Me salgo de mi terreno. Soy neurólogo (jubilado). He recetado fármacos y he explicado conceptos sobre neurobiología del dolor, pero mis manos no “verían” nada si las pusiera sobre la superficie de los pacientes y tratara de adivinar qué sucede en los planos profundos. En el principio de mi carrera profesional todo era química. Luego la química se vino bastante abajo y todo pasó a ser información.
A resultas de mi participación en el Congreso de la SETRADE (Sociedad Española de Traumatología y Deporte) y tras escuchar a un “reputado fisioterapeuta” sus entusiastas explicaciones sobre la mecánica y la posibilidad de introducir manualmente correcciones en una perturbada condición tisular decidí reconocer mi ignorancia e ir de excursión a Pubmed, un territorio altamente recomendable.
“Mecanotransducción”, “preestrés”, “tensegridad”, “matriz extracelular”, “nanotecnología”, “citoesqueleto”, “integrinas”, “morfogénesis”…
La vida aparece y se despliega en un universo mecánico, a todos sus niveles. No sólo hay mecánica en huesos, músculos y articulaciones. También la hay en órganos, células, núcleo, filamentos, microtúbulos, proteínas, membrana. Hay mecánica en la adhesión intercelular y a las membranas basales. Hay mecánica en todas las versiones tisulares de lo que entendemos como “la fascia”. Hay mecánica en la increíble arquitectura de la célula. Hay mecánica en el desarrollo embrionario, en la expresión genómica, en el paso de leucocitos a través de los poros capilares para luchar contra la infección. Hay mecánica en la vida y vida en la mecánica.
Algo había leído sobre “fascia”, impelido por las etiquetas (fascitis, dolor miofascial…). Algo capté de su complejidad y carácter biológico, vivo… pero me quedé a la puerta. Sucede con frecuencia, cuando perdemos la oportunidad de aprender de otros discursos.
La variación mecánica es sensada y convertida en variación química y esta variación química dispara cascadas moleculares que modifican sustancialmente microsistemas engarzados en otros microsistemas desde lo muy pequeño a lo grande, desde una simple proteína de membrana hasta el individuo.
Química, Mecánica, Información… Todo es todo. La vida contiene siempre moléculas, movimiento, campo gravitatorio, radiaciones, señalización (información).
Desconozco (y no me corresponde juzgar sobre ello) las posibilidades que ofrece este nuevo conocimiento sobre la biomecánica para aportar soluciones al mundo de la recuperación de lesiones o alivio del dolor. Me limito a dejar constancia de mi ignorancia atrevida (todas lo son) y del fascinante mundo de la gestión biológica del universal mecánico.
Puede que haya siempre algo más que mecánica pero siempre hay mecánica. Existe el imperativo moral de conocerla, admirarla y aplicarla con honestidad y respeto.
Agradezco a Raúl Martínez la ponencia que dio lugar a que comprendiera (a grandes rasgos) la importancia de la mecánica. Ahora sé un poco más y, sobre todo conozco mucho mejor mi ignorancia.
Recomiendo buscar en Pubmed a Donald E Ingber y leerlo…
Una vez adquirido el conocimiento se puede y debe gestionar su uso desde las coordenadas debidas de la ética y del rigor científico.
He estado intentado pegar alguna entrada estas semana en que ha salido a la luz el tema de la mecánica, pero no he encontrado un momento. Pero pienso que este dabate es crítico para los que nos interesa el dolor fisioterapeutas medicos y también pacientes. En el cuerpo como unidad biológica todo está integrado; ciertamente hay mecánica (estámos en el mundo de la materia) en compleja interacción con la química y los distintos sistema de información. El problema es que en el mundo del dolor no tratamos con cuerpos sino con personas que piensan, sienten y viven dentro de un contexto social y cultural determinado. Este es el primer problema de los ‘abordajes fasciales’. El segundo radica en la diferencia entre ciencia y cientifismo. Es ciencia ciertamente lo que puede ocurrir en el medio interno, incluida la mecánica, pero ya no lo es intentar justificar unos ‘posibles efectos’ de estos abordajes en la situación clínica del paciente. Mientras no se demuestre que los ‘supuestos efectos’ se relaciones con los ‘supuestos propuestos y mecanismos ‘ seguirá siendo cientifismo. Y, finalmente, el gran problema es que seguirán convenciendo a sus pacientesde que su dolor y la solución a su dolor están en su cuerpo. Mecanicismo y periferalismo ciego.
