Marisol forma parte del colectivo de esforzados y des-apreciados profesionales de los Centros de Atención Primaria que tienen que encargarse de la brega apresurada del paciente real. En mi época de Especialista “ortodoxo” recibía varias consultas referidas a dolor, solicitadas por algún anónimo médico de Atención Primaria. Cuando la cosa iba mal (sucedía muchas veces) zanjaba la relación con un breve informe en el que quedaba claro que no tenía nada que ofrecer.
– Entregue este informe a su médico de cabecera. El le dirá…
La militancia en la heterodoxia, en lo políticamente incorrecto, me obligó a asumir individualmente y mientras el paciente quisiera la responsabilidad de la complicada lidia (perdón por el simil taurino) del dolor. La singladura solitaria finalizó afortunadamente cuando, ya jubilado, me compinché con Iñaki para iniciar el trabajo con los grupos de San Martín.
Creo firmemente en el futuro de los grupos desde Atención Primaria. Creo en la labor pedagógica que se puede hacer a contracorriente de la oficialidad y de los “equipos multidisciplinares”, fármacodependientes y psicologizantes. Creo en profesionales honestos, generosos y competentes que aceptan descubrir su ignorancia y su iatrogenia y están dispuestos a dar el giro de 180º y partir nuevamente de cero tras desandar lo andado con mucho esfuerzo.
Marisol me mandó este escrito… Gracias por todo.
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Hola. Soy Marisol, médica de ambulatorio, y una de las afortunadas colaboradoras de los Grupos de Migraña con Arturo, Iñaki, Manuela y Cristina.
En las últimas décadas se han incrementado, de forma muy loable a mi entender, los esfuerzos para sensibilizar a los profesionales y dar formación en dolor. “Si el paciente dice que le duele es que le duele”, nos recuerdan. Aliviar el sufrimiento es, ha sido y será una de las principales razones de ser de nuestra profesión.
Por otra parte, la industria farmacéutica ha incrementado sensiblemente el arsenal terapéutico disponible de analgésicos en todas sus presentaciones: relajantes, neuromoduladores, anticomiciales, antidepresivos…
Disponemos específicamente de Unidades del Dolor, además de todas las especialidades previas relacionadas de alguna manera con este tema (Traumatología, Neurología, Reumatología, Rehabilitación, Medicina Interna, Psicología, Fisioterapia…).
A pesar de ello, se da la paradoja de que nuestras consultas están cada día más llenas de personas que siguen demandando y esperando una solución diferente para el dolor pues muchas de ellas ya consumen analgésicos (o productos relacionados) de forma más o menos crónica: niños, adultos, ancianos, pero sobre todo mujeres a partir de la media edad… Las mujeres… ¿Cuántas de nosotras llevamos un ibuprofeno en el bolso? Es más, ¿Cómo ha sobrevivido nuestra especie y sobre todo nuestro género hasta el descubrimiento del paracetamol y del ibuprofeno?
El dolor, junto con la astenia (cansancio) y otros síntomas “funcionales” inundan nuestras consultas.
Nuestra respuesta habitual es:
– Descartar “organicidad”.
– En muchos casos diagnosticar artrosis, pinzamientos, contracturas, fibromialgia, falta de calcio, desgaste, colon irritable, cefalea de tal o cual tipo… como forma de legitimar la queja.
– Prescribir analgésicos, primero de forma aguda. Luego pautados…Podemos prescribir fajas, collarines, … tablas de ejercicios y recomendaciones.
– Añadir tranquilizantes y /o antidepresivos
-Si vuelven, derivar
-¿Y si vuelven? (siempre vuelven…)
-¿Y si piden la baja?
El paciente, en una actitud absolutamente pasiva y lógicamente derivada de nuestra omnipotencia y “omnisapiencia”, y escudado en diagnósticos muchas veces tan poco fundamentados como los descritos, solicita una solución que le devuelva al estado de no dolor o bienestar completo. Más pruebas, más especialistas, más medicinas o rehabilitaciones… más soluciones. También buscará lógicamente por su cuenta remedio en medicinas alternativas, consultas privadas, fisioterapeutas, automedicación…
El profesional puede “pasar” de la queja, o volver a entrar en el circuito por cualquiera de sus fases, o puede directamente desesperarse y acabar negando la existencia del dolor, achacándolo a ganancias secundarias del paciente, buscando respuestas psicologizantes (de lo mío no es, ¿estás preocupada o triste por algo?…) impotente a pesar de todas las herramientas de que dispone.
