Hay, básicamente, dos caminos para sentir hambre:
1) no probar bocado por falta de comida
2) disponer de comida fácil y no soportar el no comerla
En el primer caso el hambre presiona al individuo a buscar comida con pocas posibilidades de encontrarla. Si no tiene éxito su vida peligra a corto plazo.
En el segundo el hambre también presiona al individuo a buscar comida, con absoluta probabilidad de conseguirla sin esfuerzo. Si no obedece al hambre su vida no corre peligro.
En el primer caso el individuo debe hacer caso a su organismo y dedicar su atención y esfuerzo a obtener comida. Es un hambre positiva, justificada. No tendría sentido plantear la situación como una cuestión médica:
– Doctor, tengo hambre. Recéteme algo para quitarla. Lo paso mal.
– Le hago unos vales de comida. Lo que usted necesita es comer…
En el segundo tipo, el hambre es improductiva, mortificadora, apremiante, injustificada, adictiva sin sentido.
Tendría cierta lógica pedir algo para no sentir hambre:
– Déme algo para no sentir hambre. No hago mas que comer a todas horas. Si no lo hago me muero de hambre…
– No existen fármacos que quiten, sin problemas, el hambre. Los efectos secundarios superan en perjuicio al beneficio de quitarle las ganas de comer. Necesita fuerza de voluntad, hacer ejercicio, interponer esfuerzo en la consecución de comida… Pruebe a alimentarse sólo de lo que pille en el campo… Nada de supermercados…
Hay dos tipos de dolor. Hay dos tipos de sed, dos de hambre de aire, dos de hambre de sal, dos de sentir frío o calor, dos tipos de miedo, dos de ilusion…
Hay dos tipos de percepciones: las que informan con veracidad de un estado actual, real, de ese momento y lugar y aquellas que aparecen sin que se dé ese estado actual, real, del organismo.
Hay dos tipos de situaciones:
1) Reales
2) Imaginadas
Ante estos dos tipos el individuo puede conducirse de dos modos:
1) Adecuado
2) Inadecuado
– Me duele…
– No tiene usted nada. Es todo normal.
– ¿Qué hago?
– ¿Qué sugiere?
Racionalidad
Hola Don Arturo.
Interesante entrada, y además considero el dolor por daño imaginado como un mal de “paises desarrollados”. Pero a pesar de todo ¿quién nos puede confirmar daño sí cuando vas a la consulta de muchos médicos ó centros privados donde realizan diagnosticos siempre te sacan problemas aun cuando no se aprecie ni en resonancias ni en radiografías y lo único que te infunden es miedo para que sigas con sus tratamientos?
Esto es algo que me obsesiona, te vuelven a surgir los dolores en la parte baja de la espalda, y aplico tu pedagogía (miedo cerebral, no está ocurriendo nada) pero es inevitable pensar en visitar al médico para descartar lesiones, y luego es peor el remedio que la enfermedad.
He visitado a muchos médicos por mis dolencias, y a pesar de que las pruebas daban negativas, siempre me han sacado algo, y los miedos cerebrales aumentan. En estos casos ¿que recomiendas?.
Un abrazo.
Rocío: si las pruebas son negativas estaríamos ante un dolor del segundo tipo: Es fundamental dejar bien zanjada la cuestión y no marear la perdiz. Los médicos muchas veces no ayudan “encontrando siempre algo” o dejando caer que el dolor es psicológico. Tendrás que ayudarte a tí misma aceptando el veredicto de no tener daño relevante…
Saludos