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>El derecho a ser creído

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El conflicto entre lo que dice el paciente y comprueba el médico, entre el “me duele todo” y “es todo normal” es irresoluble. Es un conflicto entre credos. El paciente cree que su dolor existe y el médico no. 


El médico se equivoca. Si el paciente dice que duele, duele. Si asegura que duele todo, incluidas las uñas y el pelo, es que, realmente es así. 


“Me aburro”, “tengo frío”, “me canso”, “tengo hambre”, “me mareo”, o “me duele” son expresiones que no necesitan, deben ni pueden ser comprobadas. Pertenecen al ámbito privado de la conciencia, a lo que cada uno de nosotros percibe para sí mismo. 


La conciencia es como una pantalla de televisión privada, exclusiva de uno mismo. Los demás tienen cada uno su propio canal, incluido el médico. Cuando  el paciente relata los síntomas está contando lo que ha visto en la pantalla. Si todos los días sale una escena en la que hay un pobre tipo al que le dan martillazos en la parte izquierda de la cabeza es que realmente era así. Nadie tiene argumentos ni derecho a dudar del relato salvo, claro, que piense que se lo inventa. Es decir, que el paciente miente para conseguir o resolver algo o que de puro imaginar el dolor consigue que aparezca.


Cuanto más dramática sea la situación, el dolor más intenso, extenso, continuado y antiguo, habrá una mayor probabilidad de que no sea creído. La normalidad de las pruebas apoyará la sospecha del médico de que no hay quien se crea tanto dolor. 


Para el paciente es todo lo contrario: a mayor sufrimiento más convicción de enfermedad. 


El canal YO es monotemático. Proyecta programas sobre organismo, el de uno mismo. Hay reportajes, películas, documentales y retransmisiones en directo.  


La teleconciencia tiene dos características interesantes:


1) No aclara si lo proyectado corresponde a ficción, grabaciones de sucesos antiguos o retransmisiones en directo. Si sale una casa ardiendo no sabremos si hay un incendio, es la grabación de un fuego antiguo o una recreación, con truco, de un incendio inexistente. No podemos sacar conclusiones fiables. Lo único que podemos y debemos saber, pero nadie nos lo aclara, es que lo que vemos es una composición variable de hechos actuales, antiguos, o, simplemente, imaginados. 


2) No hay mando a distancia


La labor del médico consiste en aclarar si se trata de un hecho actual, un documental o un programa imaginario. En ningún caso debe cuestionar el contenido de lo que usted ve pero sí debe precisar su significado. 


Hay una tercera peculiaridad en la teleconciencia: es interactiva. El programa puede variar sus contenidos en función del impacto sobre el televidente pero esta es una cuestión que la dejamos para mañana… 


Este blog es solo la punta del iceberg, se puede hacer mucho más.


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    5 comentarios en «>El derecho a ser creído»

    1. >Salvo que exista simulación por un interés crematistico, el dolor, existir, existe otra cosa es, cual es su naturaleza y función.Me parece que es una cuestión que tiene mucho que ver con la responsabilidad, en el sentido de que el paciente es el responsable de lo que haga con la información que se le da y con el dolor. Hay personas que siguen haciendo su vida con el dolor, el brazo partido, el colon irritable o con una parálisis y hay persona que convierten en el centro de todo al dolor. Es un tema tan central que creo tiene presencia casi desde la cuna. El otro día caminaba con mi hijo (unos ocho años) y se hizo una roce con un pedruzco (poca cosa). Entonces empezó a caminar renqueando y le digo que de esa forma llegariamos dos días después. Entonces el niño me dice que le duele y yo le contesto que si me pongo a fijarme yo tengo en ese mismo momento tres o cuatro dolores distintos (entre ellos el fijo de la rodilla….una caida de la moto), y que hay muchos que van y vienen debido en la mayoria de los casos a que uno está vivo, simplemente, y que se trata de no hacerle mucho caso, de no fijarse. El crio se pone a caminar normal, mientras hablamos y al rato el dolor era historia, mas que nada, porque ya no hablaba de él.Creo que tiene mucho que ver la educación, y como el entorno nos enseña a gestionar lo que nos pasa, a reconocernos y a darle importancia a según que cosas.Un saludo.

    2. >Esta claro que la atención amplifica el dolor, pero yo quiero quedarme con una frase de Arturo:"son expresiones que no necesitan, deben ni pueden ser comprobadas. Pertenecen al ámbito privado de la conciencia, a lo que cada uno de nosotros percibe para sí mismo". Para decir que hay que prestar mas atención a la experiencia individual no sólo para considerarla genuina sino para tomarla como lo que es:Una experiencia subjetiva que no necesita demostración, es axiomática.Asi es con casi cualquier contenido mental: siempre es verdad, la mania por cuantificarlo todo y de-mostralo ha penetrado tanto la mentalidad medica que hemos olvidado que el dolor no está hecho para de-mostrar-se sino quiza solo para mostra-se.

    3. >Jesús: el dolor siempre es algo que contiene integrados varios componentes: sensoriales, afectivos, interpretativos y de contexto. Otro componente importante, que tú señalas es la referencia del tutor. El niño se queja cuando se ha hecho daño y espera a que el tutor le señale un poco lo que tiene que hacer. La crianza tiene mucho de dar ejemplo, marcar el camino y eso se refleja tanto en el plano motor, emocional y cognitivo como en el perceptivo.

    4. >Paco: nada que añadir a tu comentario con el que estoy completamente de acuerdo. Agradezco el subrayado. Es una satisfacción esta coincidencia en el tiempo, espacio y concepto entre un neurólogo un psicólogo y un psiquiatra (orden alfabético). La psiconeuropsiquiatría es posible…

    5. >Por supuesto Paco, por supuesto. Y luego cada uno con eso hace lo que quiere o lo que puede. En general se debería de respetar la vivencia personal. Como señala Arturo, no se trata de negar la experiencia del paciente, se trata de tomar conciencia de que esa experiencia es multifacética y multicausal.Arturo, no solo es posible, sino que creo que es necesaria.Un placer.

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