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Grupos de migraña. Estructura fóbica de las crisis

Fue en un Congreso sobre dolor ante un auditorio diverso. Después de mi exposición, en el turno de preguntas, un Psiquiatra comentó:

– ¿Lo que sugieres es que la migraña es una fobia?

– Pues… efectivamente. Así es.

Era evidente. El cerebro activa los programas de alerta y conducta de evitación sin que se dé ninguna condición que lo justifique. Una crisis contiene un miedo irracional somático.

En las crisis el cerebro teme que algo suceda en la cabeza, algo terrible, destructivo. Una infección, una rotura arterial… y todo porque uno ha comido queso curado, chocolate, hace viento… cualquier incidencia banal definida como “desencadenante”. A veces incluso sin desencadenante. Simplemente porque así surge de los circuitos.

El miedo fóbico contiene una posibilidad teórica harto improbable. El ascensor no va a quedar bloqueado, la araña no es venenosa, el ratón es inofensivo, o vamos a precipitarnos al vacío…

La improbabilidad no frena la activación de los programas de alerta. La reflexión razonada no disuelve el pánico. Si tenemos la oportunidad de evitar el escenario generador lo hacemos: nos alejamos del balcón, salimos despavoridos del cuarto del ratón… Sólo así recuperamos la normalidad.

En las fobias hay una complicidad entre cerebro e individuo. Entre ambos resuena el miedo,  haciéndose pánico intolerable.

Desatada la crisis, el paciente tiene dos opciones:

1) Cumplir con el ritual exigido por el guión: refugiarse en el cuarto oscuro, evitar estímulos, tomar el calmante… buscar la causa…

2) Desbaratar el encendido con la convicción profunda de que en la cabeza no pasa nada, como así es y proseguir con la actividad programada.

Los neurólogos proponen la opción 1. Este blog la 2.

En las fobias es crucial optar por la segunda opción. Dejarse llevar del pánico cerebral, expresado como dolor, lo retroalimenta hasta llegar al punto de saturación.

Miedo, miedo, miedo… Rituales de evitación, antídotos, placebos (antinocebos)…

Racionalidad. Conocimiento. Nada de rituales. Evitar evitar…

Puede que no resulte fácil pero debe estar claro.

Hay que exponerse a los desencadenantes y disolver la sensibilización fóbica.

No consulte a los neurólogos… Puede que tengan migraña como usted.

No deje que el ratón se coma su queso (curado, por supuesto)…


Este blog es solo la punta del iceberg, se puede hacer mucho más.


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    12 comentarios en «Grupos de migraña. Estructura fóbica de las crisis»

    1. Estimado Arturo:

      ¿Qué cara puso el psiquiatra ante su respuesta?

      Llevo pensando en escribir un comentario desde hace semanas. Llegué a su blog por casualidad y ha supuesto un punto de inflexión muy importante en mi quehacer diario. Soy psicóloga clínica, trabajo en una unidad de salud mental y, desde hace 5 años, llevo un grupo para pacientes con dolor crónico. Una de las primeras entradas que leí en su blog daba a entender, aunque no explícitamente, el funcionamiento de la fobia aplicada a la migraña. (Supongo que por eso precisamente hoy me animo a comentar). No he parado de leer sus entradas… voy por mayo del 2010 y al día desde noviembre de 2011. He leído su primer libro sobre la jaqueca y he empezado el de David Butler y Lorimer Moseley. Cuando fui comprendiendo la idea de la sensibilización mental y sus implicaciones sentí dos cosas: la explicación a muchas dudas no resueltas en mi trabajo con padecientes (precioso y justo término, por cierto) y muchísima vergüenza por mi responsabilidad en la transmisión de información basura y la iatrogenia. Pensé en cancelar el grupo inmediatamente. No fui capaz. Sin entrar en cuestiones psicoterapeúticas, digamos que yo fomentaba el afrontamiento activo pero desde la hipótesis de partida de que el dolor iba a permanecer inamovible hicieran lo que hicieran y que, por tanto, no abandonaran sus proyectos vitales. Mi idea era frenar las consecuencias emocionales pero nunca, y eso lo decía explícitamente, “curar” o “disminuir” el dolor. Con toda mi buena intención y mi dedicación, pero condenándolas (son mujeres) a aceptar la tortura del dolor como algo incuestionable. Creo que puede hacerse cargo del cuestionamiento tan brutal que tuve que hacer(me). Por no hablar del varapalo a mi formación puesto que no tengo excusa: hice la tesina en dolor crónico y catastrofismo y conozco “bien” la teoría de la puerta de Melzack y Wall. Mi decisión ha sido ser honesta con las padecientes: les he hablado de usted, de su blog, de sus libros, de mi error y hemos decidido ponernos a estudiar todas juntas. Hemos empezado a leer las fotocopias que tan generosamente colgó en el blog y, con sumo cuidado de dar pasos en falso, voy un pasito por delante de ellas para ir acompañándolas en esta nueva ruta. La acogida ha sido muy buena y algunas de ellas me dicen: ¿ves como no podía ser verdad eso de tener que aceptar que el dolor nos iba a acompañar siempre? Yo sólo puedo disculparme y estudiar mucho para poder guiarlas lo mejor posible. En eso estoy y no sabe cuánto se lo agradezco. He estado mucho tiempo alejado de cualquier cuestión cercana a lo biológico porque generalmente se reduce a moléculas, genes… su “biología” me gusta mucho más.

