>Imagina…
> Imagina un cuerpo sin dolor, ligero, articulado, flexible, confiado. No es difícil. Basta con saber que, probablemente, no hay ningún motivo que justifique el encendido de las alarmas, la penalización, los corsés musculares. Imagina un cerebro gelatinoso en el que millones de neuronas se conectan a través de hilos de consistencia casi líquida por los que fluyen diminutas señales eléctricas. Sólo hay mensajes, información, memoria, incertidumbre, sueños. No hay moléculas buenas y malas, déficits y excesos. Sólo temores, deseos, aprendizaje, programas, cultura, circuitos, historia del futuro, presente recordado (Edelman). Imagina ese cerebro en una fortaleza robusta, innacesible, protegida, con …