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El miedo al dolor

El dolor es temible. Todo el mundo le tiene miedo.

El dolor es miedo.

La percepción de dolor contiene en su entraña evolutiva el miedo a la muerte celular accidental, violenta, por irrupción de condiciones incompatibles con la vida: temperaturas extremas, desgarros compresiones, falta de oxígeno, ácidos, gérmenes… El cerebro proyecta a la conciencia con el dolor el drama de los tejidos mortificados y la necesidad de respetar el proceso de su reparación. Necesariamente debe poseer una cualidad que obligue al individuo a anteponer la protección de la zona afecta a cualquier otro propósito.

El dolor está acoplado al daño celular violento al igual que la visión está acoplada a la radiación electromagnética (luz) reflejada por los objetos. Hay un sentido del daño violento, accidental: el sentido del daño, con sus detectores de nocividad (nociceptores) al igual que hay un sentido de la luz y de la oscuridad con sus fotoreceptores de luz y no luz.

El cerebro convierte su miedo al daño (consumado, inminente o imaginado) en dolor, pretendiendo contagiar al individuo su miedo a través del apremio penal de la cualidad dolorosa.

En ausencia de daño real, en el daño imaginado, hay individuos que temen el significado de daño potencial, se contagian del miedo a que algo esté sucediendo…

– Parece que la cabeza va a explotar. Llego a temer que se produzca un derrame…

Hay otros que saben que la zona doliente es normal, que no corre peligro. Sólo temen la violencia del dolor, el sufrimiento.

Es fundamental, como en toda falsa alarma, restablecer la confianza en que nada va a suceder.

– Ya sé que no va a suceder nada dentro de la cabeza pero… duele. Ese es el suceso temido: el dolor. Me digo, porque sé que es así, que no pasa nada, pero el dolor sigue allí, burlándose de mí…

Opciones:

1) Buscar el alivio del dolor con la acción que figure como la más exitosa. Cada uno tiene su ritual.

2) Proyectarse la seguridad de que es una falsa alarma y proseguir con la actividad programada sin recurrir a ningún ritual analgésico.

Teóricamente la segunda estrategia es la buena. Hay padecientes (ex-padecientes) que han conseguido disolver el dolor aplicándola. A otros no les sirve para nada.

¿Dónde está la diferencia? No lo sé.

¿Cómo se proyecta al cerebro la seguridad que permita desactivar la alarma? No lo sé.

El dolor surge de los sistemas de memoria. Está allí configurado para reorganizarse cuando se den las circunstancias (desencadenantes) exigidas, aquellas que disparan el miedo cerebral. Es una memoria emocional, traumática, sensible, fácil de activar.

¿Cómo se enfría una memoria emocional? No lo sé. Supongo que trabajando activamente su arquitectura y despojándola de relevancia actual y futura, renunciando a estrategias de evitación, despiste…

Tengo épocas en las que afloran dolores. Puede ser una sien, el tórax, la zona lumbar, la dentadura… Generalmente se disuelven pronto sin recurrir a ninguna práctica analgésica, sin interrumpir mi actividad. No sabría decir cómo lo consigo. Simplemente, supongo que es una falsa alarma y no le presto atención…

– Estoy intentando dejar de tener ganas de fumar… pero no lo consigo. Al final tengo que encender un cigarro… Las ganas de fumar me pueden… No veo el modo de conseguir que se vayan las ganas sólo pensando que no debo fumar, que no debo hacer caso al cerebro que me lo exige… Yo no quiero fumar pero las ganas me obligan a tener ganas de encender el cigarro…

En el asunto de las ganas cerebrales a veces se pierde. Gana el cerebro.

– ¿Existe la voluntad, el libre albedrío? ¿Quién o qué manda en el cerebro?

– Jo, qué preguntas… Aparentemente, existen. La toma de decisión neuronal es un tema fundamental. Hay mucha tela que cortar.

– Ya pero ¿qué hago con el dolor?

– El dolor…

– Déjelo. No me sirve…


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13 comentarios en «El miedo al dolor»

  1. Gracias Arturo, por ahí van mis tiros, es el kit de la cuestión :
    1. creerme que no hay daño y 2. pasar del dolor.
    El dolor te lleva a las dudas y las dudas a la ansiedad, y de nuevo dolor. ¿Como salir de éste círculo?. Entradas como ésta son las que me ayudan a creer y seguir intentándolo.
    Seguiré esforzandome en desviar mi atención.

    Un abrazo.

