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>Excesos y defectos inflamatorios y antinflamatorios

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Siempre que se produce un episodio de muerte celular violenta (necrosis) se activa la inflamación, una respuesta de emergencia cuyo objetivo es minimizar la destrucción de tejido. Esta respuesta defensiva es necesaria pero también peligrosa. El encendido debe ser inmediato y suficiente pero debe desactivarse tan pronto como sea posible. La evolución ha seleccionado con el mismo mimo el encendido y el apagado.


La inflamación, a pesar de su papel central en la supervivencia, tiene mala prensa y tanto el individuo como el profesional prefieren combatirla.


En mi modesta opinión:


Se abusa de dar por sentado que cuando algo duele está inflamado. Ello ocasiona un consumo injustificado de antinflamatorios. En el dolor crónico generalmente no existe el más mínimo indicio de inflamación.


Las lesiones necróticas agudas se acompañan, afortunadamente, de inflamación-antinflamación. Es previsible que el organismo sepa dosificar los ímpetus inflamatorios y que la situación se normalice pronto y sin destrozos añadidos por la acción defensiva.


El profesional parece no fiarse de la capacidad de contención del sistema y prefiere rebajar la respuesta, aplicando hielos, presiones y fármacos en todos los casos. No veo cómo se puede prejuzgar la acción inflamatoria de cada lesión ni comprendo los argumentos utilizados para justificar la terapia antinflamatoria indiscriminada. Parece como si toda inflamación fuera excesiva, mientras no se demuestre lo contrario…


El proceso de apagado de la respuesta inflamatoria está influido por la evaluación central: fin de alerta, se puede reutilizar la zona o: dudas sobre reparación, manténgase activo el dispositivo neuronal (alerta nociceptiva).


La acción defensiva inflamatoria está protegida por una programación motora que limita el movimiento de la zona mientras se repara. Es importante retomar la actividad normal cuando los tejidos recuperan una condición aceptable de resistencia. Esa normalización no se produce si no se recupera la confianza en una buena reparación.


Aun cuando la lesión esté bien reparada puede persistir un vicio funcional que debe ser corregido.


La labor del terapeuta consiste en minimizar las consecuencias de la lesión, estructurales y funcionales. Ello obliga a ocuparse tanto de la estructura y dinámica de la zona como de la manera en que ha sido evaluada cerebralmente (expectativas y creencias).


En muchos casos se potencia informativamente una idea de zona vulnerable, mal curada, manteniéndose así una alerta innecesaria que cronifica no sólo el dolor sino también un programa motor protector de baja calidad que acabará dañando la estructura.


Este blog pretende alertar sobre los peligros de la disfunción evaluativa (vulnerabilidad alarmista) y pone el acento sobre ellos. Ello no quiere decir que no existan componentes estructurales y dinámicos añadidos. Todos deben evaluarse y atenderse.


Es urgente la integración de conocimientos y ópticas de todos para evitar el problema del elefante y los ciegos…









Este blog es solo la punta del iceberg, se puede hacer mucho más.


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    4 comentarios en «>Excesos y defectos inflamatorios y antinflamatorios»

    1. >No es me es fácil entenderte puesto que yo soy de números (economía), pero entiendo que quieres decir que es bueno que por ejemplo una inflamación salga y no se le administre enseguida medicación, dejarla que fluya hasta ver que dirección toma… bueno, tal vez nada que ver con lo que tú dices, pero bueno intento comprender.Saludos

    2. >Implícitamente estás hablando también de los miedos y necesidades del profesional o terapeuta. Una vez me partí un brazo, y pretendían tupirme a analgésicos. Yo le dije al médico que tampoco me dolia tanto, y el me recomendó que me los tomara porque lo pasaría mal. Pues la verdad, te aseguro que fudamentalmente mal por la escoyola que no me dejaba hacer nada, de resto muy llevadero sin medicina, me imagino que con, hasta un cachodeo. Y esto lo sé ahora, porque si me los hubiera tomado creeria que grácias a los analgésicos pude vivir aquello sin enloquecer de dolor.En psiquiatria multiplica el problema por mil….

    3. >calma: las funciones internas (inflamación, digestión, actividad cardíaca, respiración, metabolismo…) están reguladas con gran precisión. Cuando hacemos un esfuerzo físico no tomamos fármacos para controlar la refuencia cardíaca. Esperamos que el sistema nervioso nos marque la frecuencia de pulso, presión arterial… adecuadas. La inflamación está regulada por mecanismos inmunes y neuronales para garantizar una reparación con el mínimo de efectos colaterales.Sólo en los casos en los que la respuesta inflamatoria es excesiva o innecesaria (alergia…) estaría justificado tratar de contenerla. Probablemente en la mayoría de los casos el organismo regula perfectamente el proceso pero los pacientes quieren librarse de las molestias y solicitan que se elimine la hinchazón y el dolor con antinflamatorios. Es comprensible pero, desde el punto de vista biológico no parece adecuado (es mi opinión).Saludos

    4. >Jesús: hace unos años me pusieron unos implantes en una intervención prolongada en la que el odontólogo dañó a conciencia encías y lecho óseo. "Tómate un antinflamatorio, pues te va a doler y se va a hinchar", me dijo. Eso espero, le contesté. Efectivamente se hinchó y dolía pero era llevadero. En un par de días desapareció el dolor y la hinchazón. En esos días me dedicaba a hablar, cantar… porque sabía que era inofensivo. Si uno estudia la biología de la inflamación cambia de opinión sobre los antinflamatorios.Efectivamente hay un factor de miedo y prevención de los terapeutas, comprensible, pero de difícil justificación biológica.Saludos

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