Rafael: para mí ha resultado apasionante descubrir la ciencia de la gestión de la mecánica en los seres vivos, tanto a nivel de sensorialidad como de aprovechamiento para extraer información del entorno. No hay mas que estudiar la mecanotransducción en la audición, por poner un ejemplo. Otra cosa, tal como señalas, es la de convertir todo este conocimiento en base científica para justificar aplicaciones manuales o de otro tipo. Esta cuestión prefiero que seáis los fisioterapeutas quienes la desarrolléis pues, aunque tengo mis ideas, me falta experiencia. Bienvenido sea el debate. Evidentemente, además de la mecánica está el individuo, sus sistemas de memoria, su enculturación, su narrativa, sus emociones, miedos, deseos, expectativas, Cualquier enfoque reduccionista quedará cojo.
Saludos
Gracias Arturo por la referencia de ayer. Las técnicas miofasciales son un buen instrumento si se sabe utilizar como medio dentro de un abordaje multimodal y no como fin. Tengo compañeros que todo lo “arreglan” con inducción miofascial…es un error. En el paciente con dolor crónico, el beneficio que puedes conseguir con estas técnicas es temporal si no trabajas la naturaleza multidimensional de la experiencia dolorosa. Yo aplico estas técnicas con frecuencia, pero después de entender el contexto del dolor, explicar y educar en neurobiologia y dejarle claro al paciente su responsabilidad y manejo activo en el proceso. Coincido con vosotros en que enfocar el tratamiento desde una sola vía es generar una dependencia “adictiva” de nuestras manos y aumentar la creencia errónea en el paciente de que el dolor esta en los tejidos.
fisiograná: comparto plenamente tu reflexión. La aplicación de técnicas manuales correctivas (ortosomáticas) sin enmarcarlas dentro de una evaluación sensibilizante de vulnerabilidad-dependencia creo que pueden generar alivio a corto plazo y empeoramiento a medio y largo.
Saludos
Buenos días a todos,
Rafael propone que el problema de los “abordajes miofasciales” radica en un “mecanicismo y periferalismo ciego”. No lo creo así, sobre todo en lo referente a la palabra “ciego”.
El 80% de mi trabajo como fisioterapeuta actualmente está relacionado con esas “fascinadoras fascias” de las que habla Arturo. Eso no excluye de mi visión ni de mi práctica clínica otros planteamientos igual de apasionantes y necesarios. El secreto está en el equilibrio.
He entendido que en este blog se habla especialmente del dolor sin daño tisular/celular. Pero en nuestro trabajo nos encontramos muchos casos en los que hay dolor… y también daño tisular, ya sea real o posible. En estos casos, el equilibrio de la balanza se decanta (según mi opinión) más por el planteamiento mecanicista/periferalista, claro, sin dejar de lado las propuestas de este blog. Cuando abordamos patologías crónicas/sin daño tisular real/o poco probable, la balanza se inclina más al lado centralista y educacional. La periferia importa. El cerebro también. Ni más ni menos. Diferentes.
Yo trabajo casi siempre con daño real. Cuando no ocurre así, suelo derivar a otro compañero más “puesto” en pedagogía y en trabajo propioceptivo y corporal. Y duermo muy tranquilo soñando con mis tejidos conectivos, porque sé que mientras tanto otros compañeros, como Arturo, están ocupándose de los cerebros, de la pedagogía, y Rafael o el amigo Elicio estudian la biología del dolor, desde planteamientos diferentes, y mi querido Andrea revuelve entre hojas de bibliografía sobre receptores nerviosos… Mañana o cuanto antes, me enteraré de las novedades que se traen entre manos e intentaré integrarlas en mi trabajo…
No seamos herméticos, todo lo contrario: disfrutemos de la variedad de planteamientos, casi todos tan correctos, y todos tan mejorables, a los que tenemos acceso hoy en día. Y alegrémonos de que muchos de ellos están presentes aquí mismo, en España.
Un saludo……..Miguel
Integrar… ¿por qué no estudiaría yo mejor aquellas matemáticas?
Miguel: aprecio en tu comentario voluntad de integrar aunque luego pareces más dado a derivar los pacientes a otros compañeros (es broma). Todos corremos riesgos de sesgar la realidad desde nuestras convicciones y debemos esforzarnos en controlar esos sesgos y mantener un saludable talante de escepticismo en lo que hacemos, esperando tiempos mejores. Entiendo a los que valoran lo miofascial y aplican terapias ad hoc así como entiendo cualquier terapia que procure alivio pero, en mi opinión, el componente evaluativo cerebral, la cultura del dolor, está siempre ahí con sus expectativas y creencias. Aunque se reconozca su papel no siempre profundizamos en su entraña neuronal. Creo que es perfectamente factible la integración bidireccional de lo periférico y lo central, de lo micro y lo macro, de lo real y lo virtual, de los tejidos y su representación cerebral. La tarea no es fácil y no deja de contener alguna incorrección respecto a lo políticamente correcto pero merece la pena.
