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Neurociencia del dolor

El dolor es una percepción, un producto neuronal complejo que proyecta a la conciencia una cualidad de alarma que incita al individuo a derivar la atención al cuidado de la zona alertada.

En cada proyección de dolor hay una activación de múltiples capas de procesamiento de señales y memorias, de datos de ese tiempo, espacio y circunstancia corporal y de conocimiento acumulado sobre todo aquello que pudiera resultar nocivo.

Hay dolores que señalan daño consumado o inminente y hay dolores que sólo señalan temor (con probabilidad variable) a un posible daño.

Hay una neurociencia de los circuitos que detectan daño consumado-inminente y hay una neurociencia de los circuitos que evalúan la relevancia de ese daño o, en su ausencia, la probabilidad de daño derivada de las acciones consumadas o inminentes del individuo.

Hay una arquitectura neuronal del daño imaginado, probabilístico. Es una arquitectura matemática que selecciona, en base a lo que se da por conocimiento fiable, las acciones más convenientes.

El dolor es una acción. Toda percepción es una acción, un output, una decisión.

La Neurociencia del dolor estudia la decisión de doler, su sentido, su soporte.

Hay veces que la decisión dolorosa deriva, de forma casi refleja, de la llegada de señal nociceptiva de un foco dañado. Mandan los hechos.

Otras veces la decisión de doler procede de las áreas evaluativas, probabilísticas. No hay garantías de acierto. El cerebro evaluativo puede estar equivocado y no siempre lo sabe.

El cerebro evaluativo gestiona el dolor desde el conocimiento bendecido por la cultura de turno.

Una vez descartado el daño-disfunción relevante que justifica la proyección dolorosa, debiéramos auditar la función evaluativa, los credos que la soportan.

Hay una Neurociencia del dolor que entiende de ese mundo de la toma de decisiones. No parece que acabe de interesar a los expertos.

Estamos de estreno del año de la Neurociencia.

¿Habrá un lugar para la Neurociencia del dolor?

Estén atentos a lo que se hable: ¿receptores, canales, neurotransmisores, genes, fármacos…? Malo, malo…

¿Percepción-acción, sistema de recompensa, imaginación, Bayes, copia eferente, nocebo, cultura, toma de decisión, teoría de detección de señal…? Habrá razones para el optimismo.


Este blog es solo la punta del iceberg, se puede hacer mucho más.


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    7 comentarios en «Neurociencia del dolor»

    1. Hola Arturo, primero de todo desearte un Feliz 2012, año de la Neurociencia, por lo que leo…
      Yo estoy empezando el año con dolor, algo que no era habitual en mi, tras una temporada de mejoria de todas aquellas cosas, el año terminó con “cefalea tensional”, pero sin dolor, al menos al uso, muy molesta sensacion de opresion en la cabeza (como llevar el casco de la moto…), mareos… Y vuelta a las sensaciones indefinidas en la parte derecha de la cara, que ya tenia olvidadas… Mi arma ha sido pensar que si he mejorado una vez, lo puedo volver a hacer… mi medico me dijo que Tonopan, (pero esta sin abrir, no quiero hacerme adicto a mas cosas, ni tampoco efectos secundarios), y tambien que mientras la opresion fuera en ambos lados, no habia duda, cefalea tensional. Asumido que eso se pasa, me convenzo mas o menos que se marchara, me hablan de mandibula (es cierto que la tengo desencajada del lado derecho…), de relajarme, hago vida normal, salgo con amigos (y se alivia)… Asi que como mi cabeza es muy lista, las molestias se han mudado todas al lado derecho, sospecho que para intentar hacerse fuertes, ahora duele a la altura de la sien (eso es nuevo), ademas desaparecen o se mitigan cuando me tumbo boca arriba, y reaparecen, incluso con el dolor en la sien, y extendiendo el malestar por el resto del cuerpo cuando llevo un cierto tiempo de pie… Incluso en un momento dado, el dia de año nuevo, entre las molestias en la parte derecha de la cara, tuve unos segundos de casi confusion, supongo que inmerso en mis pensamientos y mi malestar, ausente de todo, cuando me di cuenta pense ¿sera otra migraña disociada? y no encontraba en mi cabeza la palabra migraña, y la confundi con la palabra membrana durante dos segundos… Uf, una isquemia transitoria llegue a pensar… Maldito exceso de informacion, en otros tiempos me hubiese conformado con pensar que estaba a por uvas (muy adecuado a la fecha), y pegarme otro lingotazo de vino con un langostino… De momento ya han pasado 48 horas y no me ha pasado nada, asi que a lo mejor no era una isquemia… Como me dijiste una vez, con el paso del tiempo puedo llegar a pensar que si no me he muerto no tengo nada.
      Me las prometia felices, pero he vuelto a la lucha. Confio que con todo lo aprendido, pueda hacer frente mejor que antes, y sea algo mas facil. Tambien he leido (aqui no) que a veces el cerebro se sensibiliza con tanta cefalea y se hacen cronicas… Yo creo que casi todo es reversible, asi que puede que esa sensibilizacion tambien (me parece que eso si que lo he leido aqui).
      En fin, que lamentablemente, la pesadilla ha vuelto a casa por Navidad, no le pido a los Reyes Magos que me traigan nada, sino que se la lleven…
      Feliz Año de la Neurociencia a todos

