A un grupo de ratones les provocan una lesión del ciático (modelo de dolor neuropático) para estudiar posibles cambios en la expresión genética tras unos meses de conducta plausiblemente achacable al dolor.
Una vez comprobado que los ratones se conducen como si tuvieran dolor se hacen dos grupos:
Grupo 1) “en canicas”: residen en una jaula empobrecida de estímulos, sin nada que hacer.
Grupo 2): “con canicas”: les enriquecen la jaula con una rueda para corretear sin límite y canicas.
Resultado:
Unos meses de ligadura y sección del ciático genera una conducta ratonil sugestiva de padecer dolor. La conducta de aparentar dolor disminuye si la vida es estimulada con juguetes.
Se sacrifica a los bichos mal y bien vivientes, a los “en canicas” y los “con canicas”, y se estudia la metilación del ADN en diversas áreas del cerebro. (la metilación del ADN es un modo de objetivar el impacto de la manipulación sobre la expresión de los genes):
Los “en canicas” muestran una reducción en la corteza prefrontal y la amigdala. El sinvivir (dolor y aburrimiento) modifica la expresión genética.
Los “con canicas”, los bienvivientes, no muestran esa reducción indicadora del impacto sobre la expresión génica. Además se conducen como si tuvieran menos dolor…
¿Conclusiones?
1) En la línea de considerar el dolor como una “cosa”, se sugiere que un dolor sostenido influye en la expresión genética. Estudios de neuroimagen ya habían mostrado cambios estructurales y funcionales en la corteza cerebral: “el dolor crónico adelgaza la corteza prefrontal”. Es decir: el dolor crónico es una enfermedad que acaba generando alteraciones medibles en imagen y, ahora, en indicadores de expresión genética.
2) Los cambios son reversibles si controlamos el dolor. La enfermedad del dolor, afortunadamente, puede curarse: basta con controlarlo, como sea. En este caso solucionando el problema de las canicas, del aburrimiento, del sentido de la vida…
La educación en Fisiología del dolor mejora la calidad vital de padecientes con fibromialgia. Previsiblemente, si se hubieran efectuado estudios de neuroimagen, se mostraría una recuperación del volumen cortical perdido en los meses de sufrimiento. Posiblemente, si se sacrificaran sus cerebros, se mostrarían cambios en la expresión genética respecto al grupo control…
Mucho dolor: depresión, ansiedad, indefensión, desmotivación, falta de horizonte… Adelgazamiento cortical, cambios epigenéticos… El dolor debe combatirse como si fuera algo tóxico, venenoso.
Vale la actividad, la distracción, “las canicas”… pero puede valer también la Pedagogía, no como una mera actividad entretenida, interesante, como un juguete similar a las canicas, sino porque, es una opinión, cambia los significados…
Para mí que el dolor no es una causa sino un efecto de una evaluación cerebral, más o menos fundamentada.
En el dolor crónico puede haber motivo: la ligadura del nervio ciático en los ratones o su equivalente en enfermedades-lesiones objetivas. Aun así, la actividad, las canicas, alivian.
En el dolor crónico puede no haber motivo. Es todo normal. No hay causa; solo efectos, no del dolor, sino de la valoración errónea de enfermedad. Modificamos la convicción de enfermedad y mejora el dolor y se recupera la corteza cerebral. Mantenemos la causa, la convicción de enfermedad pero recuperamos la actividad y también mejora el dolor y la corteza.
¿Conclusión?
Si no hay enfermedad, no tiene sentido mantener la convicción y centrarse en mantener actividad. Basta con deshacer la convicción.
– Tengo la enfermedad del dolor crónico…
– No es una enfermedad. Es un error evaluativo: su cerebro actúa como si hubiera enfermedad. Puede ser peor que la enfermedad.
– ¿Tiene curación?
– Podemos intentar con la Pedagogía…
– Ya…
Sí. Sí a todo.
Hola primeramente felicidades te sigo a diario desde que conocí tu gran blog y gracias a ti he aprendido mucho aunque me hayas dado mucho “trabajo” ya que he tenido que cambiar muchos conceptos que me han ido muy bien en mi práctica diaria. Veo por tus entradas que has abierto una escuela de dolor crónico. Yo desde hace años que tengo una escuela de espalda y me gustaría comentarte un pequeño estudio que hecho. Hace años que hago unas clases de espalda en el Consorci Sanitario del Garraf para los trabajadores con dolor crónico y esta vez he hecho unos cambios introduciendo los conceptos que explicas.
Metodología: 8 clases de 2 horas semanales( un 35% de neuropedagogía del dolor, teoría pura sin soporte técnico y el resto una antiescuela de espalda con el objetivo principal de perder miedo a moverse( muchas transferencias sin el corsé virtual ) y estiramientos de cadenas musculares para intentar reequilibrarlas.
Pasé un EVA antes y uno después y aparte si tomaban medicación o no( el perfil de la gente era lumbalgia, cervicalgia de años de evolución)
Te dejo los resultados( yo fui el primer sorprendido) A nivel de medicación todos la eliminaron( había gente que tomaba a diario y otros cuando dolía) menos una persona que continuaba con el ibuprofeno a pesar de mejorar el EVA en 2 puntos. Participaron 15 personas
1. EVA 10 a 5
2. EVA 8 a 4
3. EVA 5 a 3 continuaba tomando ibuprofeno
4. EVA 5 a 0
5. EVA 7 a 4
6. EVA 5 a 3 y mejoró su migraña
7. EVA 6 a 2
8. EVA 9 a 1
9. EVA 6 a 2
10. EVA 7 a 3
11. EVA 6 a 1
12. EVA 6 a 3
13. Eva 5 a 2
Los otros 2 no tengo el resultado.
El día 25 acabo el otro grupo. Confirmar que la neurofisiología del dolor es muy importante. Saludo.
Joan: enhorabuena por tu trabajo. Reconozco tu valor para afrontar desde la pedagogía el complejo problema del dolor crónico, la dificultad para derribar mitos, asumir el riesgo de perder clientes, ser objeto de todo tipo de descalificaciones y malentendidos…
Me alegra saber que aparecen pioneros como tú que se deciden a aplicar y comprobar críticamente los nuevos paradigmas. Tus padecientes son afortunados.
Saludos
Me ha gustado mucho el post de hoy, también el comentario de Joan, que confirma lo que Arturo explica. Aunque no las necesito en absoluto, me hubiera encantado tener imágenes del volumen de mi corteza cerebral antes y después de conocer y practicar la neurobiología del dolor, 😉
“Modificamos la convicción de enfermedad y mejora el dolor y se recupera la corteza cerebral… recuperamos la actividad y también mejora el dolor y la corteza”. Es una idea clave. Pongo “complementos” del archivo del blog para quien quiera leer más sobre esto:
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2010/06/28/el-dolor-cronico-es-una-enfermedad-cerebral-cronica/
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2010/01/22/plasticidad/
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2012/10/04/el-dolor-no-dana/
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2011/12/16/fibromialgia-fibrofog/
Un saludo.