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Métodos y discursos.

Estamos instruidos en el discurso de los métodos para todo.

– Dígame qué tengo que hacer. Póngame unas pautas, un programa.

– No hay método. Sólo discurso.

– No me vale. Necesito un método.

Hay padecientes que comprenden que el método es el discurso, la Pedagogía, el conocimiento. Captan el mensaje y no preguntan por métodos, consejos ni pautas.

Otros se sienten indefensos si no hay método, acciones, ejercicios, técnicas, dietas… Lo que sea, alguna tarea que contenga algo de lo que llamamos terapia.

– ¿Y no me va a poner un tratamiento?

Para que algo esté investido de poder terapéutico sólo hace falta que el cerebro lo dé por creíble por más increíble que sea.

La mente no es poderosa. Más bien todo lo contrario. Es frágil, cándida, maleable, asustadiza. El cerebro del recién nacido tiene la fuerza de oír un lenguaje y aprenderlo pero también se deja embaucar por todos los embustes que la cultura espolvorea a su alrededor.

Uno de esos embustes es el de la solución para todo. Los padres y los médicos disponen de remedios para todos los males y si hay alguna carencia queda abierta siempre la puerta de los milagros.

– Me duele.

– Toma esto. Haz esto. No hagas lo otro. Eso es porque…

El niño crece con la convicción de que sus males siempre serán remediados o aliviados por sus cuidadores. Basta con expresar la queja para que todo vuelva a la normalidad tras aplicar el remedio.

Las acciones calmantes calman sólo si el cerebro cree en ellas y las da por aplicadas. La administración oculta del calmante no hace nada. La administración engañosa de nada con la apariencia de un algo puede resultar eficaz.

El dolor erróneo aparece por una valoración errónea de amenaza. Hay un discurso cerebral de miedo injustificado del que brota la percepción dolorosa. Ese discurso pide el remedio, un remedio que no pertenezca al catálogo de lo ya probado y etiquetado como ineficaz. A veces ese remedio debe producirse en Urgencias, con algo en vena. De otro modo el cerebro no apaga su discurso doliente.

El discurso erróneo sólo necesita el discurso contrario. El método es el de la pelea argumental.

El discurso erróneo contiene la falacia de la química errónea, de la psicología errónea, del individuo errado, en definitiva. Exige la normalización molecular y psicológica a través de una conducta, un método, una acción.

– Su cerebro aplica un discurso equivocado. Intentaremos normalizarlo. Escuche. Lea. Piense.

Ese es el método del discurso…

– Su cerebro está enfermo. Hay unos genes migrañosos que disparan los circuitos del dolor… Su columna está degenerada… Tiene muchos estrés… Los cambios hormonales… No haga esto ni lo otro… tome esto…

Este es el discurso del método.

Siempre Descartes…


Este blog es solo la punta del iceberg, se puede hacer mucho más.

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11 comentarios en «Métodos y discursos.»

  1. Es evidente, estamos educados en la cultura de “hay remedio para todo, sólo hay que encontrar el que a cada uno le va bien” y es difícil hacer entender eso de que no hay una fórmula mágica, un tratamiento, que la clave es precisamente la pedagogía en sí misma, que una vez se entiende lo que ocurre, de lo que se trata es de imponer racionalidad en la red neuronal y que no hay una pastilla ni un ejercicio que aumente los niveles de racionalidad y rebaje los de incertidumbre cerebral.

    http://arturogoicoechea.wordpress.com/2010/09/22/tratamientos-treatments/
    http://arturogoicoechea.wordpress.com/2011/03/04/racionalizar/

