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El padeciente acude a consultar sobre origen y remedio de su sufrimiento.
El único que conoce el dolor es quien lo sufre. El médico debe escuchar y respetar el relato del único testigo de los hechos.
Además de interesarme por los parámetros del dolor: su localización, carácter, frecuencia, intensidad, persistencia, posible dependencia de contextos y desencadenantes y modo de afrontamiento (calmantes, suspensión de actividad) necesito saber las reflexiones a que da lugar: su origen y porvenir, su relevancia.
Una vez me hago una idea de lo que sufre el padeciente y despejadas las dudas sobre posible daño en la zona dolorida inicio el proceso de explicar el sentido y propósito del dolor.
Muchos padecientes escuchan con atención. Al fin y al cabo han venido a eso, “a consultar”.
A otros se les ve pronto que no están a lo que están. Siguen en el relato de lo ya relatado.
– No está escuchando…
– Sí doctor…
– Acaba de hacerme una pregunta. Intentaba responderla pero me ha interrumpido para decirme algo que ya me había dicho… ¿Cuál era la pregunta y qué le estaba contestando?
– No me acuerdo… Mi memoria me falla… No consigo concentrarme…
– Su memoria le pierde… No le deja atender… Le recuerda constantemente su sufrimiento… Un poco de olvido le vendría bien.
La “falta de concentración” es, en realidad, lo contrario: un exceso, un monopolio, un uso exclusivo de recursos de atención hacia el relato inacabable de lo sufrido.
El padeciente está atrapado en el monólogo de su cerebro. Rumia obsesivamente la papilla de la queja. Está fuera de la consulta…
– Debiera interesarse por asimilar lo que trato de explicarle. Usted conoce el dolor pero no sabe nada sobre su origen, su significado, su posible solución, el modo de afrontarlo… Está profundamente equivocada y es importante que sea consciente de ello.
Un error fundamental del padeciente es el de creer que el que mejor conoce el origen del dolor es quien lo sufre.
El padeciente es, ciertamente, el único y mejor conocedor de lo que sufre, pero, probablemente es el más equivocado a la hora de interpretar su origen, lo que sucede allí donde duele. Reconocerlo es importante.
Cuando se consigue un germen de comprensión de lo que se expone, algunos padecientes dan por finalizado el proceso.
– Entiendo pero ¿cómo hago para decirle a mi cerebro que no me duele?
– Lo ha malentendido. Olvídese de las soluciones y escuche…
– No, si ya le he entendido pero YO…
Conseguir que la consulta sea una consulta no es fácil. El padeciente está instruido en el patrón de la consulta-tienda:
– ¿Qué desea?
– Déme algo para el dolor. Algo más fuerte que lo que me dio la otra vez.
– Nos han llegado estas pastillas nuevas. Son algo caras pero son muy buenas…
El consultado tampoco hace ascos, por lo que parece, al rol de tendero.
Podríamos situar las consultas del dolor en el mercado, junto a los puestos de verduras, pescado, carnes…
– Póngame algo para el dolor de cabeza…
Realmente eso ya sucede en las farmacias y parafarmacias. No queda claro cuál es el papel del médico.
¿Consulte a su médico? ¿Para qué? ¿Para que le recete? ¿Para que le explique? ¿Va a escucharle?
– Escuche…
>Los pacientes buscan al medico-tendero pero…los medicos estan comodamente instalados en su papel de tenderos!!!Asi que tambien hay un problema de formacion de los medicos (y en atencion primaria un problema grave de poco tiempo para escuchar y hablar con el paciente)
>yo creo que el problema no es del médico en sí, sino de la formación que reciben en algunos terrenos como el dolor, en otras patologías la formación yo creo que es buena porque todos los dias estoy con profesionales médicos que me sorprenden de lo inteligentes que son y de la cantidad de conocimientos que tienen. Una vez que se han formado, cuesta asumir que la cosas puedan se algo diferentes de lo que te han enseñado durante 6 años de formación…yo soy psicóloga y claro que choko con ideas que no tienen que ver nada con lo que yo sabía o aplicaba…intento integrar y el problema básico es ese…hay profesionales que no integran conocimientos y que se fían de los estudios de 1000 pacientes que pueden correlacionar dolor de cabeza con comer natillas.un saludito
>y luego hay profesionles en TODOS los terrenos que no se reciclan y siguen creyendo que todos es causa y efecto, no existe lo simple…un saludo
>Anonimo: evidenteente, en este tema del dolor, el problema viene ya de la Facultad, o incluso antes. No se ha actualizado la neurosifiología. Se siguen explicando conceptos que, a la luz de lo que conocemos desde la Neurociencia, son falsos.Además está la falta de tiempo, pero si tuvieran tiempo, seguirían aplicando los mismos conceptos erróneos.Saludos
>Elsa: estoy de acuerdo con tu reflexión… en parte. No hay nada más gratificante que el proceso de ir descubriendo que estás equivocado en algo, especialmente si ello te abre el horizonte mental para comprender la realidad clínica desde una perspectiva más dinámica.Quizás haya bastante también de lo segundo: no todos los profesionales actualizan el conocimiento. En cuestiones de neuronas, además, domina el modelo genes-moléculas por parte física y estres-depresión por la psíquica. Cada una por su lado. El tema del dolor crónico es una patata caliente que pasa de unos a otros y acaba definitivamente en manos del propio padeciente.Saludos