Nada tiene sentido en biología si no es a la luz de la evolución sentenció el genetista ucraniano Theodosius Dobzhansky en la primera mitad del pasado siglo.
Nada tiene sentido en la biología del dolor si no es a la luz de la evolución.
El sentido evolutivo del dolor es defensivo. Cuando algo afecta a la integridad física de los tejidos, las neuronas que detectan nocividad, los noci(re)ceptores, informan a través de señales electroquímicas del peligro a los centros que contienen los programas de respuesta a ese peligro. El dolor es uno de esos programas.
El dolor no es un estímulo sino una respuesta, algo que se proyecta a la consciencia para conseguir un objetivo.
Sin cerebro no hay dolor.
En cada especie, la singularidad de su cerebro defensivo marcará la singularidad del dolor.
Homo sapiens (ma non troppo) ha derivado hacia una estrategia de supervivencia que descansa sobre un desarrollo singular del tamaño del cerebro.
Tenemos más complejidad cerebral que nadie. Eso nos permite conocer mejor el entorno, predecir, anticipar, detectar peligro.
El cerebro es complejo pero no perfecto. Más bien es bastante chapucero. Su complejidad no nos garantiza el acierto en sus decisiones. De hecho se equivoca bastante.
La complejidad cerebral nos permite entender el lenguaje pero no contiene la capacidad de detectar la veracidad o falacia de lo que a través del lenguaje se nos dice.
El cerebro humano es el más culto de todos. Segrega cultura, conocimiento. Dispone mecanismos de impregnación facilitada en ese conocimiento a través de la empatía, imitación, instrucción.
El dolor humano está influido por esa condición de dependencia cultural.
La especificidad de nuestro dolor no reside en unas neuronas exclusivas, en variaciones de serotoninas, dopaminas o endorfinas. No tenemos un cerebro más sensible a las minucias (viento, chocolate, viajes, estres). El cerebro humano está tocado genéticamente por su sensibilidad a los contenidos culturales.
Cultura es biología. Cultura es evolución.
El dolor es, muchas veces, cultura.
La migraña procede del cerebro, un cerebro sensible, condenado a aprender a la luz de lo que la cultura va poniendo en su camino. Es un aprendizaje básicamente inconsciente.
– YO empecé a tener migrañas siendo niño. No había nadie en mi familia con migrañas. YO no tenía ni idea de lo que era un dolor de cabeza. YO, YO, YO…
El YO es un producto cerebral engañoso. Conviene dejarlo de lado a la hora de reflexionar sobre el dolor.
– YO… YO… YO…
– Su cerebro (de usted) y su YO (de su cerebro). Utilice el YO para aprender de cerebro…
Resumiendo: el cerebro humano es complejo, enrevesado y eso le condena a construir hipótesis sobre todo lo imaginable. Esas hipótesis están ocultas en la cultura.
– YO pienso…
– No es usted. Es el cerebro: ello piensa…
– YO creo…
– No es usted. Es la cultura la que trata de que usted crea…
No descuide la cultura… Hágase con un cerebro saludablemente culto.
A mí me gustaría transmitir la idea, por si no quedó del todo clara en la clase (aunque creo que sí) de que este curso no ofrece una solución “mágica” al problema del dolor sin daño, ofrece una explicación clara, coherente y científica, basada en la biología y en los avances en neurociencia, y eso (el conocimiento) es lo que ayuda en muchos casos a disolver los errores de evaluación de daño, y con ello, no se activan los programas o respuestas de enfermedad. Lo importante en este momento del curso no es esperar la solución, sino esforzarse por entender e interiorizar todos los conceptos que se están explicando en las clases.
Una vez explicados y entendidos todos estos nuevos conocimientos (cerebro, neuronas, conectividad, sistemas de defensa, sistema de recompensa, copia eferente, etc.…), lo que tiene el paciente es un nuevo panorama donde situarse, una forma diferente de afrontar los síntomas, una vez se sabe lo que está ocurriendo realmente en una crisis de migraña (no hay inflamación, no les ocurre nada a las arterias, los genes, el estrés… no son determinantes, etc.), se trata de racionalizar la irracionalidad del cerebro, que ha activado programas de enfermedad por una evaluación errónea de peligro de daño.