    Ayer intentaba yo explicarle a un amigo de forma lo más racional posible por qué se marea si no tiene nada “orgánico”, por qué no es lógico ni está justificado biológicamente que se maree por situaciones cotidianas como que cambie el tiempo, se sienta nervioso, haya dormido regular, tenga incertidumbre laboral o esté sentado muchas horas frente al ordenador… y me sentí catalogada como de otro planeta… y recordé esta entrada del blog que también me parece que “pega” con la de hoy:

    http://arturogoicoechea.wordpress.com/2011/10/28/otro-planeta/

  2. Arturo: Mientras más leo, más entiendo. Mientras más entiendo, más creo: Mientras màs creo, más me funciona. Así es esto. Soy Psicoterapeuta en Mëxico, además de Maestra en Racional Emotivo Cognitivo Conductual. Cuando algo “te hace sentido” o como por ahí se dice, “te hace click”, ya diste el primer paso. En un comentario anterior señalé que soy (¿o había sido?) “migrañosa” y desde que creo en esto que has escrito, descrito y demostrado, no he vuelto a tener más que un par de indicios e inicios de dolor-migraña que no progresaron al racionalizar que no hay daño y que hay una sobre-alerta a la que mi organismo recurre (costumbre, prevención) para prevenir un “daño inminente”, EQUIVOCADAMENTE. Habría que profundizar en los casos en que en realidad hay un daño y un riesgo. Sin embrago, tu teoría es difícil de aceptar para tanto médico neorólogo acostumbrado a “ver enfermedad” en toda migraña y a recetar sin pensar, medicamentos que sí pueden dañar al organismo en nombre de curar algo que no es enfermedad. Sería buenísimo que en México empezara a discutirse esto. Beneficiaría a miles de “dolientes” que hasta hoy ignoran que en ellos está el remedio. Mi ocupación y profesión me permite entender el alcance que tiene la modificación de creencias. ¿CÓMO PUEDO CONSEGUIR TUS LIBROS EN MÉXICO? ¿CÓMO CONSIGO EL LIBRO DE “EXPLICANDO EL DOLOR” DE BUTLER? ¿Alguna sugerencia? Se agradece.

  3. Alma: en el apartado “Libros” del blog puedes comprar el libro de Arturo “Migraña: una pesadilla cerebral” a través de Amazon, tanto en papel como en formato electrónico.

    http://arturogoicoechea.wordpress.com/libros/

    Te pongo un link a la web donde yo compré el libro “Explicando el dolor”, aunque desconozco si lo distribuyen en México, así que te pongo también la web de la editorial del libro (Noigroup) porque ahí lo encuentras seguro.

    http://www.axon.es/Axon/LibroFicha.asp?Asoc=eFisioterapia&Libro=79046&T=EXPLICANDO+EL+DOLOR

    http://www.noigroup.com/en/Home
    http://www.noigroup.com/en/Product/EPBEES

    Un saludo.

  4. Hola Cristina

    El efecto placebo ha invadido mi mente. Me pregunto que si el saber vender el metodo del discurso (homeopatia, acupuntura, farmacos, etc) y falseando el porcentaje de exito del mismo, los resultados obtenidos mejoran. Por qué no aprobecharnos de este efecto placebo para vender algo que merece la pena, en este caso el discurso del metodo.

    – Señora, el 80% de las mujeres que han seguido los grupos de dolor han mejorado notablemente y hacen una vida normal o casi. A qué espera.

    No sé si el organismo entiende de verdades o mentiras, lo que si parece que entiende es de probabilidades

    Un saludo

  5. Manuel: me siento como si me estuvieran “examinando”, 😉

    El efecto de las palabras es muy poderoso, ya lo ha señalado Arturo en numerosas ocasiones y con distintos ejemplos, como éste: aplicar una crema cualquiera junto con un estímulo doloroso diciendo que la crema reducirá la percepción de dolor o diciendo que la crema incrementará la percepción del dolor, logra que se note más o menos dolor en función de la creencia de lo que va a ocurrir. Pero no es lo mismo palabras más una crema que sólo palabras…

    En los cursos de migraña no engañamos, sí es verdad que el primer día se les dice a los alumnos que la experiencia con los anteriores grupos de pacientes está siendo positiva pero no se les dan falsas expectativas, se les dice que unos van bien, otros no tan bien y que también hay personas que no consiguen mejorar. Además, me temo no funciona igual el efecto placebo cuando no hay por medio una acción concreta catalogada como “tratamiento”, y nosotros no ponemos agujas, no damos pastillas ni bolitas de homeopatía, no damos masajes en la sien o en el cuello para “descargar” las cervicales, no se recomiendan ejercicios o estiramientos, sólo se ofrece conocimiento, información, y además, una información “nueva”, no oída con anterioridad en las consultas de los profesionales de la Salud, por lo que, en un primer momento, hay que pelear un poquito para que no haya rechazo.

