarse, a desobedecer el imperativo del cerebro a ejecutar el programa motor.

Al padeciente de dolor sin peligro asociado se le anima a obedecer el programa:

– Métase a una habitación oscura y silenciosa, relájese, tómese el calmante…

El equivalente al rascado en el dolor es lo que el cerebro propone como conducta coherente: en la migraña: aislarse del mundanal ruido; en el dolor proyectado sobre la columna, el no moverse o hacerlo con miedo.

– Cuide la postura; no coja pesos.

La definición de picor incluye la parte motora, como debe ser: «el deseo de rascarse». No así la de dolor, que no dice nada al respecto. Es una fallo. Cualquier percepción contiene, implicita o explícitamente, una invitación a hacer o no hacer algo:

«El hambre es una experiencia ¿sensorial-emocional? desagradable, asociada a falta de ingesta continuada, real o descrita en dichos términos y que genera el deseo de comer (ejecutar un programa motor)»

– Me muero de hambre… Necesito comer algo.

El picor no tiene mucha literatura ni mucho picajoso importante que lo padeciera y lo relatara de modo sublime.

El dolor sí tiene quien lo sublime. Literatura, Filosofía, Metafísica…

Desde el punto de vista biológico se dan las mismas razones para escribir sobre picor que sobre dolor.

El soporte neuronal de ambas percepciones es similar. Las dos son susceptibles al efecto placebo y nocebo. En la «insensibilidad» congénita al dolor también la hay para el picor.

Hay entidades de picor crónico sin peligro cutáneo inmediato asociado (salvo el del rascado). El peligro del dolor crónico sin peligro inmediato asociado está en obedecer al programa motor o paralítico que el cerebro reclama.

– No te metas a la habitación oscura. Concéntrate en tus programas. No hagas caso al cerebro…

Un buen modo de reflexionar sobre el dolor, cuando no hay peligro asociado, es sustituirlo por picor imaginativamente y aplicar la regla ¡no te rasques!

A lo largo del día hay dolorcillos, breves, soportables: Basta con hacer un cambio de postura, a veces, inconsciente, automatizado, para que el dolor se desvanezca. también hay picorcillos, leves, soportables. Un breve rascado acaba con ellos, sin más problema. Apenas les prestamos atención.

Podemos rascarnos y ejecutar problemas motores de alivio del dolor muchas veces al día, sin darle mayor importancia. El problema aparece cuando la atención, la expectativas, la memoria, el miedo se proyectan sobre el picor o el dolor y facilitan su solidificación, la espiral…

Quizás fuera bueno recuperar para el dolor una condición más prosaica. Está demasiado inflado como significado.

Necesitamos más Biología y menos literatura…

Dolor, picor… Sólo se diferencian en la cualidad perceptiva y en el programa motor al que invitan.

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10 comentarios en «¡No te rasques!»

  1. Respecto al picor, mi pareja tiene un problema terrible que le aqueja desde hace años. De otoño a primavera, nunca en verano, cuando se acalora en cualquier sentido (calefacción, caminar deprisa un rato, ponerse muy nervioso), su piel se enrojece y siente unos terribles picotazos en la parte superior del cuerpo. Aparecen pequeños puntos rojos en la cara interna de sus brazos. Al cabo de diez o veinte minutos desaparece, pero es muy, muy molesto y desagradable. Le paraliza, le evita llevar una vida normal y poder ir a donde desee por el temor a que suceda.

    Desde que descubrí este blog he estado rumiando si estos pinchazos son un regalo de un error cerebral y tienen algún tipo de arreglo, o si bien es un fallo del sistema inmune, como una alergia, y no hay nada que hacer.

    Pero lo peor de todo el asunto, es el abatimiento, los años de sufrimiento, y el desistir antes de visitar el enésimo médico, alergólogo, dermatólogo… Y pensar, pensar, pensar sin saber nunca que demonios será lo que sucede en su cuerpo.

    Un saludo.

  2. Carola: hay muchos síntomas, además del dolor, no asociados a daño relevante que son producto de una disfunción evaluativa cerebral. Tener la certeza al 100% de si es un error del sistema nervioso central o del sistema inmune es difícil pero tras el peregrinaje por médicos y especialistas, imagino que a tu pareja le habrán realizado pruebas de alergia de todo tipo para descartarlo. Te pongo un par de enlaces, el contenido del post «pinchazos» a mí se me quedó grabado, es un síntoma muy alarmante que muy pocas veces es indicio de un daño, igual os puede ayudar a relativar los síntomas.

    http://arturogoicoechea.wordpress.com/2011/04/26/pinchazos/
    http://arturogoicoechea.wordpress.com/2011/05/04/percibir-una-invitacion-a-actuar/

    Un saludo.

  3. Entre algunos profesionales sanitarios sí que hay ciertos paralelismos entre el dolor y el picor en el sentido de buscar en lo «psico_socio_emocional» el origen. Las lesiones de rascado se convierten en autolesiones y el origen pasa de la decisión cerebral errónea al suceso traumático no «bien» expresado/superado. Y el argumento es de risa (si no diera tanto miedo): alguien que se rasca sin motivo hasta hacerse úlceras no puede estar bien de la cabeza. Ahora bien, a ningún profesional se le ocurre recomendarle que se rasque al mínimo atisbo de picor. Y los padecientes enfadados y con razón: «yo no me rasco porque esté nervioso, estoy nervioso porque me pica constantemente y si no me rasco, va a peor».

