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La cabeza

Nada tiene sentido en Biología si no es a la luz de la Evolución (Dobzhansky).

Nada tiene sentido en Biología de la migraña si no es a la luz de la Evolución.

No siempre lo que la Evolución selecciona es lo mejor. Basta con que permita la supervivencia. A veces, incluso, lo seleccionado contiene notables chapuzas.

Homo sapiens (ma non troppo) seleccionó su magnífico y exclusivo cerebro, encerrado en su magnífica y exclusiva cabeza. Algo de lo seleccionado, contenido y/o continente, ha resultado ser una broma pesada. La condena bíblica del parto doloroso pudiera extenderse a la cabeza. Quizás el angosto canal de parto para tan desarrollada cabeza haya dejado un punto de vulnerabilidad y ese sea el precio que se paga por seleccionar la inversión en un cerebro desarrollado. Desconozco si los nacidos por cesárea se libran de la condición migrañosa.

Demasiado cerebro; demasiada cabeza. Quizás por eso duela.

¿Qué ventaja evolutiva ofrece el cerebro migrañoso, exclusivo de los sapiens (m.n.t.)?

Aparentemente ninguna.

¿Por qué nacen muchos con el estigma de una cabeza predestinada a doler?

¿Por qué no el hombro, la nariz, las costillas o el talón?

No es infrecuente que los futuros migrañosos padezcan previamente dolores abdominales (“migraña abdominal”) en la infancia. Estos niños con dolor abdominal tienen, con frecuencia, madres migrañosas.

¿Qué han heredado? ¿Dolor de tripas que, al cabo de los años, se transforma en dolor de cabeza?

En ocasiones los niños con tripas revueltas padecen también dolor en una extremidad (“dolores de crecimiento”). El dolor va visitando distintos lugares somáticos hasta fijar su residencia definitiva en la cabeza. En algunos casos el dolor deja oficinas abiertas en todas las regiones: tripas, extremidades y cabeza.

Parece que la condición migrañosa anima la aparición de dolor en cualquier lugar del cuerpo.  No es patrimonio exclusivo de la cabeza. No se trataría de una cabeza vulnerable sino de un cerebro proclive a los encendidos dolorosos, es decir, al miedo al daño.

La genética que predispone a la migraña es una genética que facilita los encendidos de dolor  sin nada que lo justifique, Es la genética que propicia el alarmismo, el temor al daño, la vigilancia, el recelo, la visión catastrofista. Ese alarmismo se ceba, de modo variable, en distintas regiones.

Todos nacemos miedosos. Unos más que otros. Ante la incertidumbre algunos se vuelven atentos a la información sobre daños y dolores y otros plantan cara y se vuelven aventureros, exploradores.

Homo sapiens (ma non troppo) es vulnerable al nacer y continúa siendo vulnerable durante un largo período de aprendizaje, al calor de sus cuidadores-instructores-modelos. Hay cerebros más apegados  y más obedientes a lo que la tribu hace y dice y otros pasan de ejemplos y discursos y van justo en dirección contraria a la que se propone.

Quizás la genética que pre-dispone al dolor fácil no sea sino una genética precavida, vigilante, atenta a la integridad física interna, presa fácil del miedo.

Los cuidadores, su cultura, puede alimentar el miedo biológico, o atemperarlo, racionalizarlo, dotarle de sentido común.

La Evolución ha seleccionado un cerebro expansivo que descubrió la agricultura y la ganadería con resultado de ciudades masificadas pobladas, con expertos en proyectar miedos varios en esta y otras vidas y que ofrecían caminos de supervivencia para todas ellas.

Puede que la genética seleccionada sea la del sometimiento a la cultura y que esta, a su vez, haya seleccionado aquellos contenidos (memes) que más ayudan a su difusión y, en ese objetivo no hay mejor inversión que la del miedo.

Miedos biológicos y culturales empujan en la misma dirección.

Dicen los neurólogos que el cerebro migrañoso nace enfermo y que quien padece esa condición debe cuidar sus hábitos para protegerlo. Los neurólogos alimentan el miedo de un cerebro miedoso.

Decimos en este blog que la biología del miedo irracional debe combatirse con la cultura del sentido común, es decir, la contraria a la oficial.

La cabeza y el cerebro migrañoso son normales.

La cultura sobre cabeza y cerebro no lo son. El miedo irracional es patológico.

– ¿Qué hago?

– Espabile

-¿Cómo?

– Espabilando


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    5 comentarios en «La cabeza»

    1. Muy buena la entrada,Dr Arturo, no termino de aprender.
      Aunque aquí en mi casa, no hay migrañosos, lo que sí hubo en la infancia de mis hijas, eran “dolores de crecimiento” y dolores de barriga en época escolar.
      Si en aquellas épocas hubiera tenido todos los conocimientos que tengo ahora, adquiridos en el blog, lo hubiera pasado mejor.

      Posteriormente, mi hija mayor tenia “contracturas de cuello” que seguían este trámite: medicina interna- medicinafisica- 10 sesiones de fisioterapia. Uff!
      Ahora, cuando aparecen estas dichosas “contracturas” y a la luz de todo lo que aprendí sobre neurobiología del dolor y le transmití a mi familia, desaparecen rápidamente: quieres una pastilla? no, Má. Te froto? no. Entonces, quítale importancia, no pasa nada.

      En mi casa, estos 4 cerebros que lo habitan y que a veces se asustan (cada vez menos), saben que están “en jaque”.
      No les permito ningún engreimiento, ni que boicoteen ningún plan con miedos y síntomas absurdos.

      El otro dia, el “cerebro” de mi hija menor, intentó que no termine una competencia de 200 mts: “los últimos 20 mts, no me respondian las piernas, Má!
      Y ahora como voy a correr los 400 mts?!!
      Pero, si esto para ti, es “pan comido”, le digo, los vas a correr y si tu cerebro te manda cualquier síntoma para impedir que sigas corriendo, no le hagas caso!
      Siguió mis consejos y tuvo premio, pero, el mayor premio para mi, fue, un “tenías razón, Má”

      Y es que “la profesora Ani” está insoportable con todo lo que sabe sobre el cerebro.Es un poco presumida, jeje

      Un abrazo, Dr Arturo, aunque sea desde muy lejos y saludos a todos los que le siguen.

    2. Cris, gracias a ti tambien, quien me dio el empujoncito, con sus explicaciones, para terminar de salir de estos sufrimientos absurdos.
      Besos.

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