      Un saludo a usted, a los comentaristas de los que también aprendo. Muchas gracias a todos.

    2. Mar: tu comentario merece los honores de una entrada. No es frecuente esa honestidad en exponer públicamente el haber andado por caminos erróneos perjudicando a los padecientes. Yo ya he contribuído en épocas pasadas en esa misma línea recetando a diestro y siniestro e imputando a los pacientes (depresión, ansiedad, ganancias…) el curso negativo del dolor.

      Nada hay más gratificante que reconocer un error y corregirlo. Desgraciadamente nos falta a veces la honestidad suficiente.

      Hay otra psicóloga en el blog (Sol del Val) que ha seguido el mismo camino de rectificación. No es lo habitual. En mi Hospital había Servicio de Psicología. Sus residentes rotaban por la Unidad del dolor (fármacos) y me ignoraban aun a sabiendas de que seguía una línea más acorde con “lo psicológico”. Sólo una residente, en todos esos años, solicitó rotar conmigo.

      Me alegra saber que has descubierto esa otra Biología. Te aportará mucho.

      Me gustaría que escribieras algo para el blog y lo puclico como entrada. Creo que tienes mucho para aportar desde tu experiencia.

      Gracias por tu testimonio.

      Saludos

    3. Buenas tardes, d.c goicochea, estube el fin de semana en el congreso y escuche su ponencia, me resulto increible todo lo que aprendi.

    4. Mar: enhorabuena por tu actitud como persona y como profesional, eso sí que es ser valiente y honesta. Espero impaciente leer una entrada tuya y también espero que compartas con nosotros los avances o los “cambios” que seguro has empezado a notar con tu grupo de padecientes de dolor crónico y la experiencia que ello supone.

      Un saludo.

    5. MAR:
      Impresionante su comentario, de los de leer de pie en señal de respeto.
      Ojalá que les vaya bien, a usted y a sus padecientes. Es un deseo, aunque creo que a su valentía no le hacen falta empujones.
      Un abrazo.

    6. Gracias, muchas gracias, a todos. Estoy bastante abrumada por este recibimiento. Ha sido bastante más fácil redactar el comentario anterior que encontrar las palabras ahora. Siempre vienen bien los empujones y el vuestro ha sido de los grandes. Por supuesto que intentaré contribuir con lo que pueda a esta pequeña gran comunidad puesto que es mucho lo que yo recibo de ella.
      Arturo, puedes hacer con mis palabras lo que gustes, será un honor. He leído a Sol, por supuesto, y a muchos otros. Las entradas son fantásticas y los comentarios no lo son menos.

      Un abrazo y mil gracias.

    7. Mar :Enhorabuena por ese paso adelante que has dado y por tu honestidad al llevar a cabo tu trabajo. No es nada fácil desandar el camino y comenzar desde otra perspectiva.
      Los psicólogos tenemos mucho que decir y que hacer en el tema del dolor crónico y ,la verdad, es un gusto encontrar una colega en este blog que me haga compañía y con la que pueda compartir reflexiones.
      Como los demás te doy la bienvenida y espero con muchas ganas el relato de tu experiencia.
      Un abrazo.

    8. Mar, Sol: Los psicólogos tenéis tantísimo que aportar… una gran parte de los padecientes de dolor y otros síntomas sin explicación médica aparente acabamos en la consulta de algún o más de un psicólogo para que nos ayuden a entender y abordar ese supuesto dolor de origen “psicológico” que nos diagnosticaron en su momento. Y, sin quererlo y sin saberlo ellos mismos (los profesionales), los pacientes podemos salir de esas consultas con menos recursos aún para romper el bucle. Es necesaria la actualización en la formación en neurofisiología y biología del dolor de todos los profesionales de la Salud porque sólo así se nos puede ayudar a afrontar los miedos y a salir de la espiral.

      Las personas a las que vosotras ayudáis ahora como profesionales tienen una gran suerte, yo lo valoro muchísimo porque mi experiencia en este terreno fue muy pero que muy mala, aunque hace tiempo que entendí que la intención no lo era, que sólo había desconocimiento… Me alegra tanto ver cómo todo este conocimiento se está extendiendo, los cursos de migraña con médicos de atención primaria, el Congreso de la SEFID, el comentario de Mar…

      Arturo: está claro que el blog cumple una función que no cumplen las Universidades.

      Un abrazo.

    9. Mar, me ha gustado mucho tu actitud de inflexión como tu llamas y de hacer que el grupo se ponga a estudiar. Me gustaría que nos mantuvieras informados de si en tu grupo hay cambios ahora que empieza a haber “conocimiento”.

      Gracias!

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