      Un abrazo

    2. “Toda percepción es una acción, un output, una decisión”. Muy interesante, me agradaría mirarlo con más detalle.
      El estímulo (proveniente del exterior) es, por definición, un input. Pero lo que llega a la conciencia es el resultado de un proceso desencadenado por el input en el que también se toman en cuenta otros datos (de memorias).
      El dolor, entonces, es la interpretación de *alguna parte del cerebro* de los inputs iniciales y de lo almacenado en memorias (incluidas creencias, datos no verificados). En el caso de un ‘dolor fantasma’ (sin mal físico detectable) sería como ‘ver’ un fantasma cuando se agitan las cortinas por el viento, que *requiere un aprendizaje* cultural anterior a su visionado. ¿es así?

      saludos,

    3. Jaime: veo que el miedo y la incertidumbre siguen haciendo de las suyas. Puede que sea inevitable pero espero que vayas automatizando los cortes de mangas y te dediques a tus agendas de ciudadano sano y con proyectos.

      Saludos

    4. Pere: así es o así parece que sea, según todos los indicios. La puerta de entrada de los inputs sensoriales, el tálamo, contiene núcleos de relevo desde los que se distribuye la información sensorial a distintas áreas corticales y subcorticales. Pues bien esa entrada sensorial no llega al 10% del conjunto de entradas que llegan al tálamo. El resto, más de 90%, es memoria, conocimiento, predicción…

      El los dolores fantasma (sin daño) se sobredimensiona el peso de lo imaginado. Lo mismo sucede en la esquizofrenia con las alucinaciones auditivas.

    5. Corregirme si me equivoco, pero el problema parece ser que hay un momento en nuestra vida que conseguimos algo muy muy difícil, que es confundir al cerebro y hacerle entender mediante los sistemas de memoria que posee la red neuronal asociada que la cronificación de un dolor es algo positivo y necesario en la supervivencia del sujeto, y por eso lo perpetua, por que ese error que quizás en ese momento es necesario y aliviante, se memoriza y asocia de tal manera que cuando todo eso pasa, los argumentos “razonables” para nosotros ya no funcionan y hay que pensar una estrategia opuesta a lo que lo causó para quitar ese error.

      Por eso quizás a nivel emocional ciertas terapias funcionen a medias, si da la casualidad que revierten la situación, pero en las que son de dolor la pescadilla se muerde la cola, por que el cerebro penaliza las acciones que seguramente lo sacarían del error lo cual es desesperante.

      MUY INTERESANTE!

    6. Manuel: : el dolor crónico refractario lo es bien porque no se aceptan las nuevas propuestas pedagógicas o porque ya está establecido un estado de indefensión aprendida. El cerebro ha aprendido a concluir que nada de lo que se haga va a resultar.

      Es fundamental entender, creer y aplicar con constancia. Teóricamente la conectividad cerebral admite actualizaciones aunque se desarrollan inercias y resistencias (disonancia cognitiva)

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