Y es que la mayoría de los profesionales consideran (¿consideramos aún?):
– Que dolor es igual a daño, o si no es que lo inventan o lo exageran. Que el único dolor legítimo es el provocado por el daño tisular.
– Que la inflamación se supone y es mala y hay que tratarla, siempre.
– Que la migraña se hereda. Que es hormonal obviamente. Que tiene claros y reconocidos desencadenantes inevitables que habría que evitar como trabajar mucho, tener la menstruación, tener fines de semana…
– Que en la migraña hay que tomar analgésicos precozmente pero que hay que evitar la automedicación (¿?) (Estas últimas afirmaciones y consejos son del vídeo para pacientes de migraña que actualmente tiene colgado en su web la Sociedad Española de Neurología)
– Que es normal que la menstruación duela, en la tripa y en la cabeza. (¿Será que duele ser mujer?)
– Que si hay artrosis tiene que doler.
– Que duele porque tienes una contractura.
-Que el estrés es malo.
– Que hay que relajarse, coger pesos del modo debido….
Necesitamos actualización en dolor, en los conocimientos que las neurociencias nos han aportado en las últimas décadas pero que… no vienen en los libros de texto, no se explican en las facultades, y sin embargo diferentes profesionales (sobre todo del mundo de la fisioterapia y de la neurología en algún caso) defienden, explican y aplican en su quehacer diario, con valentía y honradez.
Pequeños cambios en nuestra actitud, tras el derribo de creencias erróneas, pueden tener gran trascendencia en el futuro doloroso de nuestros pacientes, y en nuestra forma de enfrentarnos a la queja, lo que supondría un ahorro de sufrimiento por ambas partes (padecientes y profesionales) así como de medicamentos, consultas, pruebas complementarias y derivaciones a especialistas para el sistema sanitario.
Nuestra experiencia con los grupos de personas con migraña nos demuestra que puede ser así, que ES así. Los pacientes lo entienden, y lo aceptan con menos resistencia que nosotros, a pesar de nuestra “formación” (deformación). Y la historia de este blog lo confirma.
Arturo, tienes (tenemos) trabajo para rato.
algunos paciente que tiene dolores insoportables y los medicos no dicen nada solo dar para calma el dolor pero no hacen pruebas para saber si hay algun motivo yo lo unico que pienso es que cuando el dolor se hacer insoportable y incluso pienso en el suicidio ya puede hacer una idea como son los dolores y esta por todo mi cuerpo tanto muscular como interno y no hay medico que diga vamos hacer pruebas puede que no la hagan por los recortes o saben que lo que tengo no hay nada que hacer solo espera que falle algun organo de mi cuerpo y muera pero mientra el sufrismiento es muy duro
trinidad: no comparto su convicción de que los médicos no hacen pruebas. Ese no es el problema. Generalmente las pruebas están hechas y, en muchos casos garantizan que no hay ninguna lesión que explique el dolor. Eso no quiere decir que no exista dolo. En contra de lo que parece el dolor es más intenso, persistente y mortificador cuando se da esta aparente contradicción. mucho dolor y ninguna lesión. En estos casos se hace necesario explicar pacientemente y sin garantías de éxito al paciente el origen cerebral (no psicológico) del dolor. Es lo que pretendemos hacer con los grupos del Centro de San martín, con resultados variables.
Saludos
“Necesitamos actualización en dolor, en los conocimientos que las neurociencias nos han aportado en las últimas décadas pero que… no vienen en los libros de texto, no se explican en las facultades, y sin embargo diferentes profesionales (sobre todo del mundo de la fisioterapia y de la neurología en algún caso) defienden, explican y aplican en su quehacer diario, con valentía y honradez”.
Espero que nadie se ofenda pero me parece que hay profesionales y profesores de fisioterapia en la universidad que reivindican la actualización en el dolor, pero sin embargo siguen impartiendo seminarios de osteopatia, puntos gatillos, etc ,para ganarse la vida.
O yo no entiendo nada o la honestidad es una palabra, solo, que carece de valor.