    Hace unos meses asistí a un congreso en el que una psicóloga comentaba los buenos resultados de atender a los padres de niños con problemas dermatológicos. No pongo en duda los resultados, pero estoy convencida de que los niños mejoran porque alguien contiene a los padres y ellos, a su vez, tranquilizan a los niños. La pena es que si nadie advierte esto, seguirá tomando fuerza el concepto de somatización en lugar del de efecto placebo.

    Respecto al apunte de que todos tenemos dolorcillos y picorcillos en diversas ocasiones a lo largo del día es una idea que caló bastante bien entre las padecientes del grupo de dolor. Me tocó confesar mis propios dolores pero fue algo que facilitó el que se sintieran menos «marcianas», que no hay tanto abismo entre las personas que sufren dolor (sin daño) crónico y las demás personas. Abismo en el origen, en la calidad de vida evidentemente sí.

    Magníficas, como siempre, las entradas que recomienda Cristina.

    Saludos.

  4. Mar: la crema para pieles atópicas de Mercadona calma la incertidumbre cerebral de muchos y muchos niños, al menos es un remedio barato, 😉 Muchas veces me he preguntado cómo puede haber hoy en día tantos niños y no tan niños con alergias solares y piel atópica… Tiene que ser otra consecuencia del aprendizaje, la transmisión cultural y el exceso de mensajes alarmistas.

    Me alegro de que en el grupo empiecen a «despertar», parece que necesitamos siempre un diagnóstico que explique nuestros síntomas, es difícil asumir de entrada la idea del error cerebral:

    http://arturogoicoechea.wordpress.com/2011/07/27/sintomas-diagnosticos-mecanismos/

    Un saludo.

  5. Arturo dijo : «Desde el punto de vista biológico se dan las mismas razones para escribir sobre picor que sobre dolor.»…creo que la acción de rascado (ante el picor ) genera una nueva percepción de calma/satisfacción,en ocasiones efímera,viciosa,compulsiva…pero en términos generales positiva,adecuada a las espectativas.

    Sin embargo el dolor no promueve una acción,antes bien incita a una inacción;y en todo caso la percepción posterior nunca es satisfactoria.Si acaso el «silencio» corporal.
    Luego (creo,intuyo,tal vez) que esa retroalimentación positiva(ante el picor) y negativa/neutra ante el dolor puede marcar una diferencia notable.
    En electrónica,la retroalimentación negativa,poco o nada tiene que ver con la retroalimentación positiva.La 1ª es directa (tal cual) y la 2º precisa siempre de una zona de corte (saturación)…¿y en el cerebro?
    Saludos

  6. La conducta de rascado es evitativa (nos libra de los supuestos agentes maliciosos que hay en la piel). Cuando rascarnos nos alivia (sin la existencia de esos agentes) es porque hemos cumplido con el protocolo completo sugerido por el cerebro. Las conductas que promueve el dolor son también evitativas y no sólo incluyen la inacción sino la toma de un calmante, el cambio de postura, de zapato, etc. Mi intuición es que la diferencia entre el picor y el dolor es que en el primero la inexistencia de un daño en la piel es evidente y accesible a los sentidos. El interior del cuerpo humano es mucho más «oscuro».

  7. Nikola: la quietud motora es una acción, no una inacción. El cerebro toma más decisiones inhibidoras que excitadoras. Siempre hay retroalimentación positiva y negativa, potenciales. La saturación se alcanza cuando se impone la retroalimentación positiva descontrolada, en espiral. Eso sucede en la crisis migrañosa en muchas ocasiones pero la mayoría de los dolores alcanzan su equilibrio en un nivel alejado de la saturación. Con el picor sucede lo mismo. Puede retroalimentarse con una necesidad imperiosa de rascarse que puede generar lesiones cutáneas profundas.

    Mi intención al escribir la entrada era señalar la tendencia histórica a sublimar el dolor y a embadurnarlo de todo tipo de significaciones, cosa que no sucede con el picor. siendo así que la infraestructura de receptores, neuronas, circuitos, moléculas… es muy similar. Creo que es fundamental desnudar la percepción dolorosa y dejarla tal cual como un proceso biológico similar a otras percepciones somáticas.

  8. Cristina, gracias por los enlaces, los leeré atentamente. Desde que leo este blog me tomo muchas cosas de otra forma. Además de algún dolor lumbar sin explicación, que ya lo tengo muy «controlado», también tengo tinnitus desde hace un tiempo. Lo que leo en este blog me ayuda a aceptar esos ruidos, y sobre todo, a darles mucha menos importancia, y a que no interfieran en nada de mi vida. Intento a veces hablar con mi pareja sobre esta idea de poner las cosas en contexto, de aceptarlas y no dejarse dominar por ellas hasta ganarles la partida, pero claro, cada persona es un mundo y no todos tenemos las mismas formas de conducirnos. Un saludo 🙂

  9. Carola: son muchos los síntomas sin explicación médica aparente que se pueden abordar con la pedagogía, desde el conocimiento de la Neurobiología del dolor y del organismo. El que señalas (acúfenos) es otro ejemplo y lo de que cada persona es un mundo es bien cierto, pero cuando ya se ha probado todo y los síntomas condicionan la vida hasta el punto en que tú señalabas, encontrar una explicación coherente, científica y lógica a lo que nos ocurre, ayuda, si no a que todo se disuelva (aunque en muchos casos ocurre), como poco, a que el síntoma pierda su significado amenazante y deje de limitar tanto la vida. Pero es cierto que se necesita verlo claro, si no se acepta la información es más difícil. Un saludo y suerte.

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