Las Neurociencias están ahí. La investigación sobre el modo cómo la red neuronal gestiona el organismo (una sociedad de individuos celulares) aporta modelos aplicables a todo tipo de actividades del individuo inserto en sociedad. El Arte, la Economía, la Robótica, la Sociología, la Espiritualidad… buscan referencias neuronales para entenderse y desarrollarse.
Hay Neuro-casitodo.
Falta, incomprensiblemente, la Neurociencia del organismo… sano, la optimización de su gestión.
Hay interés en trasvasar Neurociencia al estudio del organismo enfermo, especialmente cuando lo que enferma es la propia red neuronal (Alzheimer, Parkinson, Esclerosis múltiple…) pero seguimos sin apreciar la Neurociencia del organismo razonablemente sano y aparentemente enfermo.
Migraña, Fibromialgia, Síndrome de fatiga crónica… son entidades, etiquetas sindrómicas a las que no se les coge la medida de la perturbación original. Se les supone la condición de enfermedad, de origen desconocido, misterioso y se buscan, sin éxito, marcadores biológicos de enfermedad.
Disponemos de Neurociencia para ser aplicada al estudio de la Migraña y cambiar sus tópicos paradigmas de genes y desencadenantes. Disponemos de Neurociencia del aprendizaje, de la empatía, de la imitación, de la enculturización, de la percepción-acción, de las emociones, del sistema de recompensa, de las adicciones, del efecto nocebo-antinocebo, de la imaginación, de la toma de decisión, de la detección de error, de la memoria predictiva, de la memoria traumática, del miedo irracional, del desánimo somático. Esta Neurociencia podría aportar luz a la materia oscura de las “enfermedades misteriosas”… pero se buscan otras luces, unas deslumbrantes y omnipotentes luces, las luces de la localización del gen, del neurotransmisor, del área responsable y su modulación con moléculas y “estimulación” electromagnética o su eliminación del circuito con cirugía de precisión.
Puede que sean luces que van de farol… El descubrimiento permitirá… aportará…
La Neurociencia del organismo sano mal gestionado existe. Está ahí para construir un nuevo modelo de disfunción somática: la disfunción evaluativa. Urge su presentación en Sociedad, en las Sociedades profesionales, en las sociedades de padecientes y en la sociedad “no cualificada”, la de la mayoría silenciosamente sufriente.
Negar la Neurociencia del organismo sano mal gestionado permite el desarrollo incontrolado de todo tipo de síndromes emergentes, florecidos a la luz de la cultura y el mercado sin la protección de la Ciencia, de la Neurociencia.
La Ciencia de la Migraña si no contiene Neurociencia es Pseudociencia.
Si la Ciencia oficial de la Migraña sólo contiene “genes y generadores migrañosos”, moléculas inconvenientes y supuestos hábitos insaludables, desprecia la sustancia de la Neurociencia. Es Pseudociencia.
Puede que la arrogancia nos autorice a ver pseudociencia en otros e ignorarla en nosotros mismos.
Existe la Neurociencia del error, de su detección, de su disfunción.
Puede que la Neurología padezca las consecuencias del déficit en la detección de sus errores. Puede que no sepa o quiera ver que no se interesa por la Neurociencia.
La corrección de un error exige, primero, su detección.
En la Migraña, en la Fibromialgia, en el Síndrome de fatiga crónica, la red neuronal está tocada por la disfunción evaluativa. Quienes la padecen y quienes se esfuerzan por combatirlas puede que también estén afectados por dicha disfunción, sin saberlo… y/o lo que es más preocupante… sin quererlo saber.
“Un organismo sano, mal gestionado”. Me gusta la expresión.
En el proceso que llevó mi mejoría de la Fm, aparte de leer sus entradas, he leído mucho sobre el cerebro y neurociencia, algunas lecturas no me cuadraban con lo aprendido en el blog, pero, igual aprendí bastante y puedo decir que sigo leyendo todo lo que puedo, relacionado con el cerebro. He quedado sorprendida como el cerebro, si se lo permitimos, puede dejarnos casi inválidos.
Puedo decir que la pedagogía ha hecho mucho por mi, la otra parte ha sido la contrastación de lo aprendido con mis propias experiencias físicas, escrutarme , mirar como reaccionaba mi organismo ante determinadas situaciones y comprobar al final, que todo lo gestiona mi cerebro y que soy fuerte.
Hace poco miré uno de los foros a los que pertenecía y comprobé, con tristeza, que mis ex-compañeras están peor de salud, ahora usan mascarillas, tienen el SSQM en grado máximo y ni que decir la FM y el SFC, también severos.
Yo estaría así ahora, usando mascarilla, hace meses no soportaba los olores fuertes, mi marido se echaba el perfume prácticamente en la calle. Luego de las lecturas, comprobé que no iba a pasar nada. Y así me fui quitando muchas creencias, muchos miedos, calmando mi cerebro hipocondriaco. Observaba a veces, a gente de mi entorno, como tenían sintomas, producto a mi parecer, de un cerebro alarmado , para luego comprobarlo.
Hace poco le compartía a mi marido que me consideraba privilegiada, afortunada; porque soy una de las pocas personas a las que su mensaje llegó, su doctrina me convenció casi desde el principio. Que costó trabajo, por supuesto.
Trato de divulgarlo, pero las enfermas no captan el mensaje. Me frustra un poco y me digo que será que no era el momento, que ya les llegará.
Para mí, la fibromialgia ya no tiene nada de enfermedad misteriosa.
Saludos Dr Arturo.
Ani: gracias por tu valiosísimo testimonio. Comprendo tu frustración. La conozco muy bien. Algún día los colectivos de profesionales y padecientes deberán hacer un examen de conciencia sobre su papel y responsabilidad en la gestión de la información que generan. Es dramático lo que está sucediendo. Cuando he intentado aportar mis mensajes no he conseguido mas que rechazo, irritación y desprecio en la mayor parte de las ocasiones. Al final he optado por guardar silencio o hablar entre líneas con palabras muy sopesadas.
Saludos
Hola Arturo. Veo que has vuelto con fuerzas. Esta entrada no puede ir más en la línea de lo que he estado observando estos días de vacaciones. Hoy mismo, venía conduciendo con mi marido y en radio nacional se colaron unos virus informativos (algún que otro testimonio conocido) que amenazaban con migraña a todo el que oliera determinadas fragancias, comiera queso o durmiera a deshoras…. Este virus provoca estragos hasta en los que estamos vacunados. Mi cabreo ha sido monumental, quería apagar la radio pero mi marido dijo que no, que a ver qué se cocía por ahí… Bueno al final piensas: qué pena!!! la sociedad está condenada a escuchar estas sandeces por autoinvestidos profesionales del dolor y el resto perteneceremos a una secta y seremos los raros. Pues bendita rareza, pues ni yo ni mi marido ya sufrimos.
Un abrazo sureño.
LOURDES: así están las cosas… probablemente empeorando y sin ninguna pinta de que se invierta la dirección. La formación de los profesionales está en manos de lo que Farmaindustria promociona y autoriza. Quien no se monte en sus carriles no va a ninguna parte. Miles de “expertos” se reúnen en Congresos en los que se repiten los mismos mantras de la migraña y de otras etiquetas similares. Controlo, no sin esfuerzo, la literatura oficial y es penoso hacerlo pero, de acuerdo con tu marido, creo que debo hacerlo.
Gracias a vuestros testimonios se tienen fuerzas para seguir.
Un abrazo