Un saludo
“Necesitamos actualización en dolor, en los conocimientos que las neurociencias nos han aportado en las últimas décadas pero que… no vienen en los libros de texto, no se explican en las facultades, y sin embargo diferentes profesionales (sobre todo del mundo de la fisioterapia y de la neurología en algún caso) defienden, explican y aplican en su quehacer diario, con valentía y honradez”.
No estoy deacuerdo del todo hay profesores de universidad que reivindican por medio de asociaciones una actualización en el dolor y sin embargo siguen impartiendo seminarios de osteopatia y dolor miofascial, para ganarse la vida.
Un saludo
Dolor de origen cerebral NO psicológico,éste es el kic de la cuestión,lo que más cuesta entender a éstas personas que tienen dolor sin daño, Mucha pedagogia cerebral,muy complicado de entender,por experiencia muy cercana,Animos a Trinidad,la animo a que siga leyendo las entradas de Dor,cambiará de percepcion de sus dolores.
Manos a la obra y no desfallecer en el intento,
Saludos
Domi
Me gustaría que no se publicara sin que antes lo viesen y comentaran si les parece que en cierta medida responde a su blog. Un saludo, Julia
Gracias Marisol. Yo también fui de esas pacientes que en su momento pensaba que los médicos no le hacían suficientes pruebas, también de esas insistentes (de las que “siempre volvían”) porque nada funcionaba, también de esas indignadas porque le decían que todo era de origen “psicológico”, también de las que se enfadaron con los profesionales de la Salud en general al dar por fin con la información “correcta” y sentirse defraudada y mal-tratada hasta la fecha, pero también soy de esas personas que, al darse cuenta de que todos los profesionales por cuyas “manos” había pasado no conocían la información “correcta” porque la formación académica oficial en medicina no la incluye, me des-enfadé con el colectivo médico y comprendí que los profesionales no me habían señalado la puerta de salida al dolor crónico porque la gran mayoría no saben ni siquiera que existe.
Y ahora pienso que un profesional de la Salud es honesto y buen profesional cuando es consciente de la realidad que tiene ante él, el incremento desorbitado de casos y síndromes de dolor sin daño aparente, la evidente ineficacia de todos los tratamientos farmacológicos y no farmacológicos que existen en el mercado, y siente impotencia y da por casualidad (o porque la busca directamente) con la “puerta” (esa que define tan bien Sol del Val en “las puertas del miedo”) y… REACCIONA, se empieza a cuestionar todo lo aprendido y todo lo oficial y decide actualizar su conocimiento en dolor para poder transmitírselo a sus pacientes.
Marisol es una de estas profesionales honestas y su relato es tan claro que creo es un magnífico ejemplo de “afrontamiento”, en este caso para profesionales, 😉 Hay que entender que a los profesionales también les cuesta el cambio porque han de recorrer también el camino: conocimiento, cuestionamiento, derribo de creencias, construcción del nuevo edificio, y cambio de conductas de afrontamiento con los pacientes, y que no es tan fácil para ellos como a los pacientes a veces nos parece que debe ser. Lo que no hay que entender nunca es a los profesionales que lo ven claro pero les da pereza el cambio…
Más ejemplos de afrontamiento:
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2011/03/25/el-cerebro-sin-embargo-existe/
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2012/02/09/los-psicologos-y-el-dolor/
Julia: me ha venido esta frase de Arturo a la cabeza al ver el vídeo, “el poder de la mente reside en el poder de nuestras creencias”. Recomiendo leer la entrada donde aparece esta frase:
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2011/05/11/mis-neuronas/
Un saludo.
Hola Cristina, este año he trabajado en un balneareo en Fracia dando masajes.
Alli es muy comun ver personas (casi todas mujeres, ¿se sabe por qué?) diagnosticadas de fibromialgia que van a hacer una cura termal de tres semanas
Imaginate que tu eres fisioterapeuta y como buena conocedora de lo que dice el Dr. Goicoechea. Que le dirias a estas mujeres, mientras dura el masaje, para ayudarlas?.
Qué puntos habria que abordar primero para que comprendieran el problema?.
Qué frases, ejemplos o ideas principales son las que crees tú que hacen cambiar el conocimiento y las creencias de una mujer con fibromialgia, sin que las mal interprete?
Sabes si existe en frances alguna fuente de información, como este blog, para remitir a estas personas
Un saludo
Gracias
Que buen equipo Arturo!!!! Gracias a personas cómo marisol e Inaki,vuelvo a creer en la auténtica profesionalidad de los médicos y se enciende una lucecita más en el camino de la ciencia. Un abrazo y ni que decir tiene que no puedo dejar de leerte.
