V JORNADA PARA PACIENTES CON MIGRAÑA Y OTRAS CEFALEAS INCAPACITANTES
La migraña es una enfermedad milenaria.
Las Neurociencias han irrumpido a finales del siglo pasado.
Las doctrinas vigentes sobre la migraña se nutren de hipótesis pre-neurocientíficas apoyadas en axiomas falsos:
El cerebro no duele. No es cierto. Si se estimula el lóbulo de la ïnsula, duele.
El dolor surge necesariamente de la estimulación de “estructuras sensibles al dolor”, es decir: meninges, grandes vasos intracraneales, músculos pericraneales, puntos miofasciales, articulación témporomandibular… El trigémino y las primeras raíces cervicales siembran esas estructuras de terminales nerviosas con “receptores de dolor” sensibilizados por mil y un aparentes y suficientes motivos. Tampoco es cierto. No siempre se producen estados tisulares que explican la sensibilización trigeminal. Como principio general, sabemos que el dolor puede aparecer sin que previamente se generen estados nocivos en los tejidos.
La información en las neuronas fluye sólo en una dirección: dendritas, soma, axon (Ley de polarización dinámica de Cajal). El dolor, por tanto, debe surgir de las dendritas trigéminocervicales, donde residen los “receptores del dolor”. La ley Cajaliana no se cumple para las neuronas somatosensoriales. En ellas la información fluye en ambas direciones: de abajo-arriba (doctrina oficial, Cajaliana) y de arriba abajo (según la Neurociencia actual). Los “receptores de dolor” pueden sensibilizarse por flujos descendentes de información que deciden su estado de alerta.
La incidencia familiar de migraña y los estudios con gemelos demuestran el origen genético. No se ha demostrado ninguna singularidad biológica craneal que permita explicar por qué el dolor se limita a la cabeza (a veces sólo a media cabeza). La biología molecular del interior de la cabeza y el raquis es la misma, a efectos nociceptivos. Evaluar la genética segregada de la interacción con el entorno no es válido.
Sostienen los neurólogos que la migraña es una enfermedad cerebral genética que se expresa a través de una sensibilización anómala, facilitada, de las terminaciones trigeminales. Si bien se han descrito alteraciones estructurales y funcionales centrales, se considera que son efectos secundarios inducidos por el bombardeo persistente de las terminales “doloridas”. El dolor acaba alterando la estructura.
Las Neurociencias aplicadas al dolor han generado temas novedosos: neuronas espejo, copia eferente, empatía, imaginación, efecto nocebo-antinocebo, neuronas on-off, aprendizaje, memoria del dolor, cerebro predictivo, inferencia bayesiana, percepción-acción, emoción, consciencia, toma de decisión, teoría de la información, señal-ruido, resonancia estocástica, plasticidad, cognición social, sistema de recompensa, adicción… Estas cuestiones, de profunda relevancia, no parecen interesar a los estudiosos oficiales de la migraña.
La visión darwiniana de la Biología obliga a considerar la Cultura como un factor biológico de primer orden. No tiene sentido analizar las decisiones perceptivas, emocionales y conductuales de la red neuronal si no es a la luz del proceso de aprendizaje, proceso en el que la cultura (significados, creencias, expectativas…) tiene una especial relevancia.
La Biología molecular ha permitido descubrir nuevos genes y nuevos mensajeros. Se han propuesto nuevas dianas moleculares para posibles futuras terapias, desde la convicción de que todo es reducible a la química. La cultura de la química impide contemplar su contrapartida: la química de la cultura: los cambios moleculares y de arquitectura neuronal que la inmersión social de Homo sapiens (ma non troppo) genera inevitablemente por mandato genético (evolutivo).
Los neurólogos limitan el horizonte de la Migraña a la genética y las posibles dianas moleculares y ofrecen una tierra prometida de fármacos a la carta previa presentación de la tarjeta genómica. Todo lo demás es acientífico, secundario.
La cultura de la migraña rebosa ideas-virus que colonizan la red nociceptiva y la disponen en un estado sensibilizado de alerta a todo tipo de irrelevancias (“desencadenantes”). Las Neurociencias contienen suficiente información para alertar de esta situación pero no se ha producido la necesaria conciencia de los peligros de difundir información sensibilizante.
Mañana expondré, a propuesta de la AEPAC (Asociación Española de Pacientes con Cefalea) estas cuestiones en el Círculo de Bellas Artes de Madrid ante padecientes previsiblemente desesperados y desencantados. Espero acertar en la exposición y despertar en ellos la percatación de la trascendencia de los contenidos informativos que todos generamos o difundimos.
Ya les contaré.
Muchas gracias por dedicar sus esfuerzos a la divulgación de los nuevos descubrimientos de la neurociencia y su aplicación concreta en el tema de la migraña. Llegar a convencer a padecientes en una sola exposición es dificil, pero estoy segura que sembrará una semilla en ellos que dará sus frutos a medio-largo plazo.
Y para los que no podemos ir? No habría posibilidad de grabar su intervención y “colgarla” en algún sitio para luego verla? A nuestro melindroso cerebrito le vendría tan bien…
Cruz
Hola Cruz. Veré que se puede hacer. Me alegra saber que andas por ahí en el blog. Saludos
Hola Dor.yo tambien estaré atenta a ver si lo veo colgado y empaparme de todo lo que alli expuso Ud,estoy segura que debió ser muy interesante e ilustrativa como todos los blogs que nos envia.
Le agradeceria que algun dia tratase el dolor neuropático y a qué es debido que les quede a algunos padecientes ese picor,quemazón y dolor en los dedos de una mano y el bloqueo que padecen en la pierna del mismo lado al caminar,tiene que sentarse 5 mn de lo contrario le es imposible seguir, (que curioso ) en este caso el izquierdo.
Saludos