Cómo se introduce racionalidad es tarea de cada persona, algunas no necesitan más que el conocimiento de lo que ocurre para cambiar el chip y atajar una crisis, o simplemente, que no se vuelva a activar el dolor por error de evaluación, a otras personas les cuesta un poco más cambiar el chip, otras lo cambian pero no consiguen que su cerebro no siga proyectando dolor… cada persona es un mundo. Ya dijo Arturo que él, tras toda la experiencia que tiene con pacientes con dolor sin daño relevante, no puede saber quién va a dejar de tener crisis, quién no, quién antes y quién después. Lo único certero es que si cambian las creencias, cambian los esquemas, la forma de afrontar, y eso en sí, ya es un gran avance.
Por mi propia experiencia, puesto que yo me encuentro en el grupo de personas a las que les ha costado tiempo hacer a su cerebro entrar en razón (y sigo en el proceso), recomiendo atender mucho durante las clases, reflexionar en casa sobre todo lo que se ha explicado, leer el libro, leer el blog, preguntar todas las dudas que surjan y, muy importante, tener constancia y perseverancia. No por ser buen alumno se consiguen mejores resultados, esa no es la idea, pero hay que aprovechar la oportunidad de las cuatro sesiones para absorber como esponjas la información que se nos da, ya que el conocimiento es la base para cambiar las creencias y las conductas de afrontamiento.
Un saludo.
Hola Arturo, escribo para contar como me está yendo. desde que termine el libro, o mejor dicho, desde que empecé a enterarme sobre la neurociencia del dolor, mi cerebro me manda dolores día por medio, algunos son muy leves y otros más fuertes. El otro día estaba bastante instalada una crisis y recordé un ejemplo del libro. El del policia que multa por anticipado y como actuar ante eso, si sentirse culpable y aceptar la culpa o dejar de ser complice y liberarse. A los pocos minutos el dolor se habia ido casi por completo y sali a pasear con mi hijo como si nada hubiera pasado.
me sentí poderosa.
gracias y saludos!!
Cristina: haces bien en recalcar que el curso ofrece sólo pedagogía sobre biología del dolor. Pensamos que esa es la acción básica. Es importante concentrar los recursos de atención en los contenidos explicados y dejar de pensar en si se produce un efecto terapéutico mágico. Existe el placebo cognitivo. Basta, en ocasiones, cualquier acción vivida como terapia para que el cerebro, sin mucha base reflexiva, modifique sus expectativas y el dolor mejore. Es una solución frágil. Lo deseable es que se comprendan los conceptos y que haya un trabajo de reflexión que ayude a su consolidación como red de creencias validada.
Como siempre Cristina, gracias por tu extraordinaria aportación
Bárbara: enhorabuena por la actitud decidida de negarte a pagar una multa predictiva sin haber cometido ninguna infracción. El modo de funcionamiento del cerebro es probabilístico apoyado en una red de creencias que puede ser veraz o no. Es una cuestión fundamental para entender la génesis y desarrollo de las crisis.
Saludos y gracias por el testimonio
El conocimiento es la piedra angular del motor de cambio…pero el cambio viene de la acción y esta a su vez de la convicción.
…Saber vs pensar vs sentir vs hacer vs cambio vs saber…
y la convicción,para mí,es la llave que nos permite ir del sentir al hacer sin sufrimientos,sin daños estériles…pero tiene una pequeña trampa.La llave solo funciona sin miedo,sin miedo,sin miedo…
Tenemos corazón,tenemos bazo,tenemos pulmones….somos cerebro.
Si fuesemos capaces de no predecir quizás las enfermedades las viésemos con otros ojos.
Rompe el miedo y tendrás la llave en tu mano para abrir la maquina de la convicción.