Marisol, ha sido un placer leerte. Me uno a todas tus palabras. Teniendo la sobrecarga que tenéis, es admirable que seáis capaces de implicaros con la pedagogía. Creo sinceramente que en atención primaria es donde se cuece mucho de la deriva futura de las personas con dolor y otros síntomas “funcionales”. Tenéis un sitio privilegiado en este sentido como primer escalón de asistencia… aunque no se os reconozca como es debido. Cuando llegan hasta el psicólogo, las personas ya llevan años de recorrido por el circuito y están tan “enfermados” que cuesta mucho desmontar una etiqueta que ya se ha convertido en una identidad.
Te felicito por el esfuerzo, la dedicación y tus palabras. ¡Ánimo!
Un abrazo.
Hola,
En ocasiones tengo temblores en las manos. Cuando me sucediò por primera vez, comiendo con gente en el trabajo, acudí al médico. El neuròlogo me dijo que era un temblor fisiològico exacerbado por el estrés (había tenido ansiedad y depresiòn recientemente. Hacía meses que había dejado un tratamiento farmacològico). En la actualidad solo tengo esos temblores cuando me siento insegura y tengo que utilizar mis manos delante de personas con las que no tengo mucha confianza. Esto limita mi vida, hasta el punto de evitar comidas o salir a tomar algo, si es que no tengo mucha confianza. No tomo ningún tipo de medicaciòn, pues mi pulso está perfecto cuando estoy sola o con personas con las que tengo mucha confianza. Llevo algún tiempo acudiendo al psicòlogo, el cual me ha ayudado muchísimo. Me siento muy bien generalmente, pero cuando llega un acontecimiento así que es muy a menudo me entristece lo que me pasa y aveces necesito tomar un sumial para abordar la situaciòn. No sé que debo hacer, si estoy haciendo lo que debo , si el psicòlogo me puede ayudar en esto.
Gracias.
Manuel: ufff, es la primera vez que resoplo por una pregunta que me hacen en el blog, pero es que tus preguntas son siempre de esas que a todos nos encantaría poder ofrecer la respuesta ideal que ayudara a todo el mundo a entender (profesionales y pacientes), a cambiar el chip y el afrontamiento, y me temo no tengo una respuesta exacta que darte y que “funcione” para todas las personas. Pero como tengo la suerte de que me viene a la cabeza una entrada del blog cuando leo un comentario, pues ahí va la que he recordado esta vez, ¿qué les diría a esas mujeres? Todo esto, todos los “supongamos”… pero con mis palabras.
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2010/06/07/supongamos/
Sé que no es fácil convencer a una persona que cree tener una enfermedad misteriosa e incurable de que lo que en realidad le ocurre es que su cerebro está equivocado y activa respuestas de enfermedad porque valora peligro de daño para su organismo, y menos en el contexto de un masaje relajante en un balneario considerado como “tratamiento” para sus males, pero está claro que puedes hacer mucho, primero intentando averiguar qué piensan ellas que es la fibromialgia, lo que la origina, si creen que hay daño en los tejidos, en el aparato músculo-esquelético, o si creen otra cosa, indagar en sus creencias sobre origen, causas y abordaje de la sintomatología… y luego, en base al resultado de las pesquisas, intentar dar pistas, pinceladas, lanzar cosillas que les hagan cuestionarse sus creencias. Lo fundamental es hacerles tomar conciencia de que deben recuperar la autoestima de organismo y adquirir la convicción de salud: aparato músculo-esquelético relativamente sano y apto para la vida cotidiana, y cerebro también sano pero EQUIVOCADO. Muy importante intentar transmitir estas ideas:
1) Que no existe inflamación ni daño estructural relevante en el aparato músculo-esquelético.
2) Que ni el problema ni la solución está en las moléculas y la química cerebral.
3) Que la fibromialgia no es una enfermedad misteriosa e incurable, sino un error de evaluación del sistema nervioso central caracterizado por un permanente estado de alerta (sensibilización central) promovido por la cultura, la información alarmista, la copia de modelos, las creencias erróneas sobre organismo…
4) Que el dolor es siempre REAL, no de origen “psicológico”.