    Eso que dices igual funcionaría si acompañáramos el curso con “algo” que pudiera ser considerado fácilmente como un tratamiento o remedio, pero ¿qué pasa?, que justo cuando alguien dice, está muy bien eso que me estás contando pero ahora… ¿qué hago?, lo que se le contesta es precisamente que ha de buscar las estrategias por sí mismo, que la pregunta en sí significa que no ha entendido muy bien el planteamiento, se trata de tomar las riendas, comprender el proceso migrañoso y hacer un trabajo personal de derribo de creencias y de cambio de conductas de afrontamiento. Los alumnos entienden que son ellos quienes han de vivir el proceso, que no se les va a dar una fórmula mágica y en ese contexto no veo tan claro el efecto placebo del curso, puesto que adquirir el conocimiento y cambiar el afrontamiento requiere un esfuerzo cognitivo y conductual, y no en todos los casos hay una recompensa inmediata.

    – Señora, el 80% de las mujeres que han tomado este milagroso producto han mejorado notablemente y hacen una vida normal o casi. A qué espera.

    – Señora, el 80% de las mujeres que han actualizado su conocimiento en neurociencia, biología y fisiología del dolor y han hecho un trabajo de cambio de creencias erróneas y de conductas de afrontamiento del dolor han mejorado notablemente y hacen una vida normal o casi. A qué espera.

    Me temo que en el primer caso no espera nadie y se pone manos a la obra y se traga lo que sea, en el segundo caso no es tan fácil ponerse en marcha… Es más difícil “engañar” ofreciendo sólo información y exigiendo trabajo personal, ¿podría haber un efecto placebo si las alumnas piensan que han cambiado sus creencias y su afrontamiento y que, por ello, ya no habrá más dolor y realmente no haber cambiado sus creencias y su afrontamiento? Suena retorcido pero igual hay algún caso… pero precisamente los cursos de migraña son un “ANTI-NOCEBO”, te proporcionan las bases para luchar contra el efecto nocebo de la cultura y la doctrina médica oficial en migraña… y te pongo unos enlaces por si no tienes claro qué significan estas palabras… nocebo y anti-nocebo, ya que no son de uso tan frecuente como el término placebo.

    http://arturogoicoechea.wordpress.com/2011/04/04/el-efecto-nocebo-del-placebo/
    http://arturogoicoechea.wordpress.com/2010/11/05/efecto-antinocebo/

    Un saludo.

  6. CRISTINA: Ya exploré todos los recursos. Amazon no puede enviar la compra (ni electrónica) de
    Libros de Arturo a mi país; Mèxico. TEXTUAL.

  7. Hola Cristina
    Si yo fuera profesor evaluaria tu respuesta con sobresaliente, y a mÍ pregunta con insuficente
    Un saludo
    Gracias

  8. Me siento muy identificada con esta entrada. Aunque los psicólogos deberíamos ser los principales artífices del método del discurso, cada vez nos dejamos arrastrar por el discurso del método. Miramos a los de la bata blanca desde “abajo” y acabamos por ponernos una. Es realmente difícil no dejarse seducir por el discurso del método. Profesionalmente alivia contar con un instrumento tangible. El método del discurso, por contra, queda en manos del padeciente una vez que el profesional “suelta el rollo” y lo hace comprensible. Pero el padeciente cada vez es más paciente_dependiente a la vez que im_paciente y, en su des_esperación, nos dejamos arrastrar y ansiamos tener un método. Y es que “con los avances que hay” quién convence al que sufre de la curación está sólo en la palabra.

    Una de las (tantas) entradas para enmarcar.

  9. Alma: tienes que entrar en amazon.com y buscar arturo goicoechea. Allí tienes la versión electrónica. Puede que hayas entrado en amazon.es. Ahí, lógicamente no vas a poder acceder al libro.

    Suerte.

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