  2. Arturo, De las dos alternativas de afrontamiento que propones. La primera no pasa del simple apaño. Hay mucho dolor y necesito salir de él. No aguanto más!! Pero no nos lleva a ninguna parte más que a depender de ese falso ritual o medicina, un alivio sin solucón de problema.
    Todas las terapias, inclusive las más naturales, no me surgieron efecto. Es más, creo que cuanto más agradables sean los efectos producidos por los sistemas de recompensa más crisis vendrán, por otro lado, si nos focalizamos demasiado en la evitación del dolor, el componente fóbico lleva implícito el miedo, la hipervigilancia, la necesidad de control…. es decir, el circulo vicioso del sufrimiento, dolor y angustia. – Justamente lo que tratas de evitar!!!!

    La segunda opción que propones a mi modo de ver es la más sensata y racional, pero no fácil ni sencilla. Supongo que necesita de práctica y triunfos. Habrá que convencer (Asamblea neuronal) a ese cerebro tantas veces engañado de que no pasa nada y si eso acarrea demasiada tensión por miedo al dolor …. Además, cuando ya empieza el dolor más dificil resulta de convencerse de que es una falsa alarma. Hay que tener Paciencia. De entrada, no hay garantía total de éxito!! Hay que reconocer que hasta la fecha siempre ha ganado en la asamblea: “la opción crisis”.

    un saludo

  3. Efectivamente, es el miedo nuestro peor enemigo en la lucha contra la migraña.
    No sólo el miedo al dolor en sí mismo sino a la pérdida de muchas de las actividades y proyectos programados.
    Yo convencí a mi cerebro de que nada pasaba exponiéndome a propósito a la lista de desencadenantes que había fabricado a lo largo de muchos años de coexistencia con la migraña. Comencé a ver que no pasaba nada cuando comía algún alimento prohibido hasta entonces o me exponía a luces , olores o sonidos que en otras ocasiones tenía la seguridad (y yo creo que ahí está la clave) de que despertarían al monstruo.
    Después de aprender con estas magníficas clases del Dr Goicoechea comencé a descreer, a poner en duda todo lo que había leido hasta el momento sobre migraña y sobre todo lo que había puesto en práctica.
    Es un proceso como de vuelta a empezar , como de desmigrañarse (si se me permite el término), como de limpieza de datos . Es verdad que no es fácil, es duro, es necesario tener un gran convencimiento y en ocasiones uno está tentado de tirarlo todo a hacer puñetas y marcharse a urgencias, pero a la larga da sus frutos.
    El miedo es una emoción muy primaria que nos prepara y nos protege de peligros reales o potenciales pero que nos bloquea en muchas ocasiones y nos sumerge en un mundo de desconcierto, descontrol e indefensión en el que la razón no existe o dejamos que asome un poco la cabeza para volverla a enterrar con una nueva dosis de sinrazón.
    El conocimiento de lo que de verdad ocurre dentro de nuestra cabeza, del efecto que causan los rituales de evitación y la discusión racional con la irracionalidad cerebral son unas buenas armas para salir con éxito de esta pesadilla.
    Os ánimo a practicar como un ejercicio todos los días (algo asi como una ducha de conocimiento diaria ) el contarle a nuestro cerebro lo que hemos aprendido, como algo cierto, creible, racional, y con la garantía inestimable de la neurociencia.
    Un abrazo

  4. Nekane: necesitarás temple, convicción y constancia pero merece la pena. Hay una vida y necesitamos un mínimo de racionalidad para vivirla. El miedo nos convierte la vida en una lucha infructuosa contra el dolor.

    Saludos

  5. dolorido:
    Hola de nuevo Dr.
    Todas las terapias que usted plantean son de mucha ayuda, intentando que el cerebro no se obsesione con el dolor cronico . Pero usted sabe también que algunos pacientes7padecientes nop conseguimos nuestro objetivos. Como medico usted utilizaba los analgesicos y demas tecnicas para poder ayudar a los pacientes refractarios?, es decir no pongo en duda que el cerebro tiene mucgho que decir es este aspecto pero recetaba tambien a pacientes que no conseguian ese objetivo o pensaba que era mejor un ayuda por un especialista en psicologia que podría enseñarle técnicas de control mental.