5) Que lo que percibimos (el dolor y el resto de síntomas) no siempre se corresponde con la realidad del estado de nuestros tejidos y organismo.
Es decir, en palabras de Arturo, que siempre es más breve y conciso que yo: “los tejidos son inocentes, el individuo es inocente, la culpa es del gobierno… del cerebro”. Voy a recomendarte unas cuantas entradas del blog donde hay respuestas a tus preguntas y creo que, si las lees, tendrás un poquito más claro tú mismo qué decirles a esas mujeres y qué argumentos dar para convencerlas … También me atrevo a decir que no hay ninguna fuente en francés similar al contenido de este blog pero, si la hay, Arturo me corregirá con total seguridad.
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2011/02/01/mujer-y-dolor/
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2009/10/03/%c2%bfes-la-fibromialgia-una-enfermedad-misteriosa-e-incurable/
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2009/05/13/fibromialgia-cuestion-de-cerebro/
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2011/02/11/y-sin-embargo-no-duele/
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2009/09/27/terapias-tecnicas-y-aprendizaje/
Un saludo.
Marisol,
Te felicito por tu entrada. Los médicos de atención primaria estáis en la primera fila de la contienda frente al dolor. Pero también ocurre algo similar cuando el paciente acude directamente al fisioterapeuta. Recientemente he estado leyendo la aplicación del modelo estadístico de la urna de Polya que explica cómo lo que sucede inicialmente (Factor de Contagio) determina el resultado final. La informaciones iniciales (Factor de Contagio) que recibe el paciente sobre su dolor por parte de los médicos o fisioterapeutas son determinante en su evolución. ¿Cual es el problema del dolor?: que tanto los profesionales de la salud como los pacientes están manejando conceptos erróneos: DOLOR= DAÑO
El dolor es un fenómeno multidimensional donde pensamientos, emociones, conductas vienen determinadas por el APRENDIZAJE CULTURAL y es nuestra IGNORANCIA lo que puede deteriorar al paciente.
A mi modo de ver, los errores frecuentes que puede cometer los profesionales de la salud son:
Utilizar términos diagnósticos que favorecen el catastrofismo y miedo (¡usted puede acabar en una silla de ruedas!) Los que estuvieron en el primer congreso de la SEFID pudieron escuchar la ponencia de Linda Knott que se titulaba ¡No digas palabrotas!
Dramatizar el dolor del paciente
Justificar la discapacidad
Propuestas terapéuticas intervencionistas y pasivas
No recomendar tratamientos activos o inicio de una fisioterapia activa
Recomendar reposo o retraso en la vuelta al trabajo
Un abrazo
Rafael: yo también creo que los fisioterapeutas, osteópatas, rehabilitadores, etc. están al mismo nivel (primera línea) que los médicos de atención primaria en cuanto al dolor músculo-esquelético se refiere porque hoy en día casi es más frecuente acudir primero a recibir un masaje o tratamiento fisioterapéutico que al médico cuando duele en la espalda, algo así como si el fisio me lo “arregla” no hace falta el médico. Y, claramente, son los profesionales de la Salud que pueden contribuir en mayor medida a dar información alarmista porque no es fácil encontrar fisioterapeutas-pedagogos y no es fácil tampoco para ellos conseguir que los pacientes acepten el papel del cerebro en la gestión del dolor. Lo bueno es que cada vez hay más profesionales de la Salud (médicos, fisios, psicólogos…) “honestos” y lo esperanzador, que ojalá haya un “factor de contagio” en esta línea también a nivel profesional.
Lucía: por lo que cuentas, tiene toda la pinta de que el cerebro anda detrás de lo que te ocurre y que puedes aplicar este planteamiento, ya que no es sólo para el ámbito del dolor (sin daño), también se aplica a otros síntomas en ausencia de daño relevante, como ansiedad, astenia, agotamiento, depresión, mareos, temblores, etc. Si el neurólogo ha descartado daño, y si sólo se manifiesta el síntoma en algunas situaciones y contextos concretos, lo más probable es que el temblor sea una respuesta de enfermedad que el cerebro activa de forma injustificada tras una valoración errónea sobre tu capacidad de afrontamiento de ciertas situaciones, aquellas que te producen inseguridad. Creo que nadie puede decirte con certeza si tu psicólogo te puede o no ayudar, todo depende de cómo enfoque el problema pero lo que has de hacer tú es recuperar la autoestima de persona capaz de afrontar esas situaciones en las que se activa el temblor de manos e intentar conseguir que el cerebro deje de activarlo desde el conocimiento de lo que en realidad lo origina. No sé si esta entrada te puede ayudar, léela pensando en tu síntoma concreto y en eso que te digo, es una respuesta de enfermedad injustificada.