Nikola: efectivamente el miedo es la clave. Más adelante hablaremos de la estructura fóbica (miedo irracional) de las crisis de migraña. El miedo al dolor impide a veces la reflexión confiada en lo que aprendemos sobre biología del dolor. No hay que perder de vista que nuestro miedo al dolor proviene del miedo cerebral al daño. Es fundamental, por ello, disolver cualquier idea de vulnerabilidad somática, de amenaza ante nuestras inocentes acciones (desencadenantes).
Hola Arturo. Me gustaría que nos dieras algunos ejemplos de errores cerebrales. Conozco la alergia, enfermedades autoinmunes (diabetes tipo I, artritis reumatoide…) ver una culebra donde hay una rama… Creo que puede ayudarnos a entender mejor que el cerebro se puede equivocar y lo hace. Tengo la impresión de que se piensa en cerebro como máquina perfecta, y funciona bastante bien, pero se puede equivocar y de hecho se equivoca. Entendiendo que se equivoca, podemos dar más o menos relevancia a las decisiones que toma y percibimos, racionalizando sobre la decisión. Creo que para racionalizar hace falta buena información.
Cristina: gracias por tus regalos en forma de anotaciones y por tus comentarios. Son un claro ejemplo de adquisición de cultura tras una posición inicial como la de cualquier persona. Espero verte desgastar los tacones como haces con las teclas del ordenador.
Merimeri: el cerebro tiene que procesar información borrosa, con baja proporción de señal respecto al ruido. Para interpretar la realidad va acumulando conocimiento que le permite construir hipotesis fiables sobre lo que probablemente está ahí generando los datos sensoriales que recibe. Imagina una receta de un médico con su tópica mala letra. El cerebro sería como un boticario que tiene que adivinar sobre esos garabatos qué medicamento tenía en mente el médico cuando los escribió. La posibilidad de error será baja o alta en función del conocimiento que el farmacéutico va adquiriendo sobre ese médico y sobre los medicamentos más probables.
Lo fundamental es construir una buena base de conocimiento, de probabilidades. Por eso es tan importante la buena información sobre organismo pues el cerebro adaptará sus hipótesis a lo que le han enseñado a considerar como estados más probables (y temidos).
La alergia y las enfermedades autoinmunes son una consecuencia de errores del Sistema Inmune, no del cerebro. Los ejemplos de errores cerebrales están a la orden del día. Lo malo no es que el cerebro se equivoque sino que no pueda detectar los errores y corregirlos. En la migraña se produce el error de la falsa alarma asociado de una ausencia de consideración del encendido como un error. En su lugar el cerebro trabaj en tratar de descubrir cuál ha sido la causa del dolor, sin considerar, naturalmente, la falsa alarma (el error).
Saludos
Merimeri, Arturo: tan importante como ser buen alumno es tener buenos profes, y por supuesto, buenos contenidos a transmitir. Yo he tenido la gran suerte de acceder a la buena información y, encima, aprender con los mejores profes. Gracias a vosotros. Un abrazo.
Cristina gracias por tus comentarios,me gusta leerte,y estoy deseando de q se trate el miedo irracional….pq yo de eso tengo para regalar….
Mi pregunta hoy es….si con 11 añitos tuve mi primer aura cosa de la cual nadie jamas me habia hablado q miedo pudo tener mi cerebro con esa edad….ahi descubri q a mi madre le daban asi de niña….es como lo de la gallina y el huevo q hablabais el otro dia…??q peligro puede ver el cerebro de un niño?pq desde los 18 a los 32 mi cerebro no vio ningun peligro y se relajo??y este pasado año con 33 encendio 2 veces
Su alarma….seria porque no podia mas y retuvo muchos miedos??en fin,espero controlarlo y hablar con el para q no se alarme tanto…y esta pesadilla q me ha vuelto a condicionar mi vida quede atras.un saludo.
