He participado con una ponencia (Sensibilización Central Primaria) en las XXII Jornadas de la ONCE.
Ha habido ponencias de sabor Neurofisiológico y otras de corte biomecanicista. Se lleva o propone la evidencia y, por supuesto, lo biopsicosocial (incluso en los biomecanicistas).
Primera impresión: ver fisioterapeutas invidentes entrar al salón de actos. Alguno con su perro.
¿Hands on versus hands off?
Los ojos son manos que palpan la luz y la oscuridad que reflejan los objetos. Con lo palpado por los ojos el cerebro imagina una realidad y la presenta en el ámbito de la conciencia.
Las manos son ojos que miran los estímulos mecánicos y térmicos generados por los objetos.
Videntes e invidentes buscan evidencias que validen su profesionalidad. Ambos se encuentran en la misma encrucijada:
¿Qué hacer ante el dolor y el derrumbe de la actividad de los pacientes?
¿Pedagogía? ¿Inducción miofascial? ¿Correcciones funcionales? ¿Osteopatía? ¿Por qué no bioenergética, acupuntura, dieta?
A todos les gustaría ver el interior, la evidencia de lo invisible. Los videntes pueden ver el movimiento a flor de piel , establecer patrones a través de lo observado. Los invidentes puede que lo oigan. Ambos pueden palpar músculos y articulaciones. Sentirlos cuando se mueven. Probablemente los invidentes tengan ventaja.
Imagino a los invidentes más tocones que a los que ven. Los imagino también más empáticos y de oído más fino.
El enfoque pedagógico ofrece las mismas oportunidades a todos pero puede que los invidentes se muestren más remisos a aceptarlo si entienden que la propuesta exije que dejen de tocar a sus pacientes y se limiten a hacer preguntas y ofrecer respuestas.
No me imagino a un invidente que no toca el cuerpo de los pacientes y se limita a largar la perorata del cerebro.
Los videntes ya disponen de ojos que ven el interior. La ecografía permite ver estructura y función. La ecografía no suena ni informa si se palpa.
Un invidente puede ser un buen pedagogo, con manos o sin ellas. La propuesta de la Pedagogía en Biología del dolor es una buena herramienta.
Ni videntes ni invidentes podemos ver el cerebro, las creencias, expectativas, miedos. Nos limitamos a imaginarlos por lo que imaginamos que los pacientes imaginan (Teoría de la mente).
Las Jornadas estuvieron bien. El Salón estaba lleno. Había interés.
Un pero…
De vuelta a casa me dí cuenta de que los fisios invidentes no tuvieron voz. Tendríamos que conocer su “visión” del interior a través de lo que palpan y oyen. Algún ponente debiera haber sido ciego. Nos habría contado lo que los videntes no vemos.
¿Fisioterapia hands off?
Que se lo pregunten a un fisioterapeuta ciego…
Nadie lo hicimos.
Bienvenido, Arturo, me alegro de que te haya ido bien el congreso.
Imagino que para un fisio invidente el “hands off” debe resultar mucho más difícil de aceptar y de implementar en su actividad diaria. Tienen que luchar con lo que los fisios videntes ya sufren: las expectativas del padeciente y, además, apostar por la comunicación verbal cuando no tienen acceso a la comunicación no verbal pero sí observable del receptor. También es cierto que puede que desarrollen más habilidad que los videntes para notar inflexiones en el tono de voz, interpretar los silencios… Sí que es una pena que no hayáis tenido la oportunidad de preguntar a quien puede responder.
Como invidentes, se tienen que fiar de sus otros ojos, del resto de sus sentidos. Cuestión de entrenamiento, confianza, plasticidad neuronal, pedagogía sensorial, o como se quiera llamar. Cuando los invidentes reciben una señal de lo que perciben en su mano, no se paran a juzgar lo que reciben, no pueden darse el lujo de hacerlo, simplemente confían en sus sentidos, ellos no pueden decir si no lo veo no lo creo. Si lo sienten, lo creen. Su cerebro actúa como un amplificador de la señal. Yo siempre me he acercado a los botones de los ascensores y he palpado los puntos Braille intentando captar epicríticamente los mismos, y me he dicho, ¡¡imposible!!. Pues debe ser que no lo es tanto, por que ese sistema sirve como comunicación con el conocimiento y con el entorno de muchas de esas personas, unas invidentes de nacimiento, otras con daño neurológico adquirido. El caso es que son personas con un entrenamiento táctil más intenso que el resto de personas. Sus limitaciones son distintas a las nuestras, nada más. Sólo que ellos entrenan para solventarlas.