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Fibromialgia. ¡Al enemigo ni agua!

En la fibromialgia el cerebro activa el programa «respuesta de enfermedad» sin que se dé ningún estado patológico que lo justifique. Es un cerebro sensibilizado, hipervigilante, hipocondríaco, temeroso del daño somático.

Unos dicen que se llega a ese estado por caminos no aclarados. Parece haber genes más proclives e infortunios físicos y emocionales previos. En cualquier caso el organismo está enfermo, es vulnerable e inválido y debe ser ayudado, cuidado. El individuo debe tomar conciencia de sus limitaciones y debe adaptar sus proyectos a lo que ese organismo tolera. La sociedad debe reconocer el estado enfermizo y aplicar el amparo debido.

Supongamos que sea así. La estrategia de los cuidados, limitaciones y ayudas externas tiene lógica. El padeciente tiene derecho a ser informado de su condición y sus derechos.

Supongamos que no sea así. Supongamos que el organismo está razonablemente sano y que todo el sufrimiento e invalidez surge de un error evaluativo cerebral consistente en imaginar enfermedad sin haberla. (He subrayado «cerebral» para que el lector no imagine que son imaginaciones suyas sino de su cerebro).

¿Qué podemos hacer para eliminar el error?

¿Dar por buena la hipótesis errónea cerebral? ¿Alimentarla con una conducta de enfermedad?

Previsiblemente esa estrategia consolida el error, refuerza la conectividad que mantiene el encendido crónico del programa cerebral que proyecta sentimientos de enfermedad.

¿Por qué no dar una oportunidad a la hipótesis del error evaluativo y tratar de rebajar las convicciones de enfermedad con argumentos y conductas de salud?

¿Qué podemos perder o ganar con cada una de estas opciones?

Dicen los defensores de la teoría de enfermedad que el cerebro ha quedado sensibilizado por sucesos o condiciones patológicas conocidas o misteriosas. No hay lugar para la propuesta del error evaluativo.

Decimos los que defendemos la teoría del error evaluativo que el cerebro es un órgano falible, susceptible de errar y que, en estos casos, conviene minimizar esa tendencia defendiendo la tesis de salud cuando no hay enfermedad sino sólo percepción de ella.

La tesis de la enfermedad favorece a la enfermedad y perjudica a quien la padece.

La tesis de la no enfermedad favorece al individuo y ataca a su enemigo: la convicción cerebral creciente de organismo enfermo.

Si es cierto que la convicción de enfermedad es lo sustancial y que, realmente, el organismo está razonablemente sano e irracionalmente equivocado, el enemigo a combatir es todo aquello que mantiene vivo el error.

La fibromialgia es una enfermedad… (músculoesquelética, sistémica…). El cerebro procesa mal la información… el dolor…

o…

La fibromialgia es un falso positivo de enfermedad…

No demos facilidades al enemigo…

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11 comentarios en «Fibromialgia. ¡Al enemigo ni agua!»

  1. Soy Carlos, persona y Fisioterapeuta.

    Me resulta muy interesante lo que publicas en esta entrada y posiblemente comentare aspectos que tu y los asiduos al blog ya tienen muy asimilados pero son dudas que me gustaría comentar.

    Si tu suposicion es correcta y la persona no esta enferma y es su cerebro el que manda una respuesta evaluativa erronea…¿Como crees que se tiene que presentar este «error» a una sociedad que todavía le cuesta reconocer a la Fibromialgia como una patología y tiene grandes reticencias para cuidar y amparar a las personas que la padecen?

    Gracias y Felicidades por tu blog.

  2. Carlos: pregunta peliaguda. No espero gran cosa de esa sociedad que denuncias. Los profesionales son los que tienen que hacer el trabajo de explicarlo. Lamentablemente los conceptos a difundir serán previsiblemente malentendidos o serán ignorados. Gracias y saludos

  3. Ya hemos vivido en un mundo en el que la fibromialgia no existía como enfermedad. Es difícil valorar si a las personas que entonces tenían dolor generalizado les iba mejor. Creo que no.

  4. Sin nombre: estoy convencido de que les iba probablemente peor pues su sufrimiento ni siquiera tenía nombre ni amparo. Las aportaciones de la Neurociencia al mundo de la percepción y conducta de enfermedad no niegan la realidad de la enfermedad sino que la tipifican como debidas a error evaluativo, es decir, la equiparan a los errores evaluativos del Sistema Inmune (enfermedades autoinmunes) y, lo que es más importante, abren una vía, al menos teórica, de solución. Se acaba con el tópico de «no se sabe nada y no tiene curación»

  5. Lo único que conozco sobre el tema es esto:
    http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12115155
    Es curioso

    A mi no me gusta el nombre de la etiqueta. Es poco descriptivo lo que refuerza aún más el carácter misterioso de la enfermedad. Pero son pacientes susceptibles de ser diagnósticados, de tener baja por enfermedad, de que el mal que padecen sea investigado, y para todo eso hace falta una etiqueta.

    La neurociencia ha abierto una puerta al posible origen de la fibromialgia. A fecha de hoy no conozco tratamiento serio y probado que se derive de esa aportación. Ya veremos.

  6. Sin nombre: creo que la etiqueta alivia psicológicamente tras un período de maltrato `profesional. Hay evidencia de que la terapia cognitivo-conductual es beneficiosa pero sus contenidos no corresponden a la Pedagogía en Neurofisiología de dolor. Hay trabajos que muestran cierta eficacia en afrontamientos de adaptación al esfuerzo físico con enfoques de endurecimiento. Tengo una experiencia limitada en la aplicación del método pedagógico, básicamente porque las pacientes lo rechazan pero en algunos casos desaparecen los síntomas, se puede hablar de curación. Creo que empezaremos a disponer de estudios que analicen la aplicabilidad de las teorías derivadas de la Neurociencia de la percepción somática, sistemas defensivos y movimiento.

    En cualquier caso es inaceptable que las doctrinas con más presencia no vayan incorporando estas nuesvas aportaciones de la Neurociencia.

  7. Una vez más, Arturo, gracias por tu blog y por todo.

    Aquí estoy, tratando de reprogramar mi cerebro y, aunque con pasitos de bebé, cada vez me sorprende más el camino recorrido, casi me da miedo mirar atras. ¡Ya no me duele enfadarme! No es que me alegre de poder enfadarme, me alegro de haber eliminado una de las señales para el dolor. Aún me quedan un montón, pero aquí vamos.

    Un abrazo

    Clara

  8. Clara Grima: las neuronas son células matemáticas, probabilísticas. No tengo duda de que acabarás encontrándoles las cosquillas. Me alegra saber que has iniciado lo que parece un buen camino.

    Un abrazo

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