Carmen: la vida se desarrolla condicionada por la incertidumbre. Sucederán cosas que no esperábamos ni deseábamos y no sucederán otras que temíamos y nos mantenían la mente en vilo. El aura no es la expresión de ningún proceso anómalo sino que deriva de una excesiva alerta sobre la incertidumbre. Es la expresión de un exceso de alerta por si sucediera algo. No consigues nada rumiando la posibilidad de que reaparezca. Quítale relevancia porque no la tiene. No puedo decirte otra cosa. Ayer me comentaba una amiga migrañosa que ha iniciado el desenmigrañamiento tras las lecturas del blog y el libro que antaño tenía fobia, miedo irracional a las arañas pero que ese miedo se ha disipado a fuerza de verlas en su casa rural. Las arañas siguen haciendo su vida. No han cambiado pero ya no generan atención, angustia.
Seguirás teniendo un cerebro que tratará de minimizar la incertidumbre y que esa dinámica puede llevarle a plantear supuestos irracionales si se cuela el miedo irracional. El cerebro es así y lo que debemos hacer es proyectar reflexiones racionales y actuar de espaldas a ese cerebro fóbico.
Espero con impaciencia que trates a fondo la estructura fóbica del dolor de cabeza. En mi caso acompaña casi todos mis días hasta que aparece el próximo dolor.
Gracias Arturo.
INMA: creo que la estructura fóbica es cristalina. Es un miedo irracional a algo inofensivo. Nos sentimos urgidos a evitar ese miedo, su expresión somática y podemos hacerlo evitando la exposición. Si no está a nuestro alcance buscamos la conducta que minimiza el malestar, la terapia eficaz que no deja de ser un ritual adquirido. Si optamos por esa vía habremos creado condiciones de cronificación y expansión del problema.
Sólo queda la estrategia contraria: la de la exposición (graduada o implosiva) a lo que genera miedo, racionalizando.
Modificar la agenda por miedo al dolor, refugiarse en el cuarto oscuro, tomar un analgésico… potencian la estructura fóbica. Afrontar el dolor concentrándose en los contenidos de la agencia, renunciando a la reclusión en el cuarto oscuro y a la toma de un tóxico adictivo puede comenzar a disolver esa estructura de miedo irracional invencible.
El miedo al dolor es racional, comprensible al igual que es comprensible la alegría de que a alguien le pueda tocar el gordo. Lo que no es racional es que uno piense que va a ser él el agraciado y hacer cola para adquirir ese número que uno piensa que va a tocar…
– No pude resistirme. Tuve que comprar un décimo…
– No pude resistirme. Tuve que tomarme la pastilla…
Carmen, yo no tengo auras pero sí un síntoma al cual también temía terriblemente, pierdo el conocimiento. La primera vez que, a través de la información que había encontrado en el blog sobre mareos y respuesta de lucha-huída, conseguí controlar uno sin tumbarme, proyectando racionalidad y moviéndome, es decir, haciendo justo lo contrario de lo que recomiendan (tumbarse), me sentí poderosa, como comentaba ayer Bárbara en el blog. En aquel momento, el miedo se esfumó como por arte de magia, estaba convencida de que no se iba a volver a repetir lo de los desvanecimientos, o si se repetía, yo lo iba a poder “controlar”, no se repitió durante todo un año, hasta me olvidé del tema, pero me equivoqué, se repitió de nuevo y esa vez no sólo no pude controlarlo con la racionalidad (no tuve tiempo porque fue todo muy rápido), sino que a pesar de estar tumbada (llegué corriendo a la cama), me desmayé igual igual, y el miedo volvió aún peor por la novedad añadida (estar tumbada no me iba a servir como último recurso).
Pero esta vez tenía un arma nueva, la información, el saber lo que realmente está ocurriendo es lo que te hace poderosa a la hora de afrontar o disolver el síntoma, es verdad que pasé una pequeña temporada mala, dándole vueltas a si habría algo orgánico (más que nada porque me dieron convulsiones durante el episodio), y repitiéndose los mareos cada dos por tres, aunque no terminaban en desmayos. Al final descarté lo orgánico, ni tan siquiera fui al médico, mucho menos a urgencias, y me convencí de que era una falsa alarma, como siempre, y que lo iba a afrontar con valentía y con racionalidad. El pensamiento fue, aunque suene un poco dramático, que prefería morirme en la calle haciendo una vida “normal” que estar muerta en vida teniendo miedo a todo. Es que al final no conduces, no vas lejos de casa, no haces ningún plan, lo haces todo con miedo … no vives.