  6. aitor: los padecientes que veíamos los neurólogos generalmente ya eran refractarios a los tratamientos, habían probado de todo y muchos de ellos también habían visitado al psicólogo. Nunca les he negado fármacos si así lo solicitan pero siempre les hago ver que en el dolor crónico hay una dinámica adictiva de consumo de analgésicos peligrosa. Les pongo el ejemplo del tabaco “si quier le doy tabaco para quitar las ganas de fumar pero eso forma parte del problema…”

    Respecto a la labor potencial de los psicólogos creo que existe pero están instalados en una posición doctrinal que se limita a la ayuda a sobrellevar el dolor o reducir la angustia (catastrofización). En realidad mi trabajo en la consulta era psicológico (modificación de falsas creencias y conductas inadaptativas) pero proyectado a las memorias neuronales y a los contenidos que la cultura defiende y, en mi opinión, son perjudiciales.

    Saludos

  7. De principio se necesitaría tener (o intentar tener) una correcta mentalidad sobre el dolor, es algo completamente distinto e independiente al sufrimiento, el dolor existira, el sufrimiento (por dolor) es opcional.
    Si raspo mi piel hasta sangrarla, existira la señal de dolor, pero SUFRIR por pensar que se infectara, que ardera al limpiar, que se gangrenara, ahí radica la diferencía.

    Tal vez no lo tengo claro…
    Saludos.

  8. Oustivo: el dolor es lo que percibimos en la consciencia, esa cualidad sufriente que nos obliga a alejarnos del peligro si la causa es externa o a quedarnos bloqueados en procesos internos. A la hora de analizarno, separar sus componentes, distinguimos la parte sensorial, fría, su localización, intensidad y, por otro, la repercusión emocional que genera. Esta última siempre va asociada, tal como sugieres, a la relevancia que atribuimos al dolor. El aspecto sensorial y el emocional de la percepción de dolor se generan en áreas cerebrales distintas y, por hipnosis, se puede conseguir disociar la simple percatación sensorial (me duele aquí y ahora con esta cualidad pero no me importa, no me hace sufrir) del impacto emocional, de padecimiento (no duele mucho pero sufro). Por ejemplo, el área cerebral responsable del sufrimiento del dolor es la misma que se activa cuando nos sentimos rechazados socialmente…

    Saludos

  9. Hola. Solo quería decirle que estoy leyendo su libro, tengo migrañas desde hace mucho tiempo y me esta ayudando mucho porque se que usted tiene razón y creo o mas bien se que ese es un buen principio para acabar con esto. Es curioso porque nunca habia ido a ningún neurologo, aunque si es verdad que he tomado tratamientos, y justo ahora voy al neorologo me manda un tratamiento (el cual por cierto es muy fuerte y me encuntro mal) y encuentro su libro. Y no se que hacer. Si seguir con el tratamiento o dejarlo que serio lo mejor para mi ya que no me esta sentando ni bien. y seguir su consejo. Bueno y despues de todo este discurso que le he soltado, queria agradecerle por lo menos el hecho de que me haya hecho abrir los ojos, a veces lloro porque pienso en lo absurdo ya que todo esto lo podria evitar yo sola y no hago nada.
    Saludos.

  10. Estibaliz: te explicas perfectamente. Lo que vayas a hacer con el tratamiento es una decisión que debes tomar tú en base a tus convicciones. Mi opinión está bastante clara en el libro. La migraña no es una cuestión de una química cerebral alterada que hay que normalizar sino un estado de miedo neuronal injustificado que trata de proteger la cabeza activando programas defensivos (dolor, intolerancia digestiva y sensorial). Lo fundamental es proyectar tranquila y confiadamente la idea de normalidad y centrarse en las tareas previstas. Los llamados tratamientos preventivos, que se toman a diario para tratar de evitar la aparición del dolor no son muy eficaces y generan efectos secundarios. Probablemente si les descontamos el efecto placebo (sugestión) se quedarían en prácticamente nada.

    La migraña es un problema de aprendizaje. Si recurres a los fármacos estás enseñando, acostumbrando, a tu cerebro a depender de ellos, es decir, a tener más dolores.

    Gracias por tu testimonio y saludos

  11. QUE SEPAMOS TODOS QUE EL MIEDO, ÈL DOLOR, SON LOS FANTASMAS QUE MORAN EN NUESTRO CEREBRO E INTENTAN, EN TODO MOMENTO, TE SIENTAS MAL,. LO MEJOR ES IGNORARLOS, ABRIENDO LAS VENTANAS PARA QUE ENTRE LA LUZ Y ASÍ HACERLES HUIR DE ESTE ÓRGANO TAN COMPLICADO, COMO ES NUESTRO CEREBRO.

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