
La toxina botulínica A (botox) se venía utilizando en cosmética (arrugas), corrección de estrabismos y distonías musculares (“espasmos”, para entendernos). Allá donde había un músculo excesivamente contraído se aplicaba la toxina, un veneno bacteriano que inhibe la liberación de acetilcolina (el mensajero) entre nervio y músculo. De este modo una inoportuna contracción muscular responsable de una arruga, una asimetría en la acción de músculos oculares o un espasmo, podía neutralizarse controladamente con una molécula anticontracción muscular.
Algunas ciudadanas con arrugas tratadas con la toxina para fines cosméticos comentaron que tenían menos migrañas y ello dio paso a su utilización en casos desesperados en los que los tratamientos habituales no aportaban nada. Había una cierta lógica en la utilización para la llamada cefalea tensional, supuestamente generada por una tensión muscular sostenida, pero no se disponía de ninguna base fisiopatológica para utilizarla en la migraña, un proceso supuestamente vascular o neurovascular. Puede que el único argumento fuera el de probar lo que fuera con tal de dar con un alivio y puede ,también, que la Industria farmacéutica apoyara generosamente el intento.
Los estudios de eficacia no fueron concluyentes. Más bien lo contrario. Si había algún efecto era más bien modesto y, puede que discutible.
A veces es cuestión de constancia. Los neurólogos, aun sin contar con la aprobación oficial, siguieron utilizándola hasta que una revisión financiada por el Laboratorio fabricante del producto mostró una mejoría estadísticamente significativa (aunque modesta) en la migraña crónica severa (más 14 días al mes con migraña). Sorprendentemente la toxina no era eficaz en migrañas menos frecuentes.
En Octubre del 2010 la FDA dió el visto bueno para su utilización en migraña crónica refractaria a otros tratamientos. Unos mese antes se había aprobado en el Reino Unido.
Como sucede con otros tratamientos aplicados a procesos misteriosos también es un misterio el mecanismo que explica la mejoría. La toxina actúa en el músculo, localmente, allá donde se aplica, pero parece que su efecto se produce de forma más extensa. Puede que las neuronas recapten el fármaco y lo conduzcan hasta los circuitos centrales. Puede… Ya hay estudios en ratones que parecen probar que así es. Si así fuera ello plantea algo realmente interesante: el papel de la acetilcolina en la migraña. No sé nada al respecto. Nadie la ha citado en las hipótesis.
Los tratamientos con el botox son caros. Eso está bien demostrado. Se conocen bien los mecanismos. Si contemplamos además la relación costo (alto) frente a beneficio (modesto) el precio se agiganta.
No tengo ninguna experiencia con el botox. Me muevo por otros derroteros. Algunos aguafiestas ya han hecho sus pesquisas y han comprobado que los consumidores de botox confesaban ir mejor… pero el estudio contabilizaba durante la referida mejoría mayor consumo de analgésicos, días de baja y asistencia a Urgencias. Estoy contento pero voy peor… Lo subjetivo frente a lo objetivo…
http://www.amcp.org/data/jmcp/JMCP_June08Web_442-450.pdf
Pinchar músculos se ha convertido en una bicoca. Punciones secas, infiltraciones, acupuntura, toxina botulínica. Aristóteles sostenía, sin razón, que la mente residía en el corazón. Al fin y al cabo es un músculo… Puede que las neuronas pinten poco. Todo se cuece en la musculatura, en la acción.
¿Cerebro, dice?
Más toxina… Haga algo…
Noticia sobre el botox y las migrañas en el diario El Correo, hoy mismo.
http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20110525/sociedad/inyecciones-botox-contra-migrana-20110525.html
hoy mismo en el periódico El Correo, aparece el siguiente artículo referente al botox y las migrañas. Muy al hilo de su post. Un saludo
http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20110525/sociedad/inyecciones-botox-contra-migrana-20110525.html
manderley: lo he visto… y me ha sugerido el tema del post. Gracias