A veces no se puede evitar sentir miedo, sería hasta antinatural, cuando un síntoma es realmente alarmante (e invalidante), como lo puede ser el aura o el perder el conocimiento sin ton ni son. Pero lo importante es saber que eso que nos ocurre es absurdo, resultado no de una disfunción orgánica, sino de una disfunción evaluativa, el cerebro tiene sus razones (aunque esté equivocado) para valorar un peligro y pone los síntomas o programas de respuesta para avisarnos y que adoptemos una conducta de evitación de ese peligro. Cuando no sabemos que ese peligro realmente no existe (más que en la imaginación de nuestro cerebro), es comprensible y preferible que nos alarmemos, porque el objetivo del cerebro es ése, avisarnos de que algo no va bien, pero cuando sabemos que ese peligro no es real (porque procede de una valoración errónea), tenemos que actuar con racionalidad, argumentando en contra del sinsentido de las razones cerebrales, y, cómo no, con mucha valentía, sólo así se consigue cambiar la conectividad neuronal… con información, con convicción, con racionalidad y con valentía (afrontando el miedo).
Da igual por qué ocurrió la primera vez, y por qué no ocurrió durante un tiempo y se volvió a repetir después, es exactamente lo que comentábamos el otro día en el blog y lo que te ha contestado Arturo, da igual qué fue primero, si el huevo o la gallina, donde tenemos que situarnos es donde estamos ahora y actuar acorde con la valiosa información que tenemos, es un error de evaluación, por tanto, si respondemos con miedo, reverberamos aún más el sistema de alarma, si respondemos con argumentos racionales, es probable que disolvamos el error. Te lo digo sabiendo que no es tarea fácil afrontar la vida cotidiana con síntomas invalidantes (dolor, mareo, ataques de pánico, y ese largo etcétera), los que seguimos este camino somos muy valientes.
Espero haberte ayudado un poquito y que hayas llegado al final del comentario porque me temo que me ha quedado enorme, perdón… Un saludo.
Cristina: excelentes reflexiones, como siempre. Nada que añadir salvo un cálido aplauso.
Cristina: Ahora mismo te daría un superabrazo que te romperia hasta las costillas…¿¿¿¿¿que si me ha servido????Por favor me ha requeteservido, me has dejado boquiabierta y la frase “preferiria morirme en la calle haciendo vida “normal” que estar muerta en vida teniendo miedo a todo” me ha fascinado, encantado y me la voy a releer todos los dias….yo he dejado muchas cosas de hacer….lo de salir a la calle sola, voy a sitios muy , muy cercanos pero al centro de mi ciudad que esta a 4 kms de donde vivo no voy sola ni por asomo…y en coche lo mismo…se que es ridiculo porque si me diera el aura tengo tiempo para reaccionar….pero mi cabeza esta mas por pensar peligros, sucesos terribles que solo estan en mi mente….Muchas gracias Cristina por todo lo que me has dicho…te prometo intentarlo, aunque ya lo hago de veras….pero poco a poco¡¡¡¡¡¡.Muchas gracias¡¡¡¡¡.
Y a usted Sr. Arturo que le voy a decir que no le haya dicho ya…que ojala se vinierá para Asturias a hacer un grupo presencial….vamos no me lo perdería por nada del mundo.
Un abrazo¡¡¡¡
Carmen: abrazo recibido, mucho ánimo, no dejes que el miedo te venza, antes no tenías esta herramienta tan potente que es el conocimiento de lo que te sucede, y ahora sí lo tienes, aprovéchalo al igual que lo he aprovechado yo. Un abrazo a ti también y gracias por tus palabras, me han emocionado.
Arturo, gracias también por tus palabras, quién me iba a decir a mí hace bien poco que iba a poder contar mi experiencia para ayudar a otras personas…