Saludos
A eso me refería, Arturo, si tratamos seres que han logrado INTEGRAR lo periférico y lo central, lo micro y lo macro, lo real y lo virtual, los tejidos y las representaciones cerebrales… nosotros tenemos que intentar hacer lo mismo durante el proceso, en mayor o en menor medida, alcanzando una visión lo más amplia posible de ese ser que acude a nosotros.
Yo también creo que merece la pena.
Integrar, derivar… al final creo que es lo mismo pero al revés ¿no…? ¡Benditas matemáticas!
Yo respeto todas las aproximaciones terapeutas y, por supuesto, a todos aquellos que intentan aliviar el sufrimiento de sus ‘padecientes’ (según gusta decir a Arturo). Ciertamente si hay daño periférico debe atenderse con las mejores herramientas que tengamos (si posible basadas en la evidencia disponible).
Pero el tema que me preocupa es que volvamos a dualismo cuerpo (daño tisular) – mente (dolor crónico)
En el abordaje del paciente con dolor agudo y daño tisular es crítico evaluar cogniciones, conductas y demas factores (incluido contexto y entorno) que pueden modificar de forma significativa la experiencia de dolor y su evolución.
Con todo estamos obligados a replantearnos el por qué funcionan ciertas técnicas y no aceptar la supuesta base teórica que algunos cuentan
Rafael: totalmente de acuerdo. El hecho de que yo trate en el blog exclusivamente el dolor sin daño relevante asociado, no quiere decir que en el dolor con daño tisular relevante no tengan importancia los mismos factores cerebrales. La memoria del dolor (y la de la analgesia) interviene siempre en toda nueva incidencia.
Bases teóricas para justificar terapias existen siempre. Hay datos moleculares, celulares, tisulares, sistémicos suficientes para escoger lo que convenga y olvidar lo que desacredita la terapia.
Buenas noches
He estado leyendo la entrada , y es la primera vez que público en su blog. Antes de nada decirle que es un honor y que disfruto mucho leyéndolo.
En cuanto a lo hablado con anterioridad me gustaría contar mi experiencia. En mi opinión el problema reside en la falta de difusión, quizás por novedad , de los conocimientos en neurociencia.
Personalmente he tenido el gusto de conocer a Rafael Torres y a la SEFID , cambiando totalmente mi enfoque sobre los tratamientos desde hace un año hacia aquí , cuando empecé también a leerle a usted.
Me he sentido identificado con la frase “tengo amigos que todo lo arreglan con fascia”… yo fui uno de ellos… ^^
Y a eso me refiero,yo salí hace poco de la carrera , pero creo que la mayoría de los fisioterapeutas , si pudieran acceder a todo este conocimiento cambiarían su enfoque. Por supuesto que sigo solucionando problemas estructurales con daño relevante, pero la capacidad de entender a “esos pacientes complicados que siempre vuelven con lo mismo” , o el darles la llave a través de la pedagogía del dolor a un paciente de que no vuelva nunca a tu consulta me parece algo extraordinario.
Por otro lado si que es difícil explicárselo a veces a la gente , la dosificación de la información es algo complicado… pero el hecho de saber que parte de lo que haces , con miofascial , maitland , tecar , etc etc etc etc etc etc es modificar patrones cerebrales , espectativas, conductas etc etc etc etc a mí , por lo menos , me hace sentirme más honesto conmigo mismo y con mi trabajo , no sé , estoy más agusto al saber más sobre lo que estoy provocando en el paciente , aunque ello signifique que mi querida fascia no lo cure todo… ^^
En fin un saludo y muchas gracias por toda la información que presta en su blog.
fisioacosta: me complace saber que el blog te ayuda a encontrar una salida a los complejos problemas del dolor. Te animo a que perseveres en este camino. Te hará sentirte bien contigo mismo y se irán abriendo cada vez más horizontes de nuevo conocimiento. Hace falta valor, generosidad y honestidad pero tengo la impresión de que las tienes.
Saludos
Muchas gracias por su comentario.
Un saludo.