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2009/03/19/cerebro-y-percepcion-de-enfermedad/
Un saludo.
Hay alguien en Barcelona que enseñe las tecnicas del Dr.Goicoechea? Gracias por compartir sus conocimientos a todas las personas del blog.
¡Gracias Cristina! La entrada me ha servido de mucho. me identifico claramente.
Efectivamente el neurólogo ha descartado causa orgánica. Solo me ocurre en situaciones con personas que no tengo confianza. En el trabajo (sólo con algunas personas cuyo criterio puede que me importe más); o en mi vida social, con personas que me resultan más interesantes. Sé por lo que leo aquí que mi cerebro tiene algo que ver en esto. El problema es que no sé cómo abordar estas situaciones, pues en ese momento me pongo muy nerviosa, tengo unas palpitaciones terribles y a continuación los temblores. Me cuesta mucho pensar con sentido común cuando estoy viviendo esa situación tan temida para mi. He llegado a no poder terminar una taza de café delante de algunas personas y el sentimiento de después es horrible.
Mi duda es cómo puedo comenzar a abordar estas situaciones tan temidas para mi, ¿Me enfrento a ellas sin tomar ninguna pastilla? ¿Doy algún tipo de explicación si me tiemblan las manos? ¿Evito algunas de estas situaciones que tanto estrés me causan?
Por otra parte, aunque no tome ninguna medicación, en ocasiones tengo ansiedad y no sé porqué pues puedo estar tranquilamente en casa, y de repente sentirme fatal. Tengo 29 años, hago deporte, me alimento bien, tengo trabajo, pareja y ningún problema de salud. No fumo, no tomo drogas. Solo tomo alguna cerveza o una copa de vino, ocasionalmente. ¿Por qué mi cerebro activa ese programa si no hay peligro de nada? ¿Cómo puedo comenzar a desactivarlo? Y el tema de la ansiedad, ¿puede ir por el mismo camino?
Muchas gracias por este blog. Algunos médicos deberían pasar por aquí. Desde que leí el libro de Arturo “Migraña, una pesadilla cerebral” llevo 6 meses sin migraña.
Un saludo.
Lucía: tendrás que intentar quitar relevancia al síntoma buscando tus propias estrategias y cambiando radicalmente el afrontamiento, desde luego no tienes que evitar las situaciones, sino todo lo contrario, afrontarlas. Igual hacer un comentario gracioso al respecto o manifestar con total tranquilidad a las personas lo que te ocurre es una buena forma de relativizar, si estás tomando un café, algo así como decir en alto, ¿veis? me están empezando a temblar las manos sin ningún motivo… mira que me pasan cosas extrañas… pero yo me voy a tomar mi café aunque me salpique toda la ropa… No sé si me entiendes, no has de avergonzarte por esos síntomas sino, una vez que sabes que es un despropósito cerebral, lo lógico es hacerles un corte de mangas… No te digo que empieces a contar a todo el mundo que tu cerebro está valorando peligro y que hace que tus manos tiemblen, pero tú has de proyectar esa idea cuando ocurre e intentar de algún modo quitarle relevancia a la situación y no implicarte emocionalmente.
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2010/07/30/irrelevancias/
Sobre eso de “no sé por qué” se desencadenan los síntomas estando “tranquilamente en casa”, has de saber que es el cerebro el que decide activar los síntomas o respuestas de enfermedad, y el cerebro no es lo mismo que el Yo, tú estás tranquila en ese momento pero el cerebro no lo está, hace sus predicciones, valora peligro y activa la alerta (los síntomas que tú percibes), lo que has de tener claro es que hay una evaluación cerebral ERRÓNEA de daño o peligro potencial para la integridad de tu organismo.
http://arturogoicoechea.wordpress.com/2009/04/07/yo-pienso-yo-creo-yo-yo-%c2%a1yo-%c2%bfque-es-yo/
Es lo mismo que la migraña Lucía, idéntico afrontamiento, si has aplicado todo lo aprendido en el libro de Arturo para afrontar las crisis de dolor de cabeza irracional, piensa que has de hacer lo mismo con el resto de síntomas irracionales.
