Parece haber consenso en que las mujeres padecen más dolor que los hombres. Salvo para el dolor lumbar y la cefalea en racimos (una terrible forma de dolor de cabeza primario), la mujer tiene más probabilidad de sufrir sin aparente motivo, más allá de las etiquetas diagnósticas. Las mujeres tienen más migrañas, más dolor por disfunción témporomandibular, más neuralgia del trigémino, más fibromialgia… más dolor y más dolores, más intensos, prolongados e incapacitantes.
¿Qué cultura prefiere?
El dolor es una percepción que, en la mayoría de los casos, no viene acompañada de una causa nítida que lo explique. El profesional tiene ante sí unos datos facilitados por el padeciente (características del dolor: intensidad, cualidad, localización, contexto) y otros obtenidos de la exploración y con ellos debe construir una hipótesis sobre su origen y una estrategia sobre su resolución. Una vez descartadas por el profesional las causas obvias (infección, traumatismo, falta de oxígeno, quemadura, desgarro, es decir, necrosis consumada o inminente…) nos situamos en el universo de las causas inciertas, posibles, opinables, potencialmente erróneas… Estamos en el …