El cerebro es un campo de cultivo.
Todas las mentes están cultivadas.
Al nacer disponemos de un cerebro cultivado evolutivamente por las dinámicas de la variación, selección y replicación genética. Es un cultivo lento, exigente, implacable, de ensayo error. El genoma contiene la historia del proceso, la selección de las propuestas que han permitido sobrevivir. Hay un acervo ancestral de recursos moleculares, compartido por todos los seres vivos y otro que contiene las variaciones exclusivas de cada especie.
La genética de Homo sapiens (ma non troppo) contiene las claves de nuestra exclusiva estrategia para sobrevivir: la extraordinaria capacidad para acumular conocimiento a través del cultivo socializado de la mente, lo que llamamos cultura.
Naturaleza y aprendizaje. Nuestro natural es la dependencia de la cultura segregada por el grupo. La cultura es información social, biología. Las abejas socializan la gestión de la miel que su saliva segrega. Los humanos socializamos la gestión del conocimiento que cada cerebro segrega. Las colmenas son las ciudades de la miel. Las ciudades son las colmenas del conocimiento.
El cultivo del conocimiento está sujeto a dinámicas genéticamente determinadas; la observación-imitación, la escucha al instructor, la experiencia propia, la detección de error…
La plasticidad de los circuitos neuronales puede responder al tipo imitativo, gregario, obediente, con querencia a la sintonía con lo que se dice y se hace o a su contrario: el disidente, explorador, fuera del marco mayoritario.
La cultura, el cultivo mental, ha propiciado unos excelentes resultados respecto a la expectativa de supervivencia pero no así en la expectativa de bienestar.
El miedo a la falta de cobijo, sustento y amparo ha permitido sobrevivir pero ha impulsado la cultura de la salud incierta, el cultivo del cerebro en constante alerta respecto al organismo cuya seguridad debe gestionar. Apenas queda espacio para la irrelevancia en nocividad. Andamos, al parecer, fuera de múltiples rayas.
Sapiens (m.n.t.) renquea dolorido, desanimado y derrengado. Se siente enfermo.
– No es el organismo. Es el cerebro. Es demasiado culto en enfermedad.
Los neurólogos poseen las mentes más cultivadas en migraña. Algunos se dedican exclusivamente a hacerse con toda la información (ortodoxa) disponible. Consiguen estar al día de todo cuanto se dice en las revistas más exclusivas.
Los neurólogos dedicados a cultivarse en migraña arrojan las cifras más escandalosas de incidencia en migraña.
El cultivo de la migraña genera, lógicamente, migraña
Estoy de acuerdo, pero:
¿Como hacer por no preocuparnos tanto por lo que se dice, nos dicen o pensamos que… ?
-A mi modo de ver, con el paso del tiempo, este Homo sapiens (m.n.t) ha ido evolucionando:
Primero, desde una supervivencia vital, dónde el vivir dependía casi exclusivamente del buen cultivo de los instintos básicos (cerebro reptiliano); un cerebro adecuado a la acción del presente, del hacer y actuar con la máxima celeridad posible, todo se desenvuelve en un incierto y eterno presente. En la adaptación y en la identificación del miedo-peligro consiste nuestra supervivencia…
Luego hemos ido evolucionando y ganando seguridad con el Mesoencéfalo (sistema límbico), que nos ha permitido como mamiferos volvernos más sentimentales y deseosos, más cercanos, capaces de emocionarnos al recordar ya cosas de nuestro pasado, pues empezamos a tener más memoria…. pero aquí comienza la parte oscura del avance. Es cuando aparece el exceso de peso del pasado y con ello, las exageraciones emocionales y la neurosis.
Y por último, el telencéfalo, que con su capacidad para visionar y analizar nos llevará hacia una sociedad más compleja y organizada (La famosa cultura social y Pedagógica). Esa cultura que supuestamente nos enseñará a identificar los peligros reales y a vivir más racionalmente.
Una sociedad como la nuestra, excesivamemte racional o mejor dicho, “Irracional” (tal como nos vas demostrando día a día) se ha perdido por los bosques del pensamiento irracional autorizado y vive entre la trampa de la memoria del pasado y la esperanza del futuro.
Ya tenemos nuestra seguridad condicionada a una predicción irracional de un futuro que no existe.
A mi modo de ver, nos hemos olvidado demasiado del presente, de nuestro tiempo de superviviencia original de forma que no encontramos el “tempo” entre el pensar racional y el simple “Observar” de lo que pasa.
Mientras..vamos creando más miedo artificial, inofensivo, llamémoslo “virtual” en nuestro equivocado cerebro.
Y digo “Pensar Racional”, porque con tanta influencia de la cultura globalizada y del exceso de información (Internet)….Ardua tarea la de erradicar, tanta irracionalidad!!!
¿Seremos capaces de desautorizar… de saber leer entre líneas?
Saludos
Buenísima entrada. En cuanto al final, chapó!!!
Casi todos los neurólogos que he visitado me ponían como ejemplo el suyo propio con muy buena fe. “Yo tomo este nuevo medicamento y tal… pero tómalo antes de que sea demasiado tarde. A mí me viene bien empezar con un cafe cargado… y si no ya la famosa pastillita… En cuanto noto que al subir las escaleras me empieza…. me la tomo”. En fin, un sin fin de despropósitos, que nos hemos creido, y puesto en práctica. Cada vez que lo pienso… ¡qué barbaridad!!!.Un saludo Arturo.
Joaquinwct: suscribo tus reflexiones. La irracionalidad tiene una salida sencilla: el conocimiento racional basado en la Ciencia, no en la cultura (identidad grupal) o el mercado (adicción fóbica). Estamos en plena inflación de actividades sanitarias supuestamente preventivas. Una condición necesaria y muchas veces suficiente es ser consciente de los errores y corregirlos.
Saludos
LOURDES: es patética la incidencia de migraña en quienes tienen que protegernos de ella pero más patética resulta su indiferencia y desdén hacia la Neurociencia del dolor.
Saludos
Excelente artículo, muchas gracias.