Un saludo.
Gracias Mar, Rafael, Manuel, Cristina, Arturo…Comparto vuestras palabras, y reconozco la responsabilidad , compartida pero no por ello menos importante, que tenemos los primaristas en la situación actual de pandemia de dolor crónico y otros procesos en nuestro medio.
No sé vosotros cómo os sentís en vuestro trabajo, pero yo tengo la convicción de que de alguna manera somos como los pioneros, que tenemos razón, que lo que cuenta Arturo encaja, responde muchos interrogantes, alivia mucho sufrimiento y no genera contradicciones como las que vivimos cada día con las teorías y formas de funcionamiento oficiales. El problema es cómo hacerlo, je,je…
Agradezco también la participación de los pacientes en el blog: es muy gratificante y motivador comprobar que muchas personas entienden y comparten este conocimiento, conseguido en muchos casos con la unica ayuda de este blog, o con el libro de Arturo. Vuestras preguntas y dudas además lo mantienen vivo y fresco, obligando a Cristina a “bucear” en el archivo, y a Goicoechea a seguir produciendo.
Gracias a todos
Precisamente Manuel, esa es la reivindicación, se necesita esa actualización en la formación desde la base (en la Universidad) y no se lleva a cabo a nivel general, quien es honesto y valiente y lo hace parece que trabaja en lo NO políticamente “correcto” y, en la mayor parte de los casos, no sólo no se le reconoce la labor, sino que no se le remunera. En la Universidad se está sujeto a un plan de estudios y a unos contenidos, me temo los profes no pueden salirse del guión tanto como algunos quisieran.
Hola,
Cristina, me están siendo de gran ayuda todos tus comentarios. He comenzado a afrontar algunas situaciones teniendo presente toda la informaciòn que me proporcionaste y estoy viendo resultados asombrosos. He podido tomar un refresco sin que me temblasen las manos con algunas personas con las que antes no podía, no me atrevía y no ha pasado nada, bueno si han empezado los sudores en las manos pero mucho más leves y sin temblores. Todavía no me atrevo a ir a algunas comidas por miedo a lo que digan o piensen de mi, si aparecen los temblores, aunque sé que debo hacerlo.
En las situaciones en las que tengo ansiedad, debo hacer lo mismo? Mi psicòlogo dice que la ansiedad, en cierta medida, es buena , pues nos avisa de un peligro, ayudándonos a reaccionar. Aquí me pierdo un poco. Còmo distingo si la ansiedad que tengo es normal o no, no sé si me explico. Pienso que la ansiedad que tengo de repente en casa no me avisa de ningún peligro. Entonces qué tengo que hacer para desactivar ese programa, el de la ansiedad? Sería como la migraña?
Muchas gracias!
Saludos
Hola, Lucía. Me entrometo un poco a la espera de la respuesta de Cristina. La ansiedad no es buena ni mala. O está justificada o no lo está. La ansiedad que notas en casa cuando no hay ningún motivo para ello es una falsa alarma y, por tanto, puedes aplicar todo lo que se comenta en el blog acerca del dolor. La ansiedad, como te ha dicho el psicólogo, es una respuesta de aviso, defensiva para que evitemos o hagamos algo para eliminar un peligro. Cuando no hay tal peligro o el peligro no es para tanto, hay que darse por enterada (vale, gracias, pero te equivocas) y seguir con lo que estabas haciendo. Si a esa señal de alarma injustificada le añadimos tu miedo y tu angustia, el resultado es más ansiedad. Evita contagiarte del miedo.
Enhorabuena por tu trabajo con los temblores. ¡Ánimo!
Lucía: te ha contestado Mar exactamente lo que te hubiera dicho yo, sólo añado una cosita, ¿cómo diferencias si está o no justificada la respuesta de ansiedad? Racionalizando y haciéndote esta pregunta: ¿está justificado biológicamente en el contexto o la situación concreta que se active ese programa defensivo que nos permite escapar de un peligro? Si estás siendo atacada (por un león, por un ladrón, etc.), o tienes que salir pitando para ayudar a alguien que está en peligro, tendría sentido biológico que se dieran en el organismo ciertos cambios fisiológicos que nos permiten reaccionar, escapar o actuar en función de las circunstancias, si estás en tu casa tranquilamente, o en una cafetería con amigos, o en cualquier otro contexto no peligroso, que se active la ansiedad no tiene ningún fundamento biológico, sería algo similar a que se active una crisis de migraña por el viento Sur o por comer cacahuetes, o que se active el temblor de manos por hablar con personas con las que no tienes confianza, en suma, una respuesta irracional activada por un miedo también irracional del cerebro que ha catalogado erróneamente como peligrosas situaciones o contextos inofensivos para la integridad de tu organismo.
Es exactamente lo que dices, ser consciente de que estar tranquilamente en tu casa no supone ningún peligro y, por tanto, en ese caso concreto no está justificada esa respuesta de ansiedad. ¿Y qué haces? Al igual que has hecho con la migraña, has de intentar que el cerebro descatalogue esos contextos como peligrosos proyectando racionalidad y, como te dice Mar, no contagiándote del miedo del cerebro, con la convicción absoluta de que nada ocurre, que es un error de evaluación cerebral, que no hay peligro y seguir con tus planes, ya sabes que aquí no damos fórmulas mágicas…
Me alegra mucho haber podido ayudarte un poquito. Un saludo
Hola Mar.
Muchas gracias por las aclaraciones sobre la ansiedad.
Continúo intentando afrontar poco a poco las situaciones sociales que me angustian. La verdad es que sé que mis miedos son totalmente irracionales , pero cuando estoy en la situación en cuestión (por ejemplo, tomando algo con determinadas personas) aparece el pánico, es como un miedo horrible a ponerme nerviosa, a temblar y que la gente se de cuenta.
¡Muchas gracias!
Hola Cristina.
Como le he dicho a Mar, continuo intentado afrontar esas situaciones sociales tan temidas para mi, teniendo muy presente que mi cerebro hace una valoración errónea y piensa que estoy en peligro, cuando no es así. Me cuesta muchísimo, pero lo intento.
Por otra parte, me pregunto si esto que me pasa es una fobia social. Si es así, ¿ no debería ser tratada como tal por un psicólogo, para cambiar pensamientos y creencias que yo pueda tener? o valdría con ir afrontando estas situaciones teniendo presente que no estoy en peligro, que mi cerebro está equivocado.
El psicólogo al que acudo me ha dicho que lo mío no llega a ser una fobia pues no podría ir a trabajar, pero la intensidad con la que experimento los síntomas en algunas situaciones, me hace dudar. También me ha dado una estrategia que consiste en anticipar el síntoma, pues así me ha dicho que desaparece. De manera que, cuando salgo de casa he de mostrar mi nerviosismo, moviéndome, manipulando objetos y demás. He notado que me cuesta mucho hacer ambas cosas a la vez, mostrar mi nerviosismo y a la vez intentar poner un poco de cordura. No sé si estoy haciéndolo bien, si esto de anticipar el síntoma me puede ayudar.
Muchas gracias.
Un cordial saludo.
Lucía: creo que el hecho de ponerle un nombre o etiqueta a lo que te ocurre no te va a ayudar más, me refiero a que lo puedes llamar fobia social o, simplemente, temblor de manos, pero lo importante es saber qué hay detrás de los síntomas. Si ya lo sabes, puedes coger las riendas y darle la vuelta tú misma del modo en que lo estás haciendo, introduciendo racionalidad y afrontando las situaciones donde se manifiestan los síntomas en lugar de evitándolas, y poco a poco ir ganando terreno. Parece que tu cerebro valora a la baja tu capacidad de afrontar ciertas situaciones sociales, has de hacerle ver que está equivocado, que no ocurre nada por relacionarte con personas con las que no tienes mucha confianza, eso es una situación “cotidiana” que tú eres perfectamente capaz de afrontar.
No quiero entrar a valorar esa estrategia que te ha recomendado tu psicólogo pero no le veo la lógica a simular o anticipar un síntoma a no ser que te sirva para relativizar la situación, y ni aún así lo veo claro. Deberías hablar con tu psicólogo, si no lo has hecho ya, sobre este planteamiento (el del blog y el libro de Arturo), porque lo que no debes hacer es trabajar con el psicólogo en una línea y por tu cuenta en otra, está claro que no es nada fácil simular estar nerviosa a la vez que tratar de imponer racionalidad… es un poco contradictorio